La Navidad… bella, maravillosa, llena de alboroto…
A mí no me molesta que la gente ansíe recibir y dar regalos, puesto que considero que es una fecha única en la que pueden dar rienda suelta a su generosidad. He visto como muchos se organizan para brindar una taza de chocolate, un trozo de panetón, juguetes, ropa,… a niños, jóvenes, ancianos, muchos de ellos desconocidos,
Me detengo en estas imágenes y destaco ese algo que me conmueve que está muy relacionado al hecho de dar. Ese deseo de dar nos lleva a identificar esa necesidad mucho más grande que la necesidad de recibir algo material, me lleva a observar en nosotros mismos la necesidad de recibir amor, y claro las sonrisas, las miradas, los abrazos nos llevan a llenarnos de amor, ese amor que es invaluable, ese amor que me llevará el año próximo a mejorar y a exigirme más por dar lo mejor de mí.
Nuestra gente está cambiando, y cambiando para bien.