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REVISTA

Plan Zanahoria: cuando la ingenuidad asume el mando

Medida restrictiva abre polémica
Días atrás la flamante alcaldesa de Lima, Susana Villarán, sostuvo una reunión con 31 burgomaestres distritales en la llamada Primera Mesa Metropolitana de Alcaldes por la Seguridad Ciudadana, donde, entre otros asuntos, se acordó extender a toda Lima el Plan Zanahoria que ya se aplica en algunos distritos de la capital.
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Plan Zanahoria: cuando la ingenuidad asume el mando

Como se sabe, el Plan Zanahoria restringe el horario de la venta de alcohol en licorerías, tiendas y autoservicios y el horario de funcionamiento de bares y discotecas. Ya se aplica en Barranco, La Victoria, San Miguel, Surquillo y Pueblo Libre. 

Los objetivos del Plan Zanahoria serían reducir los actos delincuenciales, los accidentes de tránsito y la violencia en general asociados al exceso de consumo de licor.

Según el alcalde de La Victoria, Alberto Sánchez Aizcorbe, uno de los impulsores de la medida, el Plan Zanahoria (que se aplica en dicha comuna desde el 2007 y que restringe la venta y el consumo de licor en la vía pública desde las 11 de la noche) dio resultados positivos en su distrito, ya que redujo en 30% el índice de robos y homicidios

Villarán, por su parte, ha defendido el Plan Zanahoria argumentando que está comprobado que el consumo de alcohol es un disparador de la violencia en todas sus manifestaciones y que los resultados obtenidos en los distritos en que se ha aplicado han sido positivos.

“Sé que existen personas que no están de acuerdo con esta medida, pero estoy convencida de que no hay necesidad de tomar hasta morir para divertirse. La gente puede aprender a pasarla bien sin alcohol”, declaró.

Villarán también desmintió que el límite de horario para la venta y el consumo de alcohol será las 11 de la noche, como se rumoreó en un primer momento. “El límite no va a ser las 11 de la noche, porque a esa hora comienzan las fiestas, sino las 3 de la mañana. Pero eso lo tenemos que definir entre todos los alcaldes distritales”, dijo.

Recién el 27 de enero, en la segunda Mesa de Alcaldes por la Seguridad Ciudadana, se precisarán los lineamientos de la propuesta. A pesar de eso y de que todavía no se ha definido una fecha para iniciar la ejecución del Plan Zanahoria, desde ya una serie de voces se han alzado para declararse en contra de dicha medida.

El Plan Zanahoria podría parecer una medida positiva para frenar los actos delincuenciales y los accidentes de tránsito que se producen en la madrugada como consecuencia de la ingesta exagerada de licor. Pero Villarán y el resto de alcaldes parecen olvidar que el primer objetivo que debieran perseguir las autoridades elegidas por el voto ciudadano es garantizar el ejercicio de la libertad individual de las personas, no recortarla.

Y el Plan Zanahoria, en principio, no asegura que los delincuentes dejen de arrebatar carteras o celulares, ni que los conductores borrachos paren de atropellar peatones en la madrugada. En realidad, el Plan Zanahoria ni siquiera asegura que las personas vayan a dejar de consumir licor a las 3 de la mañana.

Hasta un niño podría intuir que lo más probable es que, si el plan llega a aplicarse, las licorerías, los bares y las discotecas continúen atendiendo a puertas cerradas y que, si llega un policía o un sereno a hacer cumplir la ley, un billete lo impulse a darse media vuelta y seguir con su camino con una sonrisa agradecida dedicada a Villarán.

Por lo pronto, lo único que sí asegura el Plan Zanahoria es que la libertad de los ciudadanos se verá recortada.

Las personas debieran tener derecho de ejercer sus libertades (todo tipo de libertades), siempre y cuando, por supuesto, el ejercicio de estas libertades no vaya en desmedro del derecho a la vida y al libre tránsito de otras personas que también están ejerciendo sus libertades. Como se dice comúnmente, la libertad de una persona termina donde comienza la libertad de otra persona.

