La seducción no es algo exclusivo del amor, de hecho, incluso en la publicidad cuando se quiere vender un objeto determinado se necesita seducir al espectador para que compre ese objeto. Del mismo modo, la seducción también existe en el ámbito profesional cuando admiras a alguien o incluso, también se produce en el plano de la amistad.
Evidentemente, no hay seducción en cualquier tipo de amistad. La sientes ante alguien que te atrae por su carisma, alguien con quien te sientes realmente bien y a quien te gustaría conocer más. La belleza física es un estímulo en todos los sentidos, de hecho, los expertos en comunicación no verbal explican que incluso, la apariencia física transmite determinada imagen de uno mismo.
Sin embargo, tal vez, no existe nada tan tentador como las palabras, especialmente, para aquel tipo de personas que tienen una memoria auditiva muy desarrollada. Es decir, personas que procesan la mayor parte de la información a través del sentido del oído.
La seducción a través del lenguaje también se muestra en el discurso propio de la retórica. Jugar con el abecedario es más divertido de lo que parece a simple vista, más agradable y más constructivo. Sin embargo, no caigas en el error de ser un eterno seductor a través del piropo o el halago vacío. Aprende a decir a aquellos que te rodean lo bueno que ves en ellos, aprende a ser natural.
Existe una frase sencilla, directa, que hace sentir muy bien a quien la dice de corazón y también a quien la escucha: “Me alegro de haberte conocido”. Te animo a que hagas ese regalo a algún amigo, a algún compañero de trabajo a quien quiera que esté empezando a formar parte de tu mundo y te transmita algo bueno. Decir cosas bonitas a tu mejor amigo es sencillo, sin embargo, arriesgarte con alguien nuevo tal vez puede producirte cierto pudor.
Pero una de las claves de la vida es estar abierto a la novedad. No dejes pasar a una persona que merece la pena y que te puede traer algo bueno. ¿Qué es ese algo bueno? No se trata de nada material, ni de utilidad, sencillamente, se trata de sentirte bien junto al otro. Se trata de elegir a personas en las que puedes confiar.
Seducir con las palabras implica también, aprender a cuidar el lenguaje de una forma constructiva. El lenguaje tiene montón de palabras bonitas, aprende a utilizar aquellas que son positivas y deja de lado la crítica negativa, el insulto, las faltas de respeto, la envidia… Aprende a seducir con las palabras tanto en el amor como en la amistad haciendo algo muy sencillo: muestra el cariño. Aléjate de la trampa del orgullo. Dile a alguien “gracias por ser como eres”, “contigo me siento bien”, “eres una persona especial y diferente”, “gracias por estar siempre ahí”, “no quiero perder el contacto contigo”... Muchas personas se quejan de que están solas pero no hacen nada por evitarlo.