Banner Tuvivienda
Sábado 05 de julio 2025   |   Contáctenos
REVISTA

LA PEQUEÑA GRANDE

Ejemplo de superación
Quién no ha visto a una de esas figuras pequeñas, personitas como se dice, andar por las calles, atrayendo la mirada, y no solo de los curiosos. Seguro más de uno. Una de ellas es Sibel Katherine de Souza Peixoyo Navarro, presidenta de la Asociación de Personas Pequeñas del Perú. Gener@cción ha querido captar su singular imagen, pero sobre todo su tesón y gran corazón.
(0)
LA PEQUEÑA GRANDE

Muy puntual. Llegó en un taxi a las cuatro de la tarde, ni un minuto más ni un minuto menos. Con una sonrisa en los labios, se detiene y nos saluda como si fuéramos personas que no veía hace mucho tiempo. De entrada nos dice, al percibir nuestras miradas, que "si no estás seguro de lo que eres jamás lograrás nada". Es Sibel.

Pero, ¿qué tiene de singular esta limeña de 37 años que suscita la atención de todos aquellos que la vemos en ese momento? Algo que la diferencia fundamentalmente de la mayoría. Su tamaño… y es que nació con acondroplasia, enfermedad que afecta al crecimiento de los huesos, ocasionando así  el tipo más común de enanismo.

"De pequeña no sentía la diferencia… pero al promediar los siete años, cuando salía con mi mamá a la calle, no dejaban de voltear a vernos y fue allí cuando comencé a preguntarle por qué nos miraban tanto", recuerda y comenta, como quien dice que no tenemos por qué preocuparnos, pues no somos los primeros en mostrar cara de sorpresa al verla.

"Ya en el colegio era siempre la primera de la fila… cada año, cuando volteaba, veía a mis compañeros más grandes… esto me preocupaba. Con el tiempo noté que para mi mamá era un poco difícil explicar las cosas y decidimos asistir, junto con mi papá, a unas charlas de orientación para poder hablar con más comodidad sobre el tema", recuerda.

Siby, como la llaman cariñosamente muchos que la conocen, prosigue con sus recuerdos, que con el paso de los años, ya durante el periodo de su adolescencia, le resultaba un poco difícil interactuar en reuniones sociales, sobre todo al momento de bailar. Sin duda los chicos las preferían más altas. "aunque eso o me hacía sentir mal", afirma con una sonrisa.

"Una vez asistí a un compromiso y alguien que no conocía me preguntó qué deseaba estudiar. Yo que me encontraba en el dilema de ser profesora o psicóloga, le respondí que quería ser profesora. Esa persona me dijo: tú profesora, ¡qué ejemplo va a recibir mi hija si tú fueras su profesora!", relata meditabunda Siby.

Ella no entendió si la intervención de esta persona era una broma, halago u ofensa, pero sin perder la compostura, asimilando el propósito, y siempre sonriente le dijo: "yo puedo buscar el medio por el cual su hija entienda que soy una persona mayor… le enseñaría a ser más sensible con el resto de la gente… sentimiento que no muchos tienen".

Fue suficiente. Aquella persona sin proponérselo estimulo positivamente a Siby. A partir de ese momento, se impuso la tarea de demostrar que a uno no se le debe medir por la estatura sino por cuán lejos puede llegar. Haré todo para que la gente deje de tener esos prejuicios con respecto a los que, por alguna razón, somos diferentes, seguro pensaría Siby, y se lanzó a la conquista de su destino. 

Así terminar el quinto año de secundaria, decidió estudiar psicología. Escogió la Universidad Inca Garcilaso de la Vega. Quería entenderse y obtener los conocimientos para ayudar a los demás. Además, "era importante mostrar que personas como yo se podían desarrollar igual que todos los demás estudiando una carrera profesional".

Puesto que todos somos capaces de hacerlo, ella se lo propuso y lo logró. "Para nada me he sentido frustrada, tengo confianza en mí y en la gente que me conoce y rodea, sé que me respetan como profesional y persona por lo que he demostrado. Sé lo que puedo hacer", afirma, recordando el trecho recorrido a lo largo de su singular existencia.

A los 25 años, en 1996 fue incorporada a Pro-Joven, programa del Ministerio de Trabajo. Ahí estuvo hasta el año 2000. Los integrantes eran jóvenes que venían de los entonces denominados conos de Lima. El día que la presentaron ante los integrantes del taller, lo hicieron diciendo: "ella es pequeña pero grande… les va a enseñar mucho, verán".

Confiesa hoy, 12 años después de lo ocurrido, sin perder nunca la sonrisa que llena todo el espacio donde se lleva a cabo la entrevista, que gracias a esa presentación sintió muchas más confianza en ella, en su capacidad, tomando conciencia de mis posibilidades. "Salí al frente y me paré de cara al grupo… y empecé a mostrar lo que hasta entonces había logrado", nos dijo.   

Sibel aún es soltera pero no descarta la oportunidad de ser mamá. Ahora labora en una empresa privada, donde fomenta talleres de autoestima y desarrollo para jóvenes, trabajo que la llena de infinita satisfacción. Como ella misma dice, "si te sientes seguro lograrás tus metas por más grandes que estas sean". Su vida es la prueba fehaciente.

Participa:
COMENTARIOS
0 comentarios      
2018 Grupo Generaccion . Todos los derechos reservados    |  
Desarrollo Web: Luis A. Canaza Alfaro    |    
Editor de fotografía: Cesar Augusto Revilla Chihuan