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REVISTA

"El Islam es incompatible con la democracia"

Entrevista al escritor y analista político argentino Julián Schvindlerman
Destacado analista internacional Julián Schvindlerman da luces sobre el origen de las protestas en Medio Oriente y sus repercusiones en la región.
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'El Islam es incompatible con la democracia'

-¿Cree que las revueltas que se observan en Medio Oriente tienen una sola explicación o hay distintas variables en su interpretación?

Todas tienen una base común de hartazgo e insatisfacción en la población árabe, especialmente en los más jóvenes, con décadas de hostigamiento y represión. Cuando la población determinó que sus líderes históricos no le dieron una oportunidad de crecimiento y que el futuro era desastroso, comprendió que tenían que alterar el presente y eso fue lo que pasó.

-Suele pensarse que la población árabe ha sido siempre muy sumisa con sus gobernantes pero en la década de los cincuenta también hubo fuertes protestas antigubernamentales.

En mis charlas académicas siempre digo que en la región ha habido una especie de ciclos. Primero un panarabismo, luego un panislamismo y quizá ahora estemos viendo una nueva etapa de activismo democrático. No estoy seguro si este último sea duradero como los movimientos anteriores.

-¿Considera que la ola panarabista ya culminó o se mantiene a la par de estos movimientos pro democráticos?

Creo que la idea de una gran nación árabe quedó destruida desde el momento en que los árabes comenzaron a pelear entre sí. En parte el ascenso del Islam radical y grupos extremistas como Al Qaeda se explica por el fracaso de antiguas ideologías en el mundo árabe.

-¿Estas agrupaciones islamistas lograron reemplazar la figura del Estado?

Puede decirse que sí. Fueron más asistencialistas al proporcionar a la población servicios básicos que el Estado no pudo garantizar, pero (este asistencialismo) lo acompañaron con una dosis de religión extrema y una cosmovisión muy singular a la hora de marcar la relación entre musulmanes y no musulmanes. 

-¿Medio Oriente vive un despertar democrático?

Da la sensación de que hay un momento más democratizador pero no hablaría de “democracia plena” porque es una región que no tiene la experiencia, ni la tradición, ni la cultura para forjar democracias plenas como las conocemos en Occidente.

Sí resulta claro que hay un pedido popular espontáneo y masivo de cambios estructurales. Muchos líderes árabes están haciendo reformas, algunas cosméticas, pero el hecho de que se vean obligados a responder al pueblo es algo inaudito en la zona.

-Hay un papel destacado de los jóvenes que a diferencia de otras épocas –como en la década de los cincuenta– están más preparados.

Efectivamente y mucho tiene que ver el tema de Internet. Hubo épocas en que la población solo tenía el diario oficial para saber lo que pasaba a su alrededor. Hoy, pese a que la interconectividad es baja en Medio Oriente, hay muchos que tienen celulares, aplicaciones de Internet, acceso a las redes sociales –como Facebook y Twitter– lo que hace que la posibilidad de mentir por parte de los gobernantes sea baja. En cambio, las posibilidades de comparar con otras realidades se han ampliado. 

En consecuencia, es muy difícil mantener dictaduras en la época de la tecnología. China, por ejemplo, se ha visto obligada a suprimir de Google palabras clave de las revueltas porque comprende el reguero de pólvora que puede ser una información divulgada a través de la web.

-Hace dos años hubo protestas opositoras en Irán influenciadas por las redes sociales. ¿Por qué en ese caso no hubo éxito y sobrevivió el régimen teocrático? 

Primero, porque Internet es una herramienta nada más, no crea una revolución, es un método útil y punto. Segundo, porque los ayatolás fueron muy efectivos en la represión, no tan animales como Muamar Gadafi, quien mandó tanques y aviones contra su pueblo, pero sí a un nivel que cercenaron a la oposición. Muchos de ellos fueron asesinados, torturados o simplemente exiliados.

-¿Por qué cree que la democracia no pueda calar en el mundo árabe como pasó en Occidente?

No digo que no. Digo que no “ahora” porque las democracias occidentales tomaron siglos y décadas de formación. Hoy, en cambio, los árabes están muy atrasados, no están en contacto con los valores democráticos, no los conocen, lo que no quiere decir que pueda haber en un futuro un grado de democracia limitada.

-¿Cree que la religión sea un factor que retrasa el desarrollo de la democracia en Medio Oriente?

Pongámoslo así: no la religión versus la democracia en términos teóricos, pero sí el Islam y la democracia en términos concretos. El Islam es incompatible con la democracia por el solo hecho de que predica la superioridad religiosa, eso ya rompe con el concepto de igualdad ante la ley.

Los musulmanes consideran que el Islam es la única religión válida que suplanta las anteriores o las reemplaza. Olvídate por un momento de los judíos, los cristianos en Medio Oriente son perseguidos y esto tiene que ver con una intolerancia religiosa muy fuerte.

-Dice que el Islam no es compatible con la democracia pero tenemos un caso como el de Turquía que está en lista de espera para ingresar a la Unión Europea. 

Pero hay que tener en cuenta algo importante y es que Turquía fue fundada como una nación musulmana laica. Kemal Atatürk incorporó el laicismo en la Constitución y fue presentada de esa manera. De hecho, los militares no han permitido que los musulmanes radicales avancen políticamente.

Fuera de Turquía, en el resto del mundo musulmán la concepción islámica es fuertemente religiosa. Fíjate lo que dijo Gadafi cuando se votó la resolución 1973 en el Consejo de Seguridad: “No vamos a dejar que los cristianos saquen el petróleo del Medio Oriente”.  Él, un líder “no religioso” que combatía a los extremistas islámicos hablando de esa manera.

-Pero no es el único. Hay países como Siria que combate a los extremistas religiosos en donde los discursos religiosos también están presentes en sus autoridades.

Exacto, porque hay que entender que no son sociedades laicas, donde la religión y el Estado están separados.

DATOS BIOGRÁFICOS

Julián Schvindlerman es analista político internacional, escritor y conferencista. Posee una licenciatura en administración de la Universidad de Buenos Aires y una Maestría en Ciencias Sociales de la Universidad Hebrea de Jerusalén. Es autor de los libros “Roma y Jerusalem: la política vaticana hacia el estado judío” y “Tierras por Paz, Tierras por Guerra”, así como de los ensayos “Introducción al Nuevo Antisemitismo” y “El Otro Eje del Mal: antinorteamericanismo, antiisraelismo y antisemitismo”.

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COMENTARIOS
2 comentarios      
CUANDO NO EL COLUMNISTA DE ESTE DIARIO SIONISTA....NO HAY OTRA PERSONA QUE PUEDA TENER A CARGO ESTA SECCION??? YA CANSA LO MISMO ISRAEL ISRAEL SIONISMO...CANSATE Y BUSCA ENTREVISTAS INTERESANTE...
01 de abril 2011
Hay mucho desconocimiento en América Latina sobre la verdadera cara del Islam. Esta religión no es como cualquier otra. No es una religión espiritual (como la cristiana o aun mas la budista, por ejemplo) sino que pretende regir como debe comerse, como hacer el amor, como lavarse, como hacer la guerra, como matar a los infieles, etc. En el paraiso Islámico cada hombre tiene prometido vírgenes a sus disposición para su deleite. Además en el Islam puro no puede existir la separación de la religión con el estado.
05 de abril 2011
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