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Domingo 28 de agosto 2011

Fernando Belaunde Terry: "El arquitecto de las oportunidades perdidas"

Domingo 28 de agosto 2011

* Este es un articulo  sobre el Arquitecto Fernando Belaunde Terry escrito en la víspera de su fallecimiento en junio del 2003. Lo reproduzco a propósito de un texto de Cesar Campos y unos comentarios de Augusto Valqui. (EBL)    EL ARQUITECTO DE LAS OPORTUNIDADES PERDIDAS...

( CRITICA Y VALORACION DE UN CABALLERO ) 

DON FERNANDO BELAUNDE Y EL APRA:UNA DIFÍCIL RELACIÓN

En estas dramáticas horas finales en que se apaga una existencia intensa, soñadora y polémica, nos permitimos hacer una valoración de la figura política del Arq. Fernando Belaunde Terry. He intentarlo desde la perspectiva de los adversarios, que necesariamente debe ser crítica, porque Belaunde posíblemente deje un recuerdo de demócrata a carta cabal, algo que no fue tan real, si observamos su comportamiento en la crisis de 1962. Y también hacerlo, porque el arquitecto forma parte de la generación posterior a la del centenario cuyo protagonismo en la vida política nacional está fuera de toda duda. Y en estos momentos, cuando por designo vital esa generación llega al ocaso, es necesario valorar las señales y actos que nos dejan. De alguna manera las grandes ideas de los años veinte y treinta, inspiraron a favor o en contra los proyectos políticos posteriores al gran fracaso nacional de 1945-1948, y Belaunde ingresó por mérito propio a formar parte de los actores políticos de ese período.

El gran adversario del APRA, no siempre lo fue. Su participación como independiente en el Frente Democrático Nacional en 1945 lo convirtió en un colaborador estrecho de la Célula Parlamentaria Aprista. Esto es algo que sus panegiristas ocultan. Sus aportes como diputado se orientaron al tema urbanístico y en sus propuestas incluso insulsas, siempre contó con el apoyo de Fernando León de Vivero. En las páginas de los diarios de debate de la época, aparecen sus solicitudes para dignificar la carrera de arquitectura, algo que consideró de suma importancia. Ello empero no fue lo relevante, su actuación fué más bien discreta, pero esa crispada etapa republicana fue su mejor laboratorio de análisis y experiencia política. Conoció la fuerza del Aprismo, pero también sus debilidades. Apreció como la oligarquía, sin culpas ni complejos cambiaba rápidamente la democracia por la dictadura y descubrió la fuerza política del antiaprismo.

El joven arquitecto y diputado no se sumó a la huelga parlamentaria de 1947 auspiciada por la derecha y el comunismo. Se mantuvo leal al FDN y concurrió a las sesiones. Esa " huelga" bloqueó el funcionamiento del congreso y socabó la legitimidad y legalidad del sistema democrático. El ausentismo planificado y adrede de diputados y senadores fue un acontecimiento de primera magnitud en la historia parlamentaria de América Latina ahora olvidada, y es un antecedente histórico de lo que hizo la Democracia Cristiana al gobierno de la Allendista Unidad Popular en Chile : Desconocer la legalidad del gobierno democrático por medios parlamentarios.

Cuenta el maestro Luis Alberto Sánchez en sus memorias que Acción Popular se organizó imitando en todo al APRA, en su organización, símbolos, discurso y hasta en las ideas. Hay una exageración en esto. El Frente de Juventudes y Don Fernando encontraron un espacio político y social disponible en los años cincuenta. La fundación de Acción Popular, llena ese espacio producto de la  fuerte migración campo-ciudad, articula nuevos actores sociales en proceso de modernización y a  una nueva clase media con espectativas desarrollistas, cansada de la clandestinidad eterna del APRA y su irresoluble conflicto con el estado oligárquico.

Acción Popular no tuvo que enfrentarse a los obstáculos y oposiciones institucionales a los cuales tuvieron que enfrentarse el APRA y Haya de la Torre, el nuevo partido no padeció persecución, veto, fraude, odio. El arquitecto enfrentó a la dictadura de Odría cuando esta ya estaba débil y en proceso de descomposición, pero tuvo el olfato e inteligencia políticas suficientes para percatarse que el APRA ya no podía articularse en la nueva estructura de clases sociales que surgía tras la dictadura. Los líderes apristas, divididos y hasta enfrentados por la experiencia fallida del gobierno de Bustamante, en el exilio, la cárcel o la clandestinidad no supieron hacer una lectura realista del fenómeno. Con Acción Popular surge el populismo de base migrante, regionalista, de querencias indígenas, desarrollista-cepalino, fuertemente movilizador de las espectativas y con horizonte de futuro, pero sobre todo, con la capacidad de neutralizar las oposiciones oligárquicas.

