Ley del Talión contra el crimen

La ley del ojo por ojo existe desde tiempos ancestrales. En el Antiguo Testamento, la también conocida como ley del Talión, aparece en Éxodo 21:23-25, Levítico 24:18-20 y en Deuteronomio 19:21. Estuvo presente para el judaísmo hasta la época talmúdica donde los rabinos determinaron que la pena se transformaría en resarcimiento económico.

El término, que en latín significa “lex talionis”, se refiere a un principio jurídico de justicia que versa en una pena idéntica aplicada al transgresor. Es el intento de establecer una proporcionalidad entre el daño recibido y el daño realizado.

Para el mundo occidental, Irán puede ser una realidad muy lejana, sin embargo, la vida de seres humanos iguales a nosotros nos debe llevar a la reflexión. Ameneh Bahrami era una joven hermosa y con muchos sueños hasta que un día de verano, un joven iraní al que poco conocía en la universidad, le arrojó ácido en el rostro por haber rechazado su propuesta de matrimonio.

Una vida llena de planes se truncó por el odio y despecho de una persona. Ameneh no es más la chica linda y guapa que figuraba en el espejo, ahora su rostro es una imagen borrosa que difícilmente los doctores han intentado reconstruir. Viajó a Barcelona, donde tiene ayuda médica, pero hasta ahora no ha recuperado la visión, el ácido le quemó los ojos y también parte de su alma.

Desde lo ocurrido, Ameneh inició un juicio contra su agresor, Majid, quien no vio mejor venganza que desfigurarla para que nadie quiera verla ni tenerla como esposa. En el año 2008, la ley iraní lo sentenció a sufrir la misma pena que Ameneh: se le quemarán los ojos con ácido para que pierda la visión. Su verdugo será la misma joven a quien él espero horas fuera de su trabajo solo para desfigurarla.

Pero la ley del Talión no es del todo igual en este caso. A Majid se le pondrá anestesia para el dolor y no se le desfigurará el rostro, solo perderá la vista, sin sentir el calor de su piel chamuscándose ni el ardor en sus ojos.

Para muchos, sobre todo los defensores de los derechos humanos, esta medida puede ser extrema, irracional y desproporcionada; quizá por eso la aplicación de la sentencia ha tomado tanto tiempo: casi siete años para que Ameneh se encuentre cara a cara con su atacante y literalmente haga justicia con sus propias manos.

Pero, ¿de qué manera ayudará esto a aliviar el corazón de Ameneh? En diversas entrevistas otorgadas a los medios, la joven hoy de 30 años, ha asegurado que esta decisión no responde a un afán de venganza, sino que desea que Majid viva lo que ella siente ahora en las tinieblas y que su acción sirva como un ejemplo para todas las personas que piensan que con violencia podrán aplacar su ira y despecho.

Por su lado, el condenado no le ha pedido perdón, pero ha reconocido que cometió el crimen por amor, un amor que hoy sabemos enfermizo y maligno. Su familia tampoco se ha pronunciado, lo que genera aún más indignación en el pueblo iraní que considera el linaje como uno de los factores más importantes en la vida de una persona.

Aún no se tiene fecha para el cumplimiento de la sentencia, pero desde ya ha generado que organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional pidan al gobierno iraní no ejecutar la pena por considerarla inhumana y semejante a la tortura.

Quizá lo importante del asunto es evaluar si la ley del Talión sirve o no para disminuir los índices de violencia y crimen. ¿La ley del ojo por ojo es más efectiva que la ley judicial? En muchos aspectos es más rápida y para algunos, más gratificante; no hay tanta burocracia y nos permite infundir miedo.

Para países occidentales este tipo de sentencia puede considerarse extrema, pero para realidades como las que vive Irán, es el único medio para terminar con los abusos, sobre todo contra mujeres.

Las opiniones sobre la eficacia de esta medida están divididas. Los medios esperan el desenlace de este caso que luego de varios años vuelve a tomar vida y pone entre la espada y la pared nuestros principios humanos y nuestra sed de justicia.