¿Sabrá Julian Assange lo que está haciendo El Comercio?

Unas preguntas caen hoy por su propio peso: ¿Sabrá Julian Assange, el fundador de Wikileaks, ícono de la prensa alternativa a nivel mundial, perseguido por conquistar espacios para la patria de la libertad, lo que está haciendo el diario El Comercio en el marco de la segunda vuelta de la elección presidencial en el Perú? ¿Sabrá acaso que el llamado diario decano de la prensa peruana ha convertido cada una de sus portadas, y muchas de sus páginas interiores, en un panel publicitario al servicio de la candidatura de la hija de quien hoy se encuentra purgando cárcel por corrupción y violación de derechos humanos? ¿Se habrá enterado que los propietarios de El Comercio, siendo dueños también de varios cotidianos de circulación nacional - Perú 21, El Trome,… - y de algunas televisoras, hace a través de estos medios campaña abierta por una candidatura presidencial en detrimento de la otra, confundiendo, a propósito, el derecho a la opinión con el deber de la información?¿Sabrá aquel que es perseguido por propalar a través del ciberespacio lo que hasta hace poco era un tema “tabú” en el mundo que al interior del grupo propietario de El Comercio se lleva a cabo una cacería de brujas, y que muchos periodistas ahí son coaptados e incluso despedidos por negarse a tergiversar el contenido de la información? ¿Sabrá acaso que hoy 31 de mayo por la mañana, en un acto que lo legitima aun más ante la historia,  Mario Vargas Llosa ha tomado distancia con este cotidiano, calificándolo en su carta, de definitiva renuncia, como una “caricatura de lo que debe ser un órgano de expresión genuinamente libre, pluralista y democrático”? No lo sabe. Como no lo sabía en el momento que le hizo entrega de los Wikileaks a la periodista enviada a Londres por este medio para recepcionarlos hace algún tiempo. Como tampoco cuando este diario hizo uso sesgado de la información que él le confió para que a través de sus páginas se hiciese de conocimiento público... Mucho menos, claro está, ahora que El Comercio se ha convertido en un simple y mero diario de opinión. Que se entere Julian Assange: El periódico que él escogió no es ni la sombra de lo que él podría haber imaginado cuando pensó en escoger por estas latitudes un medio, ¡un verdadero medio! a fin de propalar aquello cuya obtención quizás lo prive en el futuro de su libertad: Lo que para El Comercio constituye algo así como letra muerta.

GA