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REVISTA

The Giving Pledge

Los ricos se desprenden de su dinero
La filantropía como forma de cambiar el mundo se apodera de los magnates estadounidenses.
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The Giving Pledge

Cuenta la leyenda que hace año y medio en una cena en Nueva York, los hombres más ricos del mundo y amigos de toda la vida, Bill Gates y Warren Buffet estaban en la misma mesa conversando sobre las preocupaciones que les quitaban el sueño.

Para Gates no era la irrupción de Apple en el mundo de la tecnología, ni para Buffet el agravamiento de la crisis económica mundial. Los dos estaban preocupados por conseguir más fondos para sus decenas de causas benéficas.

“El mundo es demasiado grande e imperfecto y el dinero demasiado poco para arreglarlo”, cuentan que dijo el ex mandamás de Microsoft, quien en los últimos años se ha desvelado más por proyectos de ayuda social que por los cambios revolucionarios de su programa estrella Windows.

Igual parecer sucederle al Oráculo de Omaha al que ya no le entusiasma tanto los informes de la bolsa ni las predicciones de alzas y bajas en mercados como el asiático. “Quiero y puedo hacer algo más que jugar con fríos números”, dijo Buffet en una entrevista concedida al diario The Wall Street Journal.

Según testigos, la noche de aquella cena ambos empresarios juraron, cual nobles caballeros, unir fuerzas para dar luz a lo que poco tiempo después ha pasado a conocerse como “The Giving Pledge” (algo así como “El compromiso de dar”) que es considerado, sin lugar a dudas, como el proyecto filántropo más grande y ambicioso en la historia de la humanidad.

Tanto Gates como Buffet acordaron contactarse con, al menos, un centenar de multimillonarios para convencerlos de hacer algo nunca antes visto y suprimir de sus mentes y de sus corazones sentimientos tan arraigados –y asociados a los ricos– como la avaricia y el egoísmo.

Los magnates pidieron a sus amigos del jet set donar la mitad de sus fortunas o parte de ellas para promover programas sociales que cambien el destino de millones de personas. Hasta el momento han acudido al rescate unos 40 millonarios, entre empresarios, políticos y artistas.

Teniendo en cuenta que en Estados Unidos hay alrededor de 400 multimillonarios –cerca del 40% del total mundial– con un valor neto combinado de US$ 1.2 billones, el compromiso de ayuda estaría bordeando los US$ 600,000 millones

Según cálculos, esta cifra es 24 veces el PBI del Perú, y sería suficiente para reconstruir toda la infraestructura destruida en los terremotos de Haití y Chile, el huracán Katrina en Nueva Orleans y el derrame de petróleo en el golfo de México. También serviría para erradicar la pobreza y el hambre en África subsahariana. Ni más ni menos.

Entre los grandes donantes figuran Mark Zuckerberg, el creador de Facebook –la red social más grande del mundo con más de 500 millones de usuarios–, quien a sus cortos 26 años y con una fortuna estimada en US$ 6,900 millones cree que es hora de marcar la pauta del cambio.

“La gente espera demasiado tiempo para dar su dinero. Por qué esperar cuando hay tanto por hacer”, dijo en un comunicado la semana pasada. “Somos una generación de jóvenes que quieren ver el impacto de sus esfuerzos filantrópicos”, agregó el genio del Internet.

Su amigo y socio Dustin Moskovitz también ha querido ser parte de esta peculiar red de filántropos con interminables ceros en sus cuentas bancarias y que incluyen al director de cine George Lucas, el magnate de los medios Ted Turner y el actual alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg.

DIFÍCIL DE ENTENDER

En países como el Perú es muy difícil entender la actitud de estos magnates y su desprendimiento. Nadie se imagina, por ejemplo, a Dionisio Romero renunciando a su fortuna en aras de la gente pobre. No va con la idea prefijada del típico empresario capitalista que lo quiere todo a como dé lugar.

Sin embargo, habría que recordar que en Estados Unidos la realidad es muy distinta. Allá existe desde hace mucho tiempo la costumbre de dar caridad aún si se atraviesa por una grave crisis económica.

Si no basta con mirar un reciente informe que revela que solo el año pasado, en plena crisis financiera internacional, se donó el equivalente de US$ 231,888 millones, la mayoría generados por individuos.

Además, según Giving USA, el grueso de las donaciones va destinado a organizaciones religiosas. Luego a educación (13%), salud (7%), arte y cultura (4%).

Lo novedoso de esta ola masiva de caridad en Estados Unidos es que, por primera vez, los multimillonarios empiezan a organizarse y unirse para el liderazgo de un mecenas como ha pasado a convertirse Bill Gates. 

El ex hombre fuerte de Microsoft y su esposa Melinda están a cargo de una fundación que distribuye fondos frescos a programas de créditos para personas de bajos recursos en el Tercer Mundo, investigaciones en salud, educación, vivienda, entre otros.

¿SLIM, EL AGUAFIESTAS?

Sin embargo, esta ola filantrópica no es compartida por muchos y con justificada razón. El mexicano Carlos Slim, considerado el hombre más rico del mundo, señaló recientemente que la caridad “no resuelve nada” y que la única forma de combatir la pobreza es con empleo.

Según el magnate mexicano, dar el 40% o 50% de la fortuna personal no ayuda en nada. “Hay un refrán que dice que deberíamos dejarle un país mejor a nuestros hijos, pero creo que es más importante dejar mejores hijos a nuestro país”, señaló recientemente.

Slim sostiene que solo con un programa eficaz de reformas económicas, aperturas de mercados y la potenciación de las energías y los talentos creativos para formar mejores y más grandes empresas, será posible alcanzar el tan anhelado desarrollo.

Lo demás es puro cuento chino, o como dirían algunos, una muy costosa utopía en el que billones de dólares se esfuman en cuestión de horas. La idea, entonces, sería decidir: ¿Damos peces o enseñamos a pescar?

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COMENTARIOS
1 comentarios      
PARA MI ..ESTE MEXICANO ANDA MISIO. O ES TAN DURO COMO POTO DE MUNEKA.....
11 de abril 2011
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