Martha Chávez otra vez nos dio una clase de "cordura" y "buena educación"

¿Por qué razón el PERU merece este tipo de papelones?

Lo sucedido hoy en el Congreso no tiene nombre. En presencia de todos los presidentes visitantes, la señora MARTHA CHAVEZ y la señora LUZ SALGADO, se pusieron a despotricar y a injuriar al Estado peruano, al faltarle el respeto a la máxima autoridad del paìs, que estaba asumiendo en esos momentos el cargo. Sin considerar que el pueblo no las ha elegido para que mancillen la dignidad nacional. Es increible, que personas con este tipo de comportamiento y descontrol puedan ser congresistas. Y van a cobrar sus jugosos emolumentos este mes, sólo por protagonizar un papelón en el Congreso. Realmente la señora MARTHA CHAVEZ denigra a su alma mater, la PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATOLICA, que siempre ha sido una escuela de tolerancia y cultura humanista; asimismo, este tipo de conductas demuestra que la señora MARTHA CHAVEZ no ama a nuestro país, porque no le importó en lo más mínimo, que era un momento trascendental para el estado y que estaba siendo seguido por la prensa mundial. O tal vez esa era su intención: el protagonizar un terrorismo blanco, con sus poses histriónicas tragicómicas y lamentables. Y lo más grave es que goza de inmunidad parlamentaria.

Seguramente no faltarán quienes la justifiquen aduciendo que las palabras del presidente Ollanta Humala la provocaron. Pero ello no es así, porque en el juego democrático, cada quien es libre de juramentar por una opción religiosa, de valores, de política o de creencias que sean aceptables y vàlidos democráticamente. Así por ejemplo, ha habido quienes juramentaron por Dios, otros que lo hicieron por el pueblo, otros han jurado por lo que representan JOSE MARIA ARGUEDAS, HAYA DE LA TORRE o por el mismo FUJIMORI, como lo han hecho; y en tal sentido, nada malo tiene, que alguien, juramente por los valores de una Constitución que fue legitimamente establecida, como la de 1979, muchos de cuyos principios han sido recogidos o han servido de base a la actual Constitución de 1993.