El período de la convivencia abona en favor del crecimiento y consolidación de Acción Popular y su líder. Mientras el partido aprista aprovechaba la convivencia para reorganizarse, darle un respiro a sus cuadros luego de la feroz dictadura antiaprista de Odría, institucionalizarse y prepararse para el relevo gracias a una política de cooperación que tendrá como mayor costo la disidencia de su ala izquierda, Belaúnde construye un frente social opositor antioligárquico y comienza a instrumentalizar a su favor el antiaprismo superstite de la oligarquía y el naciente antiaprismo de base popular.             

El uso del gesto político, la capacidad para dramatizar los reveses, su indudable carisma y su sencilla y eficaz comunicación con  los sectores populares lo convierten en un rival de cuidado, en un adversario capaz de disputarle al APRA sus bases sociales tradicionales. Durante la convivencia el error político de la dirigencia aprista fue no percatarse que el fenómeno Belaundista era sólido y que ocupaba el espacio que el APRA dejaba vacante con su apoyo al gobierno del versallezco Manuel Prado.

La crisis política de 1962 mostró  una sorprendente y audaz faceta del arquitecto. Su capacidad para manipular la coyuntura en contra del APRA y a favor suyo. Su renuencia a aceptar el triunfo de Haya de la Torre, sus injustificadas denuncias de fraude para deslegitimar la elección y favorecer una salida anticonstitucional y finalmente el veto de las FFAA contra Víctor Raúl, son acontecimientos que inclinan a su favor las correlaciones de fuerza. Un error táctico de Víctor Raúl, de ceder al ex dictador Odría la presidencia de la república, gesto simbólico, conciliador, pero inútil frente al golpismo en marcha, posicionó al arquitecto como el líder de la estabilización y el reformismo.

El golpe de estado contra Prado y el acceso al poder de una junta militar pro belaundista que reorganizará el proceso electoral, con un partido aprista duramente golpeado por la anulación de las elecciones y la caída de un régimen por el cual apostó como fuerza de relevo, llevará al poder al arquitecto en las elecciones de 1963. Su movimiento puso lo suyo, pero los acontecimientos políticos definieron al igual que las rápidas alianzas la inestable correlación de fuerzas políticas. Ese año también se cayó un mito : el de la invencibilidad del APRA.

El arquitecto derrotará nuevamente al APRA en 1980, pero el partido aprista en sus dos períodos le hará una oposición sólida, crítica, fuerte. El Belaundismo no podrá neutralizar la oposición del PAP. Es curioso, Belaunde le ganó al APRA en dos ocasiones, pero el PAP derrotó al Belaundismo en el gobierno, liderando la oposición y evidenciando las limitaciones del proyecto de Acción Popular. LA MODERNIZACION SIN CAMBIO SOCIAL

Al inicio del primer gobierno Belaundista América Latina estaba inmersa en pleno desarrollismo cepalino. Rápidamente el gobierno del arquitecto tuvo recursos frescos a través de la banca de  desarrollo internacional para realizar grandes inversiones que apuntaban a construir la infraestructura urbanística y vial para extender e integrar el mercado interno, profundizar la industrialización sustitutiva, y comunicar al país acercando sus regiones y desarrollando la democracia política. El Belaundismo expresó una marcada ansia de desarrollo y de progreso bajo la modernización capitalista.

Sin embargo, no podían convivir estructuras feudales de la tenencia de la tierra, órdenes políticos oligárquicos y excluyentes en las relaciones sociales e impedimientos institucionales, con un impulso modernizador capitalista-desarrollista. Esta contradicción es lo que producirá primero la ruptura de las alianzas políticas del primer Belaundismo a excepción del PPC, y luego la acumulación de demandas insatisfechas que producirán movilizaciones y agitaciones campesinas y urbano populares. El APRA en alianza con el odriísmo llevará a cabo una oposición dura más bien centrada en el respeto de las prerrogativas parlamentarias antes que impulsar algunas de las reformas demandadas por la nación popular.

El APRA en ese sentido, hizo respetar los fueros parlamentarios en un país presidencialista. Era una estrategia política de institucionalizar el sistema político, pero su alianza con el odriísmo neutralizó al APRA en el necesario empuje a las reformas económicas y sociales más demandadas en los años sesenta, la principal de ellas la reforma agraria. Tal vez el partido aprista debió plantear alianzas estratégicas con el Belaundismo y el Odriísmo indistintamente y según el carácter de los proyectos, antes que limitarse en una sóla alianza con un partido que objetivamente defendía al latifundismo oligárquico, pese a su base urbano-popular, como era la UNO (odriísmo). Este error estratégico de los líderes apristas de la época parece alimentado con la creencia que el poder caería como una fruta madura en 1969 cuando se convocaran elecciones presidenciales. Entonces el Belaundismo sería arrasado y una nueva correlación de fuerzas permitirían un gobierno aprista reformista y antioligárquico.

