Lori Berenson de nuevo en prisión

Como se recuerda, Berenson fue liberada en mayo luego de 15 años de prisión por sus probados vínculos con el grupo terrorista MRTA, que asoló al país en los ochentas y noventas y causó cientos de muertes.

El fallo judicial que determinó su reingreso a prisión se debió a que su defensa no cumplió con informar a las autoridades policiales sobre el domicilio que tendría Berenson en libertad.

Berenson fue detenida en la Embajada de Estados Unidos, en Surco, donde se encontraba realizando unos trámites consulares. Luego fue trasladada a la sede de la Sala Penal Nacional y después a la sede del Poder Judicial, en el centro de Lima. Finalmente fue conducida en una ambulancia a Santa Mónica, en Chorrillos.

Durante el trayecto, Berenson llevaba a su hijo Salvador de 15 meses en brazos, sometiéndolo al alboroto propio de una diligencia policial y al tumulto que armaban a su paso decenas de periodistas y curiosos.

Poco antes de su liberación, Berenson les dijo a los jueces que ella ya no representaba un peligro para la sociedad peruana y que entendía que hubiera un rechazo hacia ella, pero que estaba arrepentida de sus actos.

Cuando fue detenida por la Policía y presentada a la prensa, en 1985, gritó con la cara desencajada por la euforia que el MRTA no era un grupo terrorista sino un movimiento guerrillero y que sus combatientes luchaban por la justicia social.

Como todos sabemos, el MRTA causó cientos de muertes de civiles, policías y militares desde su primera incursión armada en 1982, y además empleó el secuestro a empresarios y políticos como una manera de obtener el dinero para comprar armamento y munición que luego usaba en sus acciones. Eso es terrorismo.

Es improbable (no imposible) que Berenson mantenga vínculos con grupos de izquierda afines al MRTA, que existen en el Perú. Es probable que, con el paso de los años, los ímpetus con que Berenson defendía al MRTA hayan bajado. Todas las personas tienen el derecho, luego de cumplir la pena impuesta por los delitos cometidos, a rehabilitarse y rehacer su vida. 

Lo que es imperdonable es que Berenson haya usado a su hijo de poco más de un año de edad para dar la impresión ante la opinión pública nacional e internacional de que estaba siendo objeto de un maltrato por la justicia.

Es posible, también, que Berenson recupere su libertad en pocas semanas. Sin embargo, luego de verla cargando a su hijo pequeño de un lado a otro, intentando manipular a propios y extraños, es probable, finalmente, que su arrepentimiento no sea del todo sincero.