LA MECÁNICA DEL FOLKLORE

Fue por necesidad que hace 30 años -cuando solamente tenía 14- María Velásquez se inició en la mecánica automotriz, gracias al apoyo de un maestro mecánico que le enseñó el oficio. Ávida de surgir, no dudó en poner en práctica y explotar al máximo todo lo aprendido en su propio negocio que iniciaría años después.

"Yo le pedí que me enseñara el trabajo de mecánica, veía que él lo hacía y me dije: ¿por qué no hacerlo yo? Me dio la oportunidad en el momento más difícil, yo no tenía nada y estaba perdida, pero él me dio este apoyo. Al comienzo fue muy difícil porque es un trabajo bastante fuerte, uno tiene que alimentarse bien para soportar el ritmo del trabajo que utiliza mucho la fuerza", rememora como si fuera ayer.

Ella tuvo que sortear muchos obstáculos pues tres décadas atrás, la mecánica automotriz en el Perú era vista como un oficio exclusivamente para varones. En el taller donde aprendió había otros jóvenes, pero ella era la única mujer. "Me fastidiaban, molestaban, me insultaban. Decían que no era trabajo para mujeres, que yo era machona y lesbiana. Pateaban y escondían mis herramientas, trataban de ponerme miles de obstáculos y piedras en el camino, pero ante todo tenía que sobresalir porque lo necesitaba y también quería quedar bien con el maestro que me estaba dando la oportunidad", recuerda.

Confiesa que en sus inicios, la mayoría de clientes prefería a los mecánicos varones, pero ella empezó a aplicar una táctica que no tenía pierde. "Le decía al cliente: déjeme que yo realice el trabajo y si usted está convencido me paga. Me sometí a la prueba. Después ya no me querían soltar y me daban todos los trabajos, porque generalmente en este mundo los varones son borrachos e irresponsables y no cumplen a tiempo".

A los 16 años ya era maestra mecánica. "Me casé a los 22 pero mi pareja y yo no éramos compatibles. Yo soy progresista, me gusta surgir, ser algo en la vida y él era demasiado conformista y quería dedicarse a una sola cosa. De mutuo acuerdo nos separamos; pasaron los años y cuando tenía 25 conocí a un mecánico. Pensando que siendo ambos mecánicos podríamos salir adelante juntos, decidí tener familia con él. Pero fue peor, porque era más desordenado e irresponsable; me abandonó cuando estaba embarazada", nos cuenta.

Fue a raíz de este hecho que María, