Flores Nano manifestó también que dijo lo que dijo (que la elección del 3 de octubre le importaba un “comino” y que se metan la alcaldía de Lima “al poto”) porque sentía que la encuestadora Apoyo alteraba sus números para favorecer a Susana Villarán, pero que la alegraba el hecho de que, gracias a los audios, la gente conociese su parte humana.
Es cierto que en algunos momentos tensos de la vida, las personas suelen liberar la presión con arranques súbitos de furia o de euforia y dicen cosas que no dirían en su estado habitual.
Es cierto también que la interceptación telefónica es un delito. Pero también es cierto que Lourdes Flores es una mujer con treinta años de carrera política y ha librado batallas con adversarios que no siempre empleaban armas limpias.
Por consiguiente, podía suponer que sus teléfonos (y sus cuentas de correo electrónico) estaban intervenidos y fue un error político expresarse por ese medio de la manera como lo hizo.
Todo indica que habrá más audios y que serán propalados días antes de las elecciones. Las últimas encuestas le dan a Susana Villarán más de diez puntos de diferencia sobre Lourdes Flores. Probablemente los audios terminen por acabar la aventura municipal de Flores Nano y, quizás, su carrera política.
Sin embargo, tal vez los peores enemigos de Flores Nano no sean Jaime Bayly ni la mafia fujimontesinista ni Alex Kouri ni Susana Villarán. Quizás Flores Nano vea todos los días la cara de su peor enemigo cuando se mira en el espejo. Es un enemigo que tendrá que derrotar sin ayuda de asesores, sin cámaras de televisión, sin sonrisas fingidas.