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REVISTA

WikiLeaks desnuda la guerra de Afganistán

Difunde más de 90 mil archivos militares secretos
Portal de Internet perpetra la mayor filtración de material clasificado en la historia de Estados Unidos.
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WikiLeaks desnuda la guerra de Afganistán

“Megaterremoto periodístico”, “la bomba mediática del siglo XXI”, “hemorragia informativa”. Todas estas palabras podrían definir muy bien el impacto causado estos días por el portal de Internet WikiLeaks que ha difundido nada menos que 92,201 documentos militares secretos que han dejado al descubierto las miserias de esa infernal guerra en Afganistán.

La publicación es la mayor filtración en la historia de Estados Unidos –que ya ha vivido escándalos como Watergate a inicios de los setenta– y ha puesto en ridículo a las más altas autoridades en el Pentágono y la Casa Blanca, que han repetido una y otra vez la justificación “moral” de un conflicto en el que luchan el “Occidente civilizado” contra los bárbaros extremistas islámicos de Al Qaeda y los talibanes.   

Lo cierto es que los documentos, de los que se han hecho eco también los periódicos The New York Times y The Guardian, además de la revista Der Spiegel, han confirmado lo que hasta hace poco eran rumores y temores: que esta guerra está lejos de ganarse y que la población afgana está en medio de dos fuerzas despiadadas en las que no se diferencian héroes de villanos.

Los informes, que datan desde enero del 2004 hasta diciembre del 2009, provienen mayoritariamente de las bitácoras de soldados y oficiales norteamericanos desde la misma línea de combate y revelan los detalles de los operativos realizados por las fuerzas internacionales lideradas por Washington (ISAF, por sus siglas en ingles).

El material publicado, que ha tardado siete meses en ser filtrado y analizado –más no censurado– por WikiLeaks, contiene referencias importantes de “agencias gubernamentales” que, según especialistas, son eufemismos para nombrar a la CIA o a la DIA (la agencia de Inteligencia del Departamento de Defensa de Estados Unidos).   

“Lo que revelan estos documentos, que consiguieron fuentes fidedignas, es que la guerra se ha degradado a límites insoportables y que no es posible mantenerse estáticos. Tenemos que reaccionar”, señaló en conferencia de prensa Julian Assange, quien fundó WikiLeaks hace tres años. “En esta guerra una maldita cosa lleva a la otra. Es indignante”, agregó.

Un primer vistazo de los informes han dejado a más de uno sorprendido, incluso entre la clase dirigente norteamericana, que lleva cierto grado de conocimiento de las actividades de la CIA y sus aliados. Aquí solo algunas “perlas”. 

PARAMILITARISMO EN SU MÁXIMA EXPRESIÓN

Lo primero que llama la atención del material, envuelto en jerga militar, es la extensión del uso de grupos paramilitares estadounidenses en territorio afgano y cuyas existencias eran, hasta ahora, desconocidas.

Por ejemplo, se hace hincapié en las operaciones de un “escuadrón de la muerte” denominado Task Force 73, integrado por elementos de las fuerzas especiales norteamericanas, encargadas de eliminar bajo cualquier método a personas vinculadas con actividades terroristas.

El problema reside en que en la selección de los condenados es, por decirlo menos, arbitraria. Muchos de ellos son puestos en la mira por recomendación de gobiernos locales y otras autoridades con meras sospechas y sin una supervisión judicial.

Según Assange, existen informes del asesinato de siete niños y otros inocentes –que nada tienen que ver con el Talibán y Al Qaeda– sin que nadie se haya pronunciado, menos aún la ONU que, según la ley internacional, es la responsable de la seguridad del país centroasiático.   

DAÑOS COLATERALES ESCONDIDOS

Los documentos también han expuesto cientos de operativos, no declarados oficialmente, de las tropas aliadas en los que han resultado muertos miles de civiles inocentes.

Un primer conteo de The Guardian habla de 144 incidentes mortales, la mayoría de ellos en lugares remotos e inaccesibles a los que la prensa occidental no puede llegar.