El primer Belaundismo con su impulso modernizador y de progreso capitalista sería muy bien retratado en la obra de teatro Caballococha, que durante varios años interpretaría magistralmente el actor Luis Alvarez. La historia trata de una explotación minera andina y de la enorme ansia de progreso de sus protagonistas que a base de voluntad, trabajo y uso de la tecnología sacan adelante la mina, pese a las adversidades naturales o sociales. La obra muestra toda la esperanza que el desarrollo capitalista generó en las clases productoras que se identificaron con el Belaundismo. En oposición, Redoble por Rancas de Manuel Scorza nos mostrará más bien el fracaso modernizador de los enclaves en la sierra andina y la dinámica explotadora y excluyente del capitalismo imperialista.

El  ignorar que la modernización no sólo es un proceso económico voluntarista y centrado en las infraestructuras, sinó fundamentalmente un proceso de transformación social, llevará al Belaundismo a una crisis sistémica permanente durante todo su primer gobierno. No podían convivir impulsos desarrollistas modernizadores con estructuras oligárquicas antimodernizadoras. Sólo una gran alianza entre el APRA y Acción Popular para erradicar el latifundismo y disolver los órdenes oligárquicos pudo haber salvado a la democracia como sistema político en los años sesenta. Pero la complicidad de Acción Popular con el golpe de estado de 1962 canceló cualquier posibilidad de entendimiento.

Pero, ¿Porqué Belaunde y Haya de la Torre no se entendieron después? ¿No fue una gran oportunidad perdida que ambos líderes acordaran un programa de gobierno mínimo, fuerte y de gran consenso político orientado a sepultar el estado oligárquico y cambiar la estructura agraria ? El trato entre ambos después de 1963 fue cordial pero distante. Temperamentos distintos que no lograron enhebrarse. Stefan Zweig el gran biógrafo de los momentos estelares de la humanidad, no cree que sean consideraciones de orden categorial las que llevan necesariamente a unos líderes a actuar de una manera y a otros de manera distinta.Ortega y Gasset habla de las circunstancias que va creando el desarrollo histórico en el individuo, pero Zweig cree en el papel de los líderes, en el talento, en la inteligencia, pero también en sus pasiones, sus desencuentros y hasta sus miserias.

Luis Alberto Sanchez cuenta aquella anécdota cuando en las horas posteriores al veto militar contra Víctor Raúl, éste se encuentra con Belaunde para dialogar sobre la situación de crisis, y como al saludarse ambos líderes, el arquitecto exclama una de sus conocidas frases retóricas, " Aquí estamos como dos gladiadores romanos dispuestos a la lucha...". Víctor Raúl hondamente afectado por el momento político, le dio un corte y le espetó " Mire Fernando, yo he venido a conversar sobre esta situación dificil y arriesgada no a torneos de oratoria ...a propósito ¿Como está su papá, Don Rafael? ". En pocas palabras Haya puso en su sitio a Belaunde y neutralizó la intención del arquitecto de desdramatizar la situación política creada por él mismo.

Cuando Fernando Belaunde llevaba una vida feliz y despreocupada en el extranjero, Víctor Raúl combatía a la dictadura de Leguía, y coincidía en ello con Rafael Belaunde, padre de Fernando Belaunde. Haya hacía prevalecer sus largos años en la política.               

Durante este período el arquitecto Fernando Belaúnde también exhibió serias limitaciones personales. Como candidato tuvo sonados éxitos y triunfos, pero como estadista se llenó de fracasos. Al respecto es bueno recordar lo escrito sobre Belaunde hace varios años por el sociólogo francés y connotado peruanista  Francois Bourricaud :

" La evocación de las tareas muy generales que él propone con mucha prudencia pueden provocar entusiasmo o escepticismo. Pero él no ataca de frente ningún interés, no choca ninguna convicción. En el fondo Belaunde toma la posición según la cual, el proceso de movilización puede, si es adecuadamente controlado, conducir si no a una inclusión total e inmediata por lo menos a una recuperación en la comunidad política de los marginales y los recién llegados, sin que las categorías dirigentes tengan que sufrir una destitución, aún si algunas de éstas deben consentir  ciertos sacrificios " ( Las reglas de una situación de anomia : El caso peruano. Revista de sociología del trabajo, año 9, tercer trimestre, Paris, 1967 )

Su procedencia de clase tiene que ver con esta tendencia a la neutralidad en la colisión de intereses sociales, aún a costa de lo que su propio partido populista exigía. Belaunde provenía de una acomodada familia vinculada al poder político arequipeño, tenía magníficas relaciones con el mundo de la oligarquía antiaprista y a través de su secretaria personal y gran colaboradora, Violeta Correa logró crear vínculos con la burguesía limeña de cuño liberal.    

