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Martes 23 de abril 2024   |   Contáctenos
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Japón vive pesadilla nuclear

Terremoto y tsunami desatan el caos en el gigante asiático
El mundo sigue a la expectativa el desarrollo de la crisis que vive la planta atómica de Fukushima.
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Japón vive pesadilla nuclear

Esta podría ser la crónica de una pesadilla que los japoneses creyeron que nunca más volverían a vivir. Acostumbrados por la historia, resignados por el tiempo y cuajados –a nivel genético– a soportar los más violentos remesones, los nipones sufrieron el pasado viernes 11 de marzo un nuevo terremoto.

Pero no se trataba de uno cualquiera, de los tantos que han soportado en los últimos tiempos, sino más bien del peor de todos. Con una magnitud de 9 grados en la escala de Richter, el movimiento telúrico se hizo sentir en su costa noreste y de inmediato se activó la alarma en la cuenca del Pacífico.

No era para menos. El peor sismo de su historia moderna hizo tambalear los enormes edificios del país como si fueran de juguetes, destruyó caminos, se tragó –literalmente– dos trenes  balas, y destruyó en cuestión de segundos más de 80,000 viviendas.

Las que quedaron en pie están seriamente dañadas, mientras que los servicios públicos como el agua y la electricidad se suspendieron afectando a más de cuatro millones de hogares.

De inmediato, las autoridades salieron a las cámaras de televisión para señalar que el país había soportado un sismo de grandes proporciones pero que, en términos generales, todo seguía en calma.

La furia de la naturaleza se encargó de desmentir los primeros informes. A los pocos minutos del terremoto, enormes olas de hasta 10 metros de altura, se tragaron todo lo que encontraron a su paso en la costa del noreste del país y ante la mirada de horror de millones de televidentes que vieron, por primera vez, el impacto de un tsunami en vivo y en directo.

La marea negra, mezcla de lodo y piedras, se llevó casas, autos, plantaciones enteras, fábricas, y hasta aviones que reposaban en el aeropuerto de la zona.

Por si fuera poco, los helicópteros de los periodistas comenzaron a reportar que varios edificios de Tokio ardían sin control creando enormes nubes de humo que hizo recordar a los japoneses las películas de Hollywood.

Solo que esta vez no era algo ficticio. La realidad superó a la fantasía. Los servicios de trenes fueron suspendidos mientras millones de trabajadores no pudieron volver a sus casas e iniciaron una larga marcha a pie en búsqueda de sus seres queridos.

Al colapsar las líneas telefónicas, millones de personas se volcaron a las redes sociales como Twitter y Facebook para decir que se encontraban bien o averiguar el paradero de sus seres queridos lo que supuso un golpe mortal para los medios de comunicación tradicionales.

Hasta el cierre de este informe, los muertos y desaparecidos llegan a 10,000 mientras los heridos superan los 15,000, muchos de ellos niños y ancianos que fueron sorprendidos por la llegada inesperada de las aguas del tsunami.

PELIGROSOS INCENDIOS

Pero la peor parte de esta tragedia ha sido el enorme impacto que ha supuesto el terremoto en las diferentes plantas nucleares del país. Según informes del propio gobierno, más de cuatro plantas han suspendido sus actividades y se teme que en los próximos días se empiece a aplicar un apagón generalizado en todo el territorio.

La planta más afectada es la de Fukushima que en menos de 72 horas ha afrontado tres peligrosos incendios en sus cuatro reactores y ya liberó partículas radioactivas en toda la región.

El gobierno ordenó la evacuación de 180,000 personas que viven en un radio de 20 kilómetros alrededor de la planta y pidió el encierro de 140,000 más en un rango de 30 kilómetros.

El primer ministro Naoto Kan pidió a la población no salir a la calle, cerrar sus ventanas, tapar con cintas adhesivas las herraduras de sus casas, no prender los ventiladores y mucho menos tender sus ropas en los techos. Es decir, han sido condenados a vivir encerrados hasta un tiempo indeterminado mientras muchos se preguntan qué pasará cuando sus raciones de alimentos empiecen a acabarse. ¿Dará orden el premier para evacuar a toda la localidad?

Mientras tanto, en Tokio, a 240 kilómetros de Fukushima, se ha detectado la presencia de partículas radioactivas que han sido trasladadas por el aire y la noticia provocó ya una estampida de diplomáticos y trabajadores extranjeros que hacen largas colas para sacar un ticket de avión y escapar del peligro.

El gobierno ha dicho que no existen riesgos para la salud de la población pero a estas alturas ya nadie sabe cuánto de esto es verdad, mientras vuelven a sus memorias el recuerdo de los 200,000 muertos que dejaron las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki en 1945. Una cifra que esperan quede para siempre en el olvido.

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