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Jueves 28 de marzo 2024   |   Contáctenos
REVISTA

JUERGA EN LURIGANCHO

La respuesta de los internos
El segundo domingo de mayo se celebró el Día de la Madre en todo el Perú y en el penal de Lurigancho lo celebraron con anterioridad. Se armó un gran escándalo que terminó con el cambio del director de esa prisión. Dos semanas después, un grupo de internos ha emitido una declaración deslindando responsabilidades.
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JUERGA EN LURIGANCHO

En la víspera del Día de la Madre se realizaron por lo menos tres fiestas en distintos pabellones, se consumió más de 10 mil latas de cerveza que se vendieron entre 7 y 10 soles cada una y se bailó al ritmo de la cumbia que cantaron en vivo tres orquestas contratadas para la ocasión.

Esto trajo como consecuencia que el coronel PNP Oscar García Talledo fuera reemplazado por el coronel PNP Máximo Cano Guzmán. Según las investigaciones, Talledo habría sido el responsable de que la cerveza entrase en un camión por la entrada posterior de la cárcel. Con él, fueron cambiados otros 20 oficiales que también habrían estado comprometidos con el hecho.

Según el Código de Ejecución Penal, las fiestas están permitidas en las cárceles, pero no el ingreso de alcohol.

Un grupo de internos ha visto oportuno emitir una declaración escrita a propósito del suceso. Acá reproducimos un fragmento. Saque usted sus propias conclusiones.

LA CARTA

Hemos visto con mucho asombro los últimos comentarios por parte de una prensa sensacionalista que efectivamente construye patrimonio con la desgracia ajena. Estamos de acuerdo en que el penal de Lurigancho no es un colegio de curas ni menos un santo convento, sino un centro penitenciario con una problemática integral por falta de un real tratamiento por parte del Estado.

Nuestra sociedad, así como se muestra muchas veces corrupta, se muestra muchas veces indiferente con la prevención del delito, indiferente con la cultura del cambio, pero un cambio productivo. Muchos compañeros internos recaen en la reincidencia, porque justamente la sociedad los estigmatiza como delincuentes para toda la vida.

Como hay muchos que optaron por delinquir, también ahora existe gente que tiene el deseo de reivindicarse con la sociedad a la que un mal día le falló. Pero esa sociedad maltrata y juzga perpetuamente a los individuos que cayeron en prisión.

Estimados amigos, los problemas en la vida y en especial de corte social se resuelven con soluciones y no con represión. Hemos escuchado lo que ya es conocido en el último reportaje del programa Enemigos Públicos, el cual demuestra una vez más la indiferencia a los problemas.

Aquí hay que ser claros. Si algún compañero interno comete un error natural o de manera delictiva, ello es juzgado y cuestionado de manera personal por las mismas autoridades y también por los mismos internos delegados. Pero dentro del penal de Lurigancho hay muchísima gente que quiere cambiar sus vidas y no es posible que por algún exceso o desliz cometido por algunos, se juzgue a toda la comunidad penitenciaria.

Es imprescindible contar con profesionalismo por parte de los señores periodistas que solo actúan muchas veces con morbo comercial sensacionalista. Nos preguntamos por qué la prensa no saca lo positivo del penal de Lurigancho. ¿Será porque ello no vende y es un comentario casi perdido?

Pero es nuestra obligación seguir difundiendo la labor de uno de los poderes del Estado, que en este caso ha tomado un especial interés por contribuir con la sociedad carcelaria a la que juzga y que es parte del sistema de justicia penal. Estamos hablando del Poder Judicial que ha tomado activamente y con responsabilidad social la labor de reinserción a la sociedad de los reos.

“La labor del juez no concluye con la sanción a quien incurra en acto delictivo, sino con su rehabilitación y reincorporación a la sociedad", afirmó el presidente de la Corte de Lima, doctor César Javier Vega Vega, quien con un grupo de jueces encargados de promover la labor de los internos, respalda y despierta el interés de cambio por parte de muchos internos trabajadores.

No podemos decir que todo es malo en la vida en la prisión. Existen ciertos desajustes naturales producto de la complejidad del ser, ya que muchos compañeros internos tienen severos problemas de conducta y conseguir que estos internos opten por una labor sana es logrado solo con un proceso de toma de consciencia que en muchos casos no es impuesto, sino es de voluntad propia de cambio.

Por este motivo es bueno resaltar la preocupación del Poder Judicial en ser parte de este cambio verdadero. Ya hemos podido apreciar que nuestras compañeras del penal de Santa Mónica han tomado esta iniciativa que nació en Lurigancho: proyecto Pymes en prisión, que es digno de resaltar, ya que si existe un grupo inicial de personas interesadas, esto va tener un efecto multiplicador. Las personas aprenden con el ejemplo y es importante demostrarles a muchos que casi siempre se han conducido de manera negativa, que con trabajo honrado se benefician a sí mismos y a su familia, a su entorno y a la sociedad.

Esta tarea es de todos, todos somos parte de este trabajo, hay que seguir con la brega, hay que imitar lo bueno. Lo malo siempre va a estar allí, pasemos encima de ello, que solo con buenos ejemplos se lograrán resultados que duren para toda la vida.

No dejemos de recordar la memoria del padre Hubert Lanssiers, gestor de toda esta buena labor dentro de las prisiones. Hay que tomar como ejemplo sus sabias lecciones, hay que empezar a conocer nuestros derechos, para que no sea pisoteada nuestra dignidad. Muchos desatinados comentarios dicen que nosotros debemos estar en un constante castigo. Nosotros les preguntamos: ¿Qué peor castigo que perder la libertad?

Señores, esto es para reflexionar. No hay que ser inhumanos. Aquí en la prisión no estamos internados animales. Somos seres humanos que purgan prisión por un error cometido pero que somos tan dignos como cualquier persona en libertad. No satanicemos a los privados de libertad, ya que la vida en rencor y resentimiento solo hace daño y ese daño no se puede resolver con más daño. Pensemos en las familias que nada de culpa tienen de esto y sin embargo son los principales afectados de este encierro que marca para toda la vida.

Celso Quispe Condori. Coordinador del proyecto Pymes en prisión.

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