Es el estilo político de Don Fernando lo que llevará a los gobiernos de Acción Popular al fracaso. No cambiar sus alianzas, no asumir la necesidad de confrontar intereses inmovilistas, otorgar una infinita confianza a la modernización, a una suerte de neutralidad clasista y creencia que la colonización de la selva amazónica resolvía los problemas agrarios básicos, ignorar el sentido de lo popular como construcción de un nuevo orden con poder político, centrar todo su esfuerzo en la construción de infraestructuras mientras el país migrante y popular le reclamaba cambios más profundos, todo ello fue minando su legitimidad. Su estilo de gobierno descrito por Bourricaud fue su peor enemigo. Los Belaundistas tratarán de defenderse imputando al APRA y  su oposición parlamentaria el fracaso de su primer gobierno, crítica que hará crecer dentro del Belaundismo un sentimiento antiaprista sumamente visceral.

El arquitecto estudió en EEUU cuando el presidente F.D. Roosevelt bajo la égida del keynesianismo y el New Deal sacaba a los EEUU de la depresión con grandes inversiones en infraestructura, carreteras, represas, urbanizaciones. Esta inclinación por la construcción será la impronta de sus gobiernos. La infraestructura y grandes inversiones públicas en agua, energía, en educación y salud será la mejor herencia del Belaundismo. Sus obras empero fueron insuficientes para un país en crecimiento, auténticos granos de arena destinados a perderse en el inmenso mar de las necesidades. Mucha de esta obra fue privatizada con el fujimorismo, algo a lo cual se opuso el arquitecto con vehemencia durante los años noventa.

Si hay alguna frase que pueda sintetizar al Belaundismo en sus dos gobiernos, es el de la modernización sin cambio social, limitada, recortada, vaciada de contenido.

El Belaundismo en ese sentido fue populista, tuvo una retórica de inclusión pero en realidad fue excluyente.El arquitecto quiso asemejarce a Frei en Chile, a Galo Plaza en Ecuador, a Goulart en Brasil, admirador del neo Bonapartista Charles de Gaulle copiará de éste el sentido de grandeza y el convencimiento de ser un predestinado de la historia. Cuando el gran Presidente de la V República Francesa visitó Lima, Belaunde tuvo uno de sus mejores momentos de gloria.

Ideológicamente, Belaunde diseñó una doctrina sintetizada en célebres frases como " La Conquista del Perú por los Peruanos"; " El Perú como doctrina "; " Peruanicemos el Perú ". Buscó sus raíces ideológicas en las tradiciones andinas indígenas y campesinas, en el desarrollismo económico, en la acción del estado y en lo que ahora se llama sociedad civil. Planteaba que Acción Popular se inspiraba en la sabiduría popular del pueblo peruano y reconocía a las regiones, comunidades y provincias como los actores del desarrollo nacional. De allí lo de "El pueblo lo hizo".

Sin embargo fue el filósofo Francisco Miro Quesada el organizador de la ideología populista, la que se discutía en sus congresos. Y el pensamiento de Miro Quesada fue más audaz que el pensamiento del propio Belaunde. Pues el ilustre filósofo trató con mediana fortuna de compaginar conceptos como revolución, humanismo, sociedad sin clases, antimperialismo con los enunciados Belaundistas de " Economía mestiza ", " Cooperación popular ", " Culto al trabajo ". " Sociedad solidaria ". Años después Francisco Miro Quesada abandonaría Acción Popular, pero su pensamiento político fue un serio referente para dicho partido. De alguna manera el discurso de Miro Quesada expresaba a la izquierda que se sumó al Belaundismo sin renunciar a los categorías del cambio social. En ese sentido, los izquierdistas del primer Belaundismo fueron más coherentes que los izquierdistas que ahora arropan al presidente Toledo.

