Un sistema político en el cual cada una de las decisiones tenga que ser refrendada por una Asamblea es, en la práctica, inviable. Así lo dicen los expertos. Así lo dice la realidad. Igualmente se podría asegurar que un sistema político que todo lo consulte, inmoviliza. En ese sentido la búsqueda de la aprobación o del consenso inmoviliza. Lo he visto en el Acuerdo Nacional y en el Consejo Nacional del Trabajo, en los cuáles buenas sugerencias se convierten en inviables a partir de la búsqueda del consenso. Anthony Downs, experto politólogo, amplia este concepto en su obra La teoría económica de la democracia, donde señala que el sistema parlamentario se ha convertido en un gran mercado en el que los votos se han convertido en mercancía y los partidos en marcas que se publicitan con campañas vacías durante las elecciones. Claro, por aquí hablamos, y con razón, de lobbistas, cabilderos, entusiastas defensores de causas interesadas, etcétera. De allí el desprestigio del Congreso y, como me decía un diplomático el día de hoy, seguir al Congreso peruano es una verdadera pérdida de tiempo por lo irrelevante y la mediocridad de su discusión.El artículo que enlazo en este post es muy interesante porque tiene que ver en cómo la propia sociedad civil, cuando protesta, utiliza los mecanismos que critica. Del dicho al hecho se diría. Lo cierto es que cada vez se comprueba que, si queremos resultados, se requiere de líderes:La difícil democracia sin líderes (El País)Fuente: Mate Pastor