¿Qué estarían manifestando aquellos que expresan una animadversión desmesurada e irracional hacia los homosexuales?
Las personas homofóbicas lo que tienen es temor a encontrar en ellas mismas aquello que rechazan en el otro. Las personas homofóbicas son el resultado del conflicto interno con su propia homosexualidad, generalmente inconciente. Miedo y odio se juntan. Miedo a la propia homosexualidad y rechazo u odio a la homosexualidad del otro.
¿Los homofóbicos serían entonces homosexuales secretos, incluso para ellos mismos?
No todos, claro, pero algunos sí. Rechazan aquello que forma parte de ellos mismos. Piensan que rechazando la homosexualidad, su propia homosexualidad se aplacará. Y el conflicto latente en ellos mismos también. Una persona que está segura de su sexualidad, no tiene por qué ser homofóbica.
El 17 de mayo de 1990, la Organización Mundial de la Salud retiró a la homosexualidad de su lista de trastornos de la personalidad. Si la homosexualidad no es un trastorno, ¿la homofobia lo es?
Efectivamente, la orientación sexual no es un trastorno ni un desorden mental. Esta decisión de la OMS existe hasta la actualidad. Por consiguiente, quien tiene determinada orientación sexual y no tiene problemas con eso, está perfectamente bien. La persona que dice ‘yo soy homosexual y estoy feliz con eso’, está muy bien. La persona que dice ‘yo soy heterosexual y estoy feliz con eso’, igual. El que dice ‘yo soy bisexual’, igual. El homófobo, en cambio, no está contento con su sexualidad. Desde ese punto de vista, sí, la homofobia vendría a ser un trastorno que no deja vivir en paz a una persona y de seguro no la deja disfrutar sanamente de su sexualidad.
¿A qué se debe que existan diferentes orientaciones sexuales?
En todo quehacer, ya sea en la profesión que uno elija o la manera de vestir, hay desde mi punto de vista la suma de cinco factores. Estos factores son psicosociales, orgánicos, ecológicos, personales y espirituales, que contribuyen a determinar las personalidades de los individuos, aunque en proporciones diferentes. Por ejemplo, en algunos casos el aspecto genético es importante, pero en otros no lo es tanto. En otros casos, el aspecto orgánico es decisivo y en otros no. Esto también se aplica para el caso de la homosexualidad y también en el de la homofobia. Por ejemplo, hay familias donde hay una gran cantidad de homosexuales, ahí el componente genético es decisivo. En el caso de la homofobia, si el padre es homofóbico, es probable que el hijo pueda llegar a ser homosexual.
¿Es posible cambiar de orientación sexual a base de terapia?
Solo necesitan terapia las personas que, teniendo la orientación que tengan, sientan problemas con eso. En esos casos, hay que pensar efectivamente en un tratamiento médico, no para que la persona deje de ser homosexual, sino para que no sufra por serlo. Porque ese sufrimiento no se da en función de la persona misma, sino de la presión social.
Esa presión social, ¿puede desencadenar en el homosexual víctima de homofobia un cuadro depresivo?
Todos podemos desarrollar a la larga un cuadro depresivo. Y un homosexual víctima de homofobia, por supuesto que sí. La presión social puede ser muy grande y se pueden llegar a sentir estigmatizados. En ese sentido, el homosexual se sentirá alterado, fastidiado, acosado, y desarrollará una depresión. Aunque también puede suceder que, por el contrario, esto lo haga encontrar las fuerzas necesarias y lo conduzca a buscar un grupo de apoyo. El problema, entonces, no está en la homosexualidad sino en la homofobia.
¿Qué opinión tiene de la posición de la Iglesia Católica respecto de la homosexualidad? ¿La Iglesia Católica es homófoba?
¡Cómo va a ser homófoba!
Al contrario. ¡Yo diría más bien que es homófila, por la cantidad de casos de sacerdotes pederastas que hay en el mundo! Ahora mismo el Papa tuvo que pedir perdón en Estados Unidos por los casos de los sacerdotes pedófilos norteamericanos. Esto se debería a que, si bien la homosexualidad se presenta como algo aislado, se favorece en ciertos grupos, como los conventos, monasterios y seminarios.
Y en los cuarteles…
Ni hablar. En la milicia hay muchísima homosexualidad. Por ejemplo, entre los griegos y romanos de la antigüedad, la homosexualidad era la regla. Aquiles, Alejandro Magno, Nerón y Calígula, por ejemplo lo eran. Ah, no sólo los militares. Filósofos, también. Sócrates, entre ellos. En ese tiempo, la homosexualidad masculina, sobre todo, era vista como algo natural. La persona madura que no tenía un efebo al cual enseñar y educar, era un varón incompleto. El mismo Platón habla de eso en sus celebrados “Diálogos”.