Tradicionalismo, indigenismo, comunitarismo, voluntarismo, nacionalismo, desarrollismo y populismo son los vectores de la doctrina Belaundista que el arquitecto trató de resucitar en los años ochenta pero no fue posíble pues su gobierno fue prácticamente secuestrado por el Ulloísmo tecnocrático, financiero y liberal. LA INDEFINICION COMO ESTILO DE GOBIERNO.El primer gobierno del arquitecto se vino abajo con el escándalo de la página once. Los contratos petroleros con la International Petroleum Company tenían un anexo numerado como " página once " que sencillamente desapareció. Esto fue denunciado por un alto funcionario del gobierno Belaundista y provocó la enésima crisis de un gobierno que había dilapidado su legitimidad popular. Hasta ahora no se sabe que pasó con esa página. Al regresar del exilio el arquitecto declaró que no sabía si existió o nó. Es uno de los misterios de la política peruana. Esta actitud de Belaunde de " no saber " que ocurría", de " no estar informado ",  de ser responsabilidad " de otros " los problemas y conflictos más agudos, es uno de los aspectos más criticables de su carrera pública. Esa audacia para lavarse las manos en los problemas más calientes, paradógicamente forjará su leyenda de caballero y hombre honesto.   

El Velasquismo trató muy duramente al Belaundismo, el exilio, la persecución y la difamación contra el arquitecto adquirieron ribetesdescomunales. Según los cronistas que han relatado los momentos del golpe, Belaunde fue puesto en un avión y deportado sin zapatos.

La imagen de los zapatos abandonados en el traslado al aeropuerto, daría origen en la campaña de 1980 a una desafortunada comparación por parte del entonces joven y emergente lider Alan García y el jurista Valle Riestra, que en sus discursos golpeaban a Belaunde por el asunto de los zapatos abandonados. Se le comparaba con la actitud de Armando Villanueva, en ese entonces candidato del APRA a la presidencia, quién en las horas del golpe de 1968 salió a las calles a protestar con la juventud universitaria. Lacomparación no prendió y fue una gran equivocación. El país harto y cuasi desesperado tras doce años de régimen militar se orientaba al Belaundismo, en una suerte de desagravio histórico. El APRA en esa campaña no pudo generar confianza pese a su enorme esfuerzo para asegurar la transición democrática y la constituyente. Mofarse de Belaunde no reportó nada bueno.

Durante el velascato, el APRA demostró estar más a la izquierda y ser mucho más coherente con las posiciones antioligárquicas yantimperialistas que el Belaundismo. El reclamo de diálogo de Haya de la Torre a los militares velasquistas y sus discursos reclamando la originalidad de las reformas, contrastan con la actitud de Belaunde, totalmente cerrado a cualquier reconocimiento político de las reformas militares.

Otro aspecto de la personalidad de Belaunde era su indiferencia frente a los temas políticos que no controlaba o que exigían de su parte una inmediata toma de posición. Cuando arreciaba la guerra sucia en Ayacucho y llegaban los primeros informes sobre violaciones a los Derechos Humanos, Belaunde se reunió con su grupo parlamentario en varias ocasiones y les pidió que no le llevaran chismes o información fantaseada ( Testimonio del diputado populista ayacuchano Galindo ).

Cuenta también Mario Vargas LLosa, en el Pez Fuera del Agua, que al reunirse de emergencia con  Belaunde, Bedoya y el propio Vargas LLosa para discutir la posibilidad deslizada por AP, en ese momento socio del Fredemo, de presentar candidaturas municipales propias en 1989, algo que el escritor consideraba un boycot al Frente que encabezaba, Belaunde ante las observaciones de Vargas LLosa mostró incomodidad y le dijo que no se preocupara, al seguir la discusión, Belaunde comenzó a mirar el reloj nerviosamente, hasta que se retiró de la reunión porque tenía un partido de tenis.

Don Fernando en ese sentido no tenía remedio. La arrogancia le hizo perder la perspectiva en varios momentos claves de su vida política.      EL ADVERSARIO QUE MEJOR CONOCIA El ANTIAPRISMO.Sin embargo, regresando a la segunda fase del gobierno militar, nuevamente el arquitecto realizó un giro magistral, un manejo de la coyuntura excepcional. El sentimiento antimilitarista del país, producto de la grave crisis económica y el inicio de las políticas de ajustefondomonetaristas fue canalizado a través de la convocatoria de la Asamblea Constituyente en 1978. Acción Popular decidió no participar. Desde su retorno a Lima en 1976, el arquitecto no había logrado reagrupar a sus huestes ni conseguido siquiera llenar un cine de barrio, como fue el recordado cine de la Plaza Bolognesi, cuyo nombre se me escapa y donde el arquitecto convocó una especie de plenario abierto de su partido para defender su gestión. De ese cine de mala muerte se lanzaría a la conquista de la presidencia a la cual llegaría tres años después. En la política sudamericana, conocemos otro caso, el del líder radical Raúl Alfonsín, quién a las horas siguientes de la rendición argentina en Puerto Stanley, capital de las Islas Malvinas, reunió una pequeña muchedumbre de argentinosdesolados en un cine de  barrio y de allí se lanzó a conseguir la candidatura presidencial de su partido. Ya no se detuvo hasta llegar a la casa rosada.