Y estas libertades incluyen también la libertad que tiene todo ser humano no solo para vivir, estudiar, trabajar, asociarse, elegir el lugar de residencia y transitar por todo el Perú, sino también la libertad para tomar licor e ingerir todo tipo de drogas hasta cuando se le antoje, incluso hasta morir, voluntaria o involuntariamente. Siempre y cuando, desde luego, en el ejercicio de estas libertades, no violente en modo alguno a ninguna persona, animal, árbol, casa, vehículo o espacio público o privado.

Villarán ha dicho que no hay necesidad de tomar hasta morir para divertirse. ¿Quién es ella para decidir cómo deben divertirse las personas? ¿Preferiría acaso que los individuos se divirtiesen fumando marihuana (como hacía ella con su amigo Mirko Lauer en su lejana adolescencia) o aspirando cocaína o embutiéndose pastillas?

¿No hay una contradicción, por lo menos, entre promover la liberalización de la producción, la comercialización y el uso de drogas (una causa loable desde todo punto de vista, dicho sea de paso) y restringir el horario del expendio y consumo de bebidas alcohólicas? 

Aizcorbe asegura que en su comuna no se vende licor a partir de las 11 de la noche. Eso es una ingenuidad, una mentira o de plano una estupidez. ¿Conoce Aizcorbe por casualidad los jirones sombríos y los huecos patibularios de La Victoria donde no solo se vende licor (en muchos casos, adulterado, que causa grave daño a las personas) sino también pasta, marihuana y cocaína? ¿Cree en realidad que en La Victoria no se vende alcohol a partir de las 11 de la noche? ¿Cree en realidad que en La Victoria nadie toma licor a partir de las 11 de la noche?

El Plan Zanahoria difícilmente detendrá lo que quiere detener. El delincuente es delincuente estando borracho, drogado o sobrio. Del mismo modo, los individuos que no son delincuentes no se volverán delincuentes por el hecho de estar ebrios o drogados. Ninguna persona que ha salido a divertirse con sus amigos tendrá ganas, de pronto, en medio de la madrugada, por el solo hecho de estar drogado o borracho, de salir a asaltar a la primera persona que se le cruce afuera del bar.

Es cierto que el alcohol y la droga nublan la inteligencia y el sentido común de las personas, pero no los anulan. Existen cientos de casos de personas que, conscientes de que van a salir a divertirse con los amigos o la novia y de que esta diversión implica el uso de alcohol o drogas, dejan sus vehículos en casa y toman un taxi. Lamentablemente, existen cientos de casos de personas que eligen el derecho a ejercer su imbecilidad y atropellan y matan a seres inocentes. ¿Por qué no se les envía a prisión?

El uso de alcohol y drogas no debiera constituir un atenuante cuando se comete un delito, sino, por el contrario, un agravante, porque del mismo modo que las personas adultas tienen el derecho legítimo para hacer uso de su libertad ingiriendo alcohol o drogas, también deberían tener el deber de responder por sus actos estando borrachos o drogados.

Las autoridades parecen olvidar que la producción, la comercialización y el consumo de drogas están prohibidos en el Perú desde siempre, y no por eso los traficantes han dejado de sembrar marihuana y elaborar cocaína ni los consumidores han dejado de fumarla o aspirarla.

En la época de la prohibición en Estados Unidos, el consumo de alcohol no disminuyó sino que aumentó, así como la violencia ocasionada por la lucha entre las bandas de contrabandistas que combatían en las calles por obtener el control de la comercialización. Además, la baja calidad de los alcoholes que circularon clandestinamente causó ceguera y muerte por cirrosis en miles de personas.

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COMENTARIOS
2 comentarios      
porque quieren solucionar los problemas a la prepo piensen bien piensenlo susanita linda que tus medidas sean las mas adecuadas
20 de enero 2011
Claro que es una buena medida. Siempre habrá alguién que lo quebrante no por eso se pueda dejar de lado medidas tan acertadas. No faltaba más.
21 de enero 2011
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