Viernes 26 de abril 2024 | Contáctenos
Si quisiéramos representar todo lo que significa ser un emprendedor, es decir una persona a quien las adversidades no han logrado doblegar, alguien que contabiliza los tropiezos de la vida como experiencias positivas de las cuales aprende, afrontándolas con estoicismo y sin perder el horizonte… si quisiéramos resumir todo en un solo individuo, no hay duda que echar mano de la figura de Arce Trujillo es lo indicado.
Nuestro emprendedor vio la luz en Bellavista, un pequeño pueblo de no más de 30 familias, ubicado en el distrito de Alfonso Ugarte en el departamento de Ancash. Habiendo terminado la primaria y deseando para su secundaria, nuevos textos que lo pudieran ilustrar, vino a Lima en búsqueda de los libros que le eran esquivos en su tierra natal.
Sin embargo, al llegar a la capital la semilla de la esperanza se instaló en él, motivándolo a quedarse unos días más, para asimilar, nos cuenta, la modernidad y por qué no, llevar algo de dinero a casa. Es así que a los 12 años, Arce Trujillo se independiza de su hogar.
En Lima su vida transcurriría entre lágrimas y risas. Su corta edad, escasa experiencia y enormes ganas de labrarse un futuro mejor, no le dieron otra alternativa que trabajar como lavador de platos en un mercado de la capital. Su segundo trabajo sería igual que el primero con la pequeña variante que la labor la realizaba en el Hotel Columbus.
Desde que llegó a Lima trabajó durante las mañanas, pues las noches eran exclusivas para el estudio. En busca de mayores beneficios y mejores condiciones cambió de trabajo ingresando a un hospital estatal, donde su labor principal era llevar la comida a los médicos y demás trabajadores. Sin embargo, esta labor acarreaba un pequeño inconveniente, no le permitía continuar sus estudios superiores.
Renunció al hospital e ingresó a trabajar a Tip Top, en aquellos años 60 el primer fast food de la capital. Arce Trujillo tenía un gran compromiso por instituir mejores condiciones laborales y establecer un trato más justo hacia los trabajadores, por ello fue nombrado secretario general del sindicado de trabajadores de la empresa. Fue tanto su ímpetu, que ahora reconoce, que le hizo la vida imposible a su empleador, motivo por el cual fue despedido.
"Cuando me despidieron pensé que me hacían un mal, pero ahora lo considero como algo positivo, porque en la actualidad tengo compañeros que no han mejorado nada, están en la misma situación, continúan trabajando en Tip Top, mientras yo he, lo digo sin ninguna pretensión, cambiado totalmente mi vida", sostiene Arce. Posteriormente al despido vendrían diversos trabajos, desde vendedor de electrodomésticos hasta tipógrafo, con intervalos de desempleos y trabajos eventuales.
Este largo camino lo había vuelto un hombre de fe, ingresando al Movimiento de los Santos de los Últimos Días, más conocido como los mormones, y entre oraciones y alabanzas para un futuro mejor, conoció a Apolinario Chalco, compañero de fe a quien veía siempre como un hombre de éxito, bien vestido, con un buen carro y con una tranquilidad que incentivaba a imitarlo. "Era un hombre digno de emular", nos dice Arce.
Un día Arce, nos cuenta, no pudo más y se acercó a Apolinario para decirle "hermano, estoy mal en el centro de trabajo". Apolinario le respondió con una pregunta: "¿en qué trabajas?, ¿cuánto ganas? … después de escuchar la respuesta me dijo, "déjalo, vente mañana conmigo y se despidió dándome la mano". De esta manera, Arce ingresó a Rena Ware, empresa trasnacional norteamericana que vende ollas de acero grado quirúrgico.
Se inició como vendedor raso, ofreciendo sus productos y ganando los rechazos de quienes le cerraban la puerta con un rotundo "no gracias". Sin embargo, su empeño, su ahínco y decisión le permitió ganar experiencia. Con el paso del tiempo se convirtió en un diestro vendedor, al punto que la empresa lo promovió hasta el puesto más alto que se puede alcanzar en el seno de la organización.
"Ascendí de distribuidor a supervisor, luego a subgerente, gerente, gerente senior, gerente ejecutivo, director, director senior, director ejecutivo, y actualmente soy Director Ejecutivo Premium, a nivel mundial, el máximo puesto a que se puede aspirar en la empresa. Gracias a los réditos que me han producido mi trabajo en esta gran compañía, he podido llevar a cabo otras inversiones", comenta Arce Trujillo Quezada.
Dentro de las inversiones a las que hace referencia está el monumental centro recreacional El Anden que cuenta con una piscina de más de 20 mil m2 y uno de los toboganes más grandes del país, con capacidad para atender a más de 10 mil visitantes al día. Este centro, de un área de 50 mil m2 está valorizado en más de dos millones de dólares. A pesar de lo grandioso que es el negocio, Arce lo inició con menos de 300 dólares en un terreno de 250 m2. Con una experiencia nula en el sector, demostró que el camino se hace al andar.
Asimismo, este emprendedor incursionaría con el paso del tiempo en el negocio de la comida; es así que cuenta con actualmente un restaurante donde ofrece diariamente un buffet con más de 50 variedades de platos al día. Además de esto, está construyendo un hotel cinco estrellas en su natal Bellavista, el cual será destinado al turismo vivencial. La fibra emprendedora de Arce Trujillo se ha puesto, como se ve, varias veces en evidencia.
Sin embargo, a pesar de todo el éxito empresarial alcanzado, Arce Trujillo no olvidó el compromiso que tenia con su tierra, Ancash, es así que postuló a la presidencia del Club Ancash y fue elegido presidente; convirtiéndose con el tiempo en uno de los dirigentes que más logros ha conseguido en los 58 años de fundada la institución, pues ha modernizado su local en la totalidad y construido un salón de conferencia, además de un imponente centro de convecciones.
Arce Trujillo hoy tiene a su cargo a más de tres mil personas gracias a Rena Ware y da trabajo a más de 80 personas en sus empresas particulares. Gracias a su éxito tiene la autoridad para darnos un consejo en materia de emprendimiento "En el Perú podemos hacer muchas cosas, hay oportunidades para todas las personas, el problema es que no sabemos ver la oportunidad. Conozco el mundo entero, en países como los que integran Europa todo está hecho, no hay nada por hacer, mientras que en nuestro país todo está por hacer", manifiesta convencido de lo que dice.
"El problema de los peruanos es que piensan en ir a trabajar en una empresita mediocre, si te pagan el sueldo mínimo estás feliz. Muchos dicen 'con poquito pero seguro', seguro que toda la vida vas a estar pobre, seguro que toda la vida no vas a progresar. Así que mi consejo para la juventud es que tratemos de hacer nuestra propia empresa, solo siendo empresarios vamos a progresar más, vamos a dar trabajo a mucha de nuestra gente y vamos a contribuir para el bienestar de nuestro Perú", sentencia Arce Trujillo, dando testimonio con sus obras lo que predica con la palabra.