Al no participar en la Asamblea Constituyente logró varios objetivos, pero citaremos tres. Primero, el arquitecto demostró que elBelaundismo era la auténtica oposición a los militares y no el APRA. Segundo, que el problema del país no era una nueva constitución sinó un cambio de gobierno. Tercero, que había alguna forma de continuísmo entre los militares y el partido aprista. Este último era un necesario objetivo a alcanzar, para conseguir el voto de la izquierda movilizada contra la segunda fase de la dictadura y que emergía con la tercera parte del voto nacional.

Pero estaba claro que el APRA sin Haya de la Torre no podía capitalizar el enorme esfuerzo para asegurar la transición.  

El aplastante triunfo electoral de Belaunde fue resultado de esta estrategia que además sumó circunstancias dolorosas de conflicto interno del APRA y una  feroz campaña subliminal contra Armando Villanueva. La convocatoria a la izquierda responsable que realizó Armando, no tuvo mayor éxito. Esta votó casi totalmente por Belaunde, el arquitecto sin necesidad de convocatorias plenas, sólo manejando la coyuntura, las imágenes, las oposiciones y el gesto logró que el antiaprismo se le volcara masívamente. EL SEGUNDO BELAUNDISMO Y EL PAIS INEXISTENTE.

El arquitecto tenía entonces una nueva oportunidad para construir una democracia desarrollista y social. Los largos años de exilio, necesariamente debían producir un nuevo enfoque del Perú, radicalmente transformado por la revolución militar velasquista. Pero aquí aparecen nuevas circunstancias difíciles de explicar o entender. El arquitecto, si bien no se lanzó contra los militares velasquistas, a los cuales zaherían sus aliados derechistas desde la prensa, regresó al poder sin un diagnóstico renovado de la realidad peruana, sin una valoración de los procesos pendientes dejado por el proceso militar y la inmensa necesidad de reconocimiento por parte de los nuevos peruanos migrantes que marchaban aceleradamente a la polarización política.

Al escribir sobre la restauración borbónica en la Francia pos napoleónica, Carlos Marx habla del retorno de los borbones al poder sinningún atisbo de autocrítica, sin ningún asomo de preocupación por entender a la Francia revolucionaria. Creyeron que el poder les había sido devuelto por que era su derecho, no entendieron que sólo eran un momento de retroceso en el avance indetenible de la historia. Eso le pasó al arquitecto, su triunfo lo vió como el desagravio que le debían los peruanos y regresó a sus concepciones  de los años sesenta, con un espacio para el naciente neoliberalismo financiero del Dr. Manuel Ulloa.

El Ulloísmo casi le secuestró su gobierno a Belaunde, con el Dr. Ulloa comienzan las primeras políticas de liberalización económica, pero en un contexto de mantenimiento en lo sustantivo del modelo que giraba en torno al Estado, el cual se fue precipitando a una crisis estructural irreversible. Estalla el problema de la deuda externa y se reducen los márgenes de maniobra financiera.Lo curioso es que en 1983, el Dr. Ulloa asistió a la cumbre de Cartagena en Colombia y suscribió los puntos que inspirarían al futuro gobierno aprista su política frente al FMI.

Al arquitecto le bastaba que le asegurasen el financiamiento de sus proyectos urbanísticos y algunas represas para irrigación y energía. Ulloa podría hacer lo que quisiera mientras Belaunde se dedicaba a sus mapas y a la inauguración de pequeñas obras. Trató de reactivar Cooperación Popular, su más preclara criatura ideológica, pero año tras año, la imagen de un presidente " en las nubes " mientras se acumulaban los problemas sociales y económicos fue tomando fuerza y cuerpo en la población.

