Un gesto que llamó enormemente la atención y que levantó una andanada de críticas fue el accionar del flamante presidente Ollanta Humala Tasso y sus dos vicepresidentes, Marisol Espinoza Cruz y Omar Chehade Moya, quienes en sus respectivas juramentaciones lo hicieron en nombre de la Constitución de 1979 no vigente desde hace más de 30 años, en lugar de hacerlo por la Carta Magna de 1993, que es la que actualmente rige en el Perú.
La noticia inmediatamente dio la vuelta al mundo. La BBC tituló que Ollanta Humala juró por una Constitución derogada; el portal chileno Puranoticia destacó que “Humala asume como presidente y desafía al fujimorismo”; el diario digital argentino Infobae.com informó que Humala juró sobre una Constitución sin vigencia: “El nuevo presidente respaldó la Carta Magna de 1979, ignorando la firmada por Fujimori en 1993”.
Es cierto que textualmente, Humala no juró por la Carta Magna de 1979. Así lo aclaró el congresista pepecista Javier Bedoya de Vivanco: “No ha jurado por la Constitución del 79 (...) Dice que defenderá la soberanía nacional y el orden constitucional y más adelante en el mismo juramento lo que dice es que honrará el espíritu, los principios y valores de la Constitución del 79, pero no jura por dicha Carta Magna".
No obstante, sus dos vicepresidentes sí juraron claramente por la Constitución de 1979, desairando el documento oficial vigente, aprobado durante el gobierno de Alberto Fujimori.
Si bien esto podría no tener mayor trascendencia, es un gesto que causa preocupación y que no ayuda a la reconciliación nacional, a la unión de los peruanos, a la disminución de la división del país, tomando en cuenta que casi medio Perú no votó por Gana Perú.
Tanto Humala, como Espinoza y Chehade, fueron elegidos democráticamente en el marco de la Constitución de 1993 y, por lo tanto, no es una buena señal política hacerle un desaire a esa Carta Magna y hacer alusión a un documento derogado hace más de 30 años.
Si no están de acuerdo con los preceptos o contenidos de la actual Constitución, deben plantear modificaciones y mejoras, pero no retroceder tres décadas en el tiempo para intentar resucitar un documento obsoleto.
Aunque el propio Chehade ha reconocido que su juramento por la Carta Política de 1979 fue meramente simbólico porque la que está vigente es la de 1993, ha caído en una ¿innecesaria? provocación. La ex candidata presidencial Lourdes Flores Nano lo considera así: “(La juramentación) ha sido eminentemente simbólica, un gesto de provocación política. Y aunque considero que fue innecesario, no va a tener consecuencias jurídicas. Ha sido una forma marcar la cancha con el fujimorismo”.
¿Era necesario comenzar así?, ¿contribuye a disminuir la división existente? “Podemos llegar a transformar el Perú sin necesidad de polarizar el país, sin necesidad de entrar a una confrontación, que es lo que esperarían los grupos más recalcitrantes, más extremistas de derecha y de la izquierda. Necesitamos unir a los peruanos”, sostuvo Humala al anunciar los primeros nombres de su equipo ministerial. ¿Está logrando su cometido con gestos como este?
Foto: César Revilla (Generacción)