Equipo desfasado hace unos cursos, cuando contaba a los jugadores con más arrugas del torneo europeo, el Milan se remoza cada año para reparar los muchos puntos débiles que tenía, hasta el punto de que ahora tan solo parece tener tres, que pasan por el portero, el lateral derecho y la escasez de un ingeniero que dé sentido al juego, toda vez que se ha marchado Pirlo. A Seedorf, además, le pesan las piernas y tanto Ambrosini como Van Bommel, tanto Boateng como Nocerino, no son timones que muevan un equipo. Sus deficiencias, en cualquier caso, nunca le impidieron tener un punto competitivo, como demostró al poner en entredicho al Madrid de Mourinho el curso anterior en la fase de grupos, como aclaró al ganar el pasado Scudetto, más por dimisión del resto que por otra cosa. Pero futbolistas como Mexès, Taiwo y Aquilani -llegados este verano- apuntalan un rival de enjundia, que se desbrava de arriba hacia abajo; tiene una delantera letal, un medio del campo resultón, una defensa por revisar y un portero de guantes envejecidos.
Frente al Barcelona, el técnico Massimiliano Allegri, que confirmó a Boateng y Pato en el once inicial, parece predispuesto a dar una vuelta de tuerca a su sistema, habitualmente el 4-3-3, pero que podría tornarse al 4-3-2-1 con dos mediapuntas interiores debido a las bajas de futbolistas capitales como los puntas Robinho e Ibrahimovic, lesionados, y el central Mexès, sancionado. Tampoco podrá estar el mediocentro Gattuso, con cuatro partidos de castigo por agarrar el año pasado por el cuello al segundo entrenador del Tottenham, Joe Jordan. Leer mas
Fuente: ELPAIS.COM