Uno de los casos mencionados es el ataque a dos camiones de combustible ordenado por un comandante alemán del ISAF el 3 de setiembre del 2009. En un primer momento se dijo que habían muerto 56 insurgentes. Una investigación posterior aclaró que los que rodeaban los camiones, abandonados y no robados como se creía, eran civiles. Murieron al menos 90 personas.

La investigación también ha revelado que los soldados estadounidenses tienden a callar las bajas civiles de su parte, pero en cambio son más propensos a informar sobre los problemas en los que sus colegas europeos –polacos, alemanes o españoles– están envueltos. 

PAKISTÁN, ALIADO DE PAPEL

En Washington siempre se supo que los talibanes fueron creación de los servicios de Inteligencia pakistaníes en la década de los noventa, pero con los ataques del 11-S, esta relación, se supone, acabó.

Hoy se sabe, que la purga de oficiales pro talibanes que inició el ex presidente pakistaní Pervez Musharraf no fue suficiente o solo se trató de un gran teatro. Según informaciones contenidas en 180 archivos, el servicio secreto pakistaní, el ISI, desde el 2004 armó, entrenó y financió a la insurgencia afgana.

Los documentos sugieren que Pakistán permitió a representantes del ISI entrevistarse con los talibanes para organizar grupos de combate contra los soldados de Estados Unidos y planear el asesinato de líderes afganos, incluido el presidente Hamid Karzai.

Los informes relatan los esfuerzos del ISI para coordinar la red de terroristas suicidas que se convirtieron en un arma terrible en el 2006. Un informe del 18 de diciembre de 2006 describe el proceso de formación de un terrorista suicida, reclutado y entrenado en Pakistán. Varias informaciones citan visitas de oficiales paquistaníes a las escuelas coránicas de la ciudad de Peshawar para encontrar nuevos reclutas.

El destape de esta relación Pakistán-Talibán ha causado las iras de algunos congresistas estadounidenses que no pueden entender cómo sabiendo la Casa Blanca sobre el doble juego de Islamabad, le han entregado más de mil millones de dólares en ayuda económica.

El embajador de Pakistán en Washington, Husain Haqqani, ha negado la existencia de esa colaboración y ha subrayado que “el liderazgo de Estados Unidos sabe muy bien lo que hacemos en la guerra contra el terrorismo”.

Sus palabras no han causado tranquilidad y más bien se han alzado voces como la del senador demócrata John Kerry, quien dijo que “los documentos plantean serias interrogantes sobre la realidad de la política estadounidense hacia Pakistán y Afganistán”.

TALIBANES, ANDRAJOSOS PERO PODEROSOS

Los archivos desclasificados también han echado por tierra la imagen débil de los insurgentes talibanes que por años nos ha vendido Estados Unidos. En nueve años de guerra –más tiempo del que duró la pesadilla vietnamita– la insurgencia no se ha debilitado ni un ápice.

Los talibanes cuentan con misiles que se guían por calor –quizá los ‘Stinger’ que la CIA entregó en los años ochenta a los muyahidines que luchaban contra el Ejército soviético– que ya han derribado varios helicópteros. 

Además, los extremistas islámicos han perfeccionado la elaboración y aplicación de explosivos improvisados (IED, por sus siglas en inglés) que en lo que va del año ha matado a 206 soldados, de las 358 bajas militares registradas.

El Talibán, al igual que el Viet Cong, aplica la táctica de emboscadas sorpresas para luego esconderse, lo que mina la moral de los militares que viven, prácticamente, escondidos en sus bases en territorio afgano.

Obviamente, la Casa Blanca echó el grito al cielo y ha ordenado una investigación para castigar a los responsables de la filtración de los archivos militares porque considera que pone en riesgo la seguridad de Estados Unidos.

Sin embargo, hay quienes creen que esta puede ser una buena oportunidad para el gobierno del presidente Obama, quien desde un principio dijo que quería ganar la mente y los corazones de los afganos a través de la democracia y el desarrollo económico, y no solo con la solución militar del conflicto.

Pero, ¿puede ganarse una “guerra moral” con impunidad y muerte? 

OTRO DATO

Bradley Manning, un soldado de Estados Unidos que servía en Iraq, fue detenido en mayo y está pendiente de un consejo de guerra que lo acusa de haber filtrado información secreta a la página de Internet http://wikileaks.org/.

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