El APRA no pudo ser real oposición sinó hasta la elección de Alan García como secretario general. La escisión del andresismo más comprometido con su líder y el escándalo del narcotraficante Carlos Lamberg desdibujaron el rol opositor del PAP. Ello fue notorio además, con la famosa interpelación a Ulloa en 1982, donde el Presidente del Consejo de Ministros Belaundista le dió una paliza a la CPA. Fue una interpelación en gran medida improvisada, de prisa y corriendo, sin un esquema estratégico, con preguntas realizadas al vuelo en pleno hemiciclo. Los dos dias que duró la interpelación, Ulloa se paseó a sus anchas con el APRA y la Izquierda. Tanto Alan García como Javier Valle Riestra tuvieron sus peores tardes parlamentarias, pero al darse inicio la sesión, Alan se levantó de su curul y marchó al encuentro de Ulloa. Este gesto, lo convirtió en un líder nacional y de allí hasta lograr la presidencia de la república no lo detuvo nadie. Ese día Alan le ganó al gobierno el manejo de la imagen. Y pese a que su intervención en las horas posteriores fue bastante gris, Alan  ya se había posecionado en el liderazgo opositor.

Al salir Ulloa de la Presidencia del Consejo de Ministros, comienza la agonía de Acción Popular y el segundo Belaundismo. Así sería hasta el día de la elección presidencial, cuando el Dr. Alva Orlandini obtuvo el 7 % de los votos. Cinco años antes, Belaunde había ganado con más del 50 % de los votos válidos.

El Belaundismo no entendió al país de los años ochenta. Cuando se producían conflictos laborales estaba la " mano negra " del APRA o la izquierda, cuando los senderistas demolían a dinamitazos comisarías o torres eléctricas, esto era cosa de " abigeos ". Poco a poco  en el país los frentes regionales tomaron fuerza, el reclamo descentralista y el pleno desarrollo constitucional de las regiones fue una demanda constante. Los famosos paros nacionales continuaron la lógica de la parte final de los años setenta. Surgían discursos nuevos sobre la informalidad urbana, los movimientos sociales, el desborde popular. El país estaba en plena ebullición. La política articulaba el desorden, aunque ello implicara una fuerte polarización. Nada de esto lo entendió el arquitecto, y ese es nuestro más duro reproche. El apoltronarce en el poder y no conectar con la ciudadanía. Una suerte de pontificado donde " lo caballeroso " encubría una ineptitud muy grande para conducir un país complejo y al borde constante de la violencia.

Secuestrado su segundo gobierno por el Ulloísmo económico, por los militares que implementaban la guerra sucia en los andes, por los aparatos de Acción Popular dirigidos por el cacique cajamarquino Alva Orlandini, cercado por la familia más cercana, con un grupo parlamentario dividido entre alvistas y ulloístas, el arquitecto fue perdiendo autoridad y liderazgo. Las elecciones fueron casi un alivio para él.

LO QUE NOS DEJA EL ARQUITECTO

Los gobiernos de Acción Popular bajo la conducción de Belaunde nos dejaron un país desorganizado, sin rumbo y con una acumulación de demandas insatisfechas que gobiernos posteriores trataron de cambiar o al menos paliar. En un país con definidas proclividades caudillistas, el arquitecto generó una gran desilución. Esto provocó siempre un marcado desencanto con la democracia. Pudo impulsar una modernización democrática, no pudo hacerlo porque el país que imaginó era idílico, basado en el trabajo y la cooperación popular. Pero el país real era el de la violencia, el de la polarización y el la organización de proyectos enfrentados.

Belaunde siempre se definió como un constructor de la democracia, sin embargo fue su gran deslegitimador. Los peruanos bajo el arquitecto no apreciaron la democracia ni la valoraron como sistema de transformación social y de reglas de juego para el cambio. La grisura, la frivolidad de sus líderes, más ocupados en concursos de belleza o en los boys scouts, el clientelismo rampante en la administración, el antiaprismo soterrado, su falta de rumbo y finalmente la impotencia, llevaron siempre a los peruanos aejemplares votos de castigo o a ser indiferentes frente a las intervenciones militares.

Sus clásicas indefiniciones confirmaron el poder de la oligarquía durante el período 1963-68, y permitió la instauración de una tecnocracia ajena a la realidad del país en 1980. De ese grupo saldría uno de los ministros más sanguinarios de Fujimori, el Dr. Carlos Boloña cuya crueldad para el ajuste y la destrucción del empleo no tiene parangón. Haciendo un ejercicio de ucronía, nos preguntamos si tal vez la falta de entendimiento entre Belaunde y Haya de la Torre es una de las grandes oportunidades perdidas del Perú republicano del siglo XX. La coalición con el Odriísmo es algo que siempre ha atormentado a los apristas, por el perdón que se le extendió a quién masacró a sus militantes, liquidó a varios de sus líderes más preclaros y la inocultable derechización queimplicaba. La alianza natural era con el Belaundismo y no con el general Odría. El país en 1962 se había dividido en tres bloques, y su gobernabilidad pasaba por alianzas parlamentarias. Parece que en los líderes apristas de la época, existía la convicción que una alianza con Belaunde era sumamente riesgosa por la posibilidad de fagocitación del Belaundismo. Faltó más realismo ysobre todo, reconocer que la relativamente joven generación de Belaunde había logrado un apoyo popular autónomo y que el APRA ya no tenía la exclusiva de ese apoyo social.

