Bush presenta Decisions Points

En enero del 2009, George W. Bush dejó Washington en medio del repudio general. Después de haber saboreado las mieles del poder y la gloria por su liderazgo destacado tras los ataques de 11-S, salió por la puerta falsa de la Casa Blanca por el descalabro de la economía nacional –y mundial–.

Él no lo previó. En realidad, Bush creyó que saldría dignamente y que correría mejor suerte que su padre en 1993, el ex presidente George H. Bush. Pero no fue así, fue peor.

Tras despedirse con un saludo militar y subir al helicóptero de la Fuerza Aérea que lo trasladó a su rancho de Texas junto con su esposa Laura, el ex mandatario se recluyó y evitó, en la mayoría de lo posible, exponerse a los medios de comunicación y a la gente.

El fenómeno Obama ayudó mucho. Todos querían saber del nuevo presidente. Negro, joven, demócrata y encantador que quería hacer de Estados Unidos un país mejor. Qué distinto del blanco, arrogante, republicano, militarista ex presidente que solo pensaba en la guerra.  

Bush no trató de defenderse entonces pues creía que lo mejor era mantener una sana distancia. “Que lo disfruten cuanto puedan”, dijo a sus allegados, quienes se sorprendieron al ver que el siempre irascible George se mostrara tan cauto.

Han pasado casi dos años desde esos día negros y el ex presidente ha vuelto a la luz pública y esta vez para decir todas aquellas cosas que calló. El martes 9 de noviembre presenta sus esperadas memorias bajo el nombre de Decisions Points, que pretenden ser un resumen de los momentos más importantes de su vida, muchos de ellos como presidente número 43 de Estados Unidos.

En sus 481 páginas, el ex mandatario intenta explicar sus orígenes como un integrante de la familia Bush, una de las más influyentes de Estados unidos, junto con los Kennedy. La “suerte” que tuvo para esquivar la guerra de Vietnam, pero también sus primeros años de rebeldía y vida alocada que algunos, incluso, vieron como un “caso perdido”.

También trata sus pininos como empresario petrolero, y el salto a la política que lo llevó a ocupar en un principio la gobernación –dos veces– de Texas y luego la Casa Blanca.

¿FASCINACIÓN POR EL MORBO?

Aunque la edición en español no se espera hasta el próximo año, algunos ya han adelantado extractos traducidos de las memorias que algunos vaticinan será un éxito de ventas.  es que existe cierta fascinación de los estadounidenses por la vida, obra y debilidades de sus ex mandatarios.

La mayoría quiere escuchar qué, cómo, cuándo, cómo y dónde se desarrollaron los mayores escándalos de sus líderes. Pasó con Hillary Clinton cuando publicó Historia Viva y la gente devoró con avidez el capítulo sobre cómo perdonó la infidelidad de su esposo.

Pasó con Bill cuando trató el tema de su amante Mónica Lewinsky y pasará con Bush cuando trate el tema de su temprano alcoholismo y su polémico refugio en Dios que lo hizo ver, ante el mundo musulmán, como un antiguo líder cruzado.

Algunos periodistas recibieron de adelanto Decisions Points antes que salga en los puestos de ventas de la librería y confirmaron que los capítulos más “inspirados” –por llamarlos de alguna forma– son los dedicados a los ataques del 11-S y la guerra en Iraq.

Sobre el 11-S, sh recuerda cómo le hirvió la sangre al saber de los atentados. “Mis pensamientos fueron claros: el primer avión pudo ser un accidente. El segundo, definitivamente un atentado. El tercero fue una declaración de guerra”. “En una mañana quedó claro el mandato de mi presidencia: proteger a nuestro pueblo y defender nuestra libertad”, agrega.  

La manera en que Bush enfrentó al terrorismo muchas veces provocó las iras de los organismos de derechos humanos. Bush cuenta que cuando le preguntaron sobre su autorización para realizar asfixia simulada a uno de los cerebros del 11-S su respuesta fue de antología: “¡Pues claro!”.

“No hay dudas de que el procedimiento era duro, pero expertos médicos tranquilizaron a la CIA diciéndole que no causa un daño duradero”, escribe el ex presidente, sin un ápice de arrepentimiento pues considera como uno de los legados de su gobierno el evitar otro 11-S.

Sobre Iraq Bush reafirma que el país árabe está mejor sin el “dictador homicida” de Sadam Hussein y que se estremeció al saber que no se encontró armas de destrucción masiva (le creemos?).

“Nadie se impresionó y se molestó más que yo cuando no encontramos las armas. Sentí rabia cada vez pensaba en eso. Todavía la siento”, escribe el mandatario en su primera declaración sobre un tema que fue clave para desatar la guerra y llevarse de encuentro a la legislación internacional y a la ONU.

JUSTIFICACIÓN HISTÓRICA

No hay dudas de que Bush más que buscar la expiación pública intenta con Decisions Points encontrar una justificación histórica a sus acciones en la Casa Blanca. Después de todo, como sostienen algunos de sus allegados, no todo lo que se hizo estuvo mal.

Después de dos años de Obamanía con un país que tiene un atolladero en Afganistán, con una deuda interna que ha alcanzo niveles récords y una tasa de desempleo que no baja, el tiempo parece darle la razón.

“Cualquiera que sea el veredicto sobre mi presidencia, estoy cómodo con el hecho de que no estaré cerca para escucharlo”, ha dicho Bush a manera de profecía. Mejor, imposible.