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REVISTA

Hugo Chávez y el comienzo de su fin

Oposición le quita mayoría absoluta en el Parlamento venezolano
Chavistas deberán negociar para aprobar normas y gastos del Ejecutivo.
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Hugo Chávez y el comienzo de su fin

Podrá vociferar, amedrentar e insultar todo lo que quiera, pero esta vez Hugo Chávez no se salió con la suya. Esos “escuálidos” y “mequetrefes” de la oposición –como los llama– consiguieron su victoria más importante en una década y le arrebataron el control hegemónico que sus huestes tenían desde hace cinco años en el Parlamento venezolano.

La victoria es más importante que el triunfo del “No” en el referéndum constitucional del 2007 porque, al final de cuentas, Chávez logró imponer su voluntad en una Asamblea Nacional que le dio poderes especiales para hacer y deshacer en aras de profundizar su revolución bolivariana.

Esta vez, sin embargo, el chavismo tendrá que hacerle espacio a un bloque opositor dispuesto a hacerse escuchar y respetar. Según los resultados finales del Consejo Nacional Electoral, el oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) alcanzó el dominio de 98 escaños, mientras que la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MDU) obtuvo 65 curules. El disidente Patria para Todos (PPT) se quedó con dos asientos.

Con este resultado, el chavismo podrá aprobar leyes ordinarias que solo necesitan el respaldo de 83 votos, de un Parlamento de 165 integrantes, pero no podrá crear ni modificar leyes orgánicas, que son las que regulan derechos humanos y organizan poderes públicos para las que se necesitan 110 votos.

Desde el 2005, en que el oficialismo obtuvo el control total de Parlamento, Chávez aprobó sin problemas controvertidas leyes que le permitieron profundizar el socialismo del siglo XXI. Hoy, con este resultado, la revolución ha sido frenada en seco.

Sectores cercanos al chavismo apuntan a un desgaste natural del gobierno tras 12 años en el poder pero que este, en el fondo, se mantiene fuerte y consolidado dentro del pueblo venezolano.

Otros en cambio, van más allá y auguran el inicio del fin de Hugo Chávez, un militar venido a político que para bien o para mal ha sentado un precedente histórico no solo para Venezuela, sino también para América Latina.

CRISIS INTERNA

Para entender un poco más la escalada opositora en las legislativas del domingo habría que comenzar por centrarnos en el aspecto interno del país.

Venezuela, por lo menos estos dos últimos años, no la está pasando bien. El descontento del pueblo ha ido creciendo debido a la profundización de la crisis económica que ya no tiene la excusa de factores externos, sino que está sufriendo los errores de la mala gestión del régimen.

Solo en el primer trimestre del año, el Producto Bruto Interno (PBI) se ha contraído un 3.5% y la inflación se espera que supere el 25.1% del 2009. Con una industria nacional en quiebra –obra de la excesiva dependencia del petróleo– y una mínima inversión extranjera, los puestos de trabajo se hacen imposibles de conseguir.

A esto hay que agregarle la crisis en la generación eléctrica, con apagones por varias horas en las principales ciudades del país, y los escándalos de corrupción en empresas estatales que tuvieron como colofón la descomposición de miles de toneladas de alimentos en almacenes del Estado. Una muestra más de la ineficacia de la burocracia chavista.

Pero el punto más grave fue el aumento de los niveles de violencia que han convertido a Venezuela en uno de los países más peligrosos del mundo, tanto como Iraq y Afganistán.

Un informe oficial filtrado a la prensa semanas atrás situó la tasa de homicidios en 75 por cada 100,000 habitantes, con 19,000 asesinatos en el 2009 y con un total de 120,000 muertos en los 12 años que lleva Chávez en el Palacio de Miraflores.

Todas malas noticias para la revolución bolivariana que, pese a los miles de millones de dólares de renta petrolera que garantizan la subsistencia de los programas sociales y al silenciamiento de medios de comunicación –RCTV y Globovisión los casos más emblemáticos–, ha demostrado que tiene los pies de barro.

UNA ALTERNATIVA VIABLE

La oposición en cambio, ha sabido articular el descontento popular y ha comenzado a alzarse como una alternativa viable de cambio que le tomó tiempo –y muchas humillaciones– aceptar.

“Lo mejor que le ha pasado a la oposición es el surgimiento de Chávez como fuerza política porque ha madurado. Era necesario que pasara esto para que los grandes grupos reconocieran los liderazgos puros, los que han surgido de las universidades, de los gremios, del trabajo comunitario”, declaró el dirigente opositor Luis Tinedo.

En efecto, tras varios años de constantes disputas una veintena de partidos opositores se unieron a inicios de año para formar la Mesa de la Unidad Democrática (MUD).

La coalición –que une desde grupos de la antigua partidocracia venezolana como el Copei, Acción Democrática y Primero Justicia hasta grupos de izquierda y derecha radicales– no tiene precedentes locales pero sí imitarían el ejemplo de la Concertación de Partidos que logró tumbarse la dictadura de Augusto Pinochet en Chile.

Desde la oposición se han lazado voces de algarabía por el repunte popular en las legislativas, pero también se ha hecho un llamado para tomar con calma la victoria porque es el “primer paso” en un largo camino hacia las elecciones presidenciales del 2012.

La oposición todavía tiene el enorme trabajo de mantener la unidad y, sobre todo, pasar de la articulación electoral a la articulación política. Como bien han destacado algunos analistas venezolanos, la MUD es un grupo organizado para unos comicios pero sin una “propuesta común de país”.

UNA NUEVA VENEZUELA

La oposición ya ha manifestado que está ansiosa por trabajar para construir una Nueva Venezuela y ha dado algunos alcances sobre el trabajo que espera implementar en el Congreso: atención al problema de la delincuencia, el logro de poderes públicos independientes, el fortalecimiento de la descentralización, la lucha contra la corrupción y ejercer control sobre el presidente.

La MUD también quiere presidir la Comisión de Fiscalización –o Contraloría– para supervisar el manejo de PDVSA e investigar los casos de corrupción, así como frenar la política agresiva de nacionalizaciones y expropiaciones y defender la propiedad privada desde el Congreso.

Aunque Chávez no lo ha señalado abiertamente, la agenda opositora en la Asamblea Nacional es una amenaza directa a la implantación de un socialismo radical, el mismo que –a la luz de los resultados de las legislativas– no es compartido por millones de venezolanos.

Hay quienes creen que Chávez podría flexibilizar su postura y tranzar de alguna forma con la oposición para asegurarse otra reelección en el 2012. Sin embargo, otros aseguran que, por el contrario, el mandatario venezolano jugará a la carta que mejor conoce: la polarización y confrontación para alzarse como el nuevo y único Bolívar capaz de salvar a la Patria Grande.

Está ahora en manos de la oposición detener los aires mesiánicos del presidente. No es invencible, no es Dios, como quiere hacer creer.  

OTRO DATO

Debido a que la nueva Asamblea Nacional jurará recién en enero, la oposición ha alertado que el gobierno puede aprovechar su arrolladora supremacía numérica para apurar leyes que profundicen el socialismo del siglo XXI. Incluso, se habla de entregar “facultades extraordinarias” a Chávez.

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COMENTARIOS
1 comentarios      
Porque una pagina tan seria como esta cae en estas mentiras. Si yo soy Venezolano y aqui gano el chavismo con 98 diputados y la oposicion con 65. Informense bien y rectifiquen. Digan la verdad, no sean instrumentos de afirmaciones fantasiosas. Rectifiquen...
05 de octubre 2010
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