Por otro lado, el arquitecto no contempló que su apoyo al golpe de 1962 le enajenaba para siempre la posibilidad de un entendimiento con el APRA. No se percató que quien juega con el antiaprismo en el Perú termina tarde o temprano quemándose. Belaunde necesitaba al APRA para su proyecto modernizador y desarrollista, para reducir el poder de la oligarquía y cambiar la estructura de la propiedad agraria. No dio el paso audaz que le permitió en otros momentos éxitos políticos.Prefirió rodearse arrogantamentede improvisados, técnicos y profesionales duchos en la gestión, pero inútiles para plantear cambios reales y profundos. Creyó que con el apoyo de la naciente izquierda nacionalista al margen del APRA cubría ese espacio. Y lo único que logró fue que lo traicionaran y lo dejaran aislado.

Por la época en que el Perú se definía entre Aprismo y Belaundismo, Colombia implementaba el Acuerdo Nacional entre Liberales y Conservadores y en Venezuela se  armaba el pacto del punto fijo entre Acción Democrática y el Copei. Fueron acuerdos que estabilizaron políticamente a dichos países y los llevaron al crecimiento económico con estructura desarrollista. ¿ Por qué no se pudo implementar en el Perú algo parecido ? ¿ Como hubiese sido la historia peruana con un acuerdo entre Belaunde y Haya de la Torre ? La gran revolución democrática antioligárquica y antimperialista tuvo que esperar un gobierno militar de izquierda para llevarse a cabo. Perdió el Belaundismo, perdió el APRA, pero sobre todo perdieron los peruanos a quienes se les negó "La gran transformación" en democracia. Por ello, que no nos llame la atención el tremendo desafecto que sienten los peruanos por los procesos demócráticos, estos no les han reportado cambios reales. Se acepta la democracia como un mal menor no como un fin.

Pero la historia se dio como la conocemos. Cuando el arquitecto planteó un gobierno de ancha base en 1980, el APRA rechazó la oferta. La abultada mayoría de Acción Popular en las cámaras hizo innecesario ese compromiso y el modelo económico seguido posteriormente hubiese llevado a la ruptura rápidamente ese acuerdo. La oportunidad perdida fue la de 1963-68.

PARA CONCLUIR...

Ahora que una existencia llena de enigmas y oportunidades perdidas llega a su fín, ahora que el país se prepara para el último momento inevitable de quién fue su presidente en dos períodos, cuando las pasiones se detienen o se apagan, cuando la historia esa demoledora de certidumbres comienza a rodear con su velo a este gran líder populista y señor de impecables formas, desde la otra orilla le rendimos un discreto homenaje. Demócrata cabal, el sistema político no corrió riesgos bajo sus mandatosporque era un convencido que sin democracia política ningún cambio era posíble. Combatió hasta el final al fujimorato y octogenario estuvo en las calles repudiando al régimen.

Belaunde deja una sólida herencia política. El Toledismo le debe mucho y Valentín Paniagua tiene un amplio reconocimiento.

Cuando murió Haya de la Torre, el populismo se adhirió al homenaje que el país le rindió a Víctor Raúl. Los apristas debemos hacer un alto en el camino, consolar con nuestra solidaridad al pueblo Belaundista dolido, cruzar los puentes que nos separaron y mirar el pasado para aprender sus lecciones, y mirar el futuro para que los errores no se repitan.

Politicamente fue el arquitecto de las oportunidades perdidas, pero también fue un caballero y un hombre honesto.

Eduardo Bueno León

México DF a 3 de junio del 2003  * Escrito el 3 de junio del 2003, revisado el 27 de agosto del 2011**  Hemos cambiado un par de palabras, corregido  algún tiempo verbal y agregado alguna precisión conceptual. 

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COMENTARIOS
1 comentarios
Fernando Belaunde como presidente sòlo fuè regular , pero se le resalta su imagen de honestidad , honradez , transparencia y caballerosidad ...detalles nada comunes a las carasteristicas de Alan , Toledo , Fujimori y Ollanta
En su segundo gobierno tambièn se juntò con muchas "ratas" , q hicieron sus "faenones" ( ejemplos : Ulloa,Web,Osterling y Elias Larosa )

Tampoco supo consolidar a Acciòn Popular como partido , luego de èl ya no habia ningùn lider destacable
28 de agosto 2011
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