Oposición
El gobierno de Ollanta Humala ha cumplido 103 días. Algunos analistas políticos se quejan de que no existe oposición.
Como todo espacio vacío siempre es ocupado, ya que los adversarios no aparecen del campo rival, empiezan a surgir hechos desde las propias filas del oficialismo que le hacen tanto o más daño que si hubieran sido planeados por los contrincantes.
La negativa de Omar Chehade a dimitir a la vicepresidencia de la republica y la renuncia del congresista Javier Diez Canseco a la megacomisión investigadora son dos golpes directos a la autoridad de Humala que le bajarán varios puntos en las encuestas de aprobación ciudadana.
Diez Canseco ya había sufrido la destitución de su amigo Vicente Otta del viceministerio de Cultura. Solo lo une al régimen que su amiga Mocha García Naranjo continúe al frente del Ministerio de la Mujer.
Con la decisión de no acatar las órdenes de Humala, Chehade ya está instalado en la oposición. Están avanzadas sus conversaciones con Cesar Acuña Peralta, líder del partido Alianza Para el Progreso.
En los próximos días Chehade viajaría a Trujillo y Chiclayo a presidir mítines que demostrarían que tiene seguidores.
Los alejamientos de Diez Canseco y Chehade debilitan al gobierno.
El proceso de acusación contra Chehade durará varias semanas. Luego del aislamiento total del vicepresidente ahora le conviene la persecución y acumulará popularidad haciéndose la víctima.
Humala ha sido incapaz de retener a sus más cercanos colaboradores durante 4 meses.
Con la actitud confrontacional de Chehade, ni Humala ni Marisol Espinoza podrán viajar al extranjero con la frecuencia que desearían.
Chehade es el primer tránsfuga de este mandato. Sin embargo, a pesar del odio de los nacionalistas, sobrevivió. Depende de sus esfuerzos que logre en los próximos años ganarse el respeto de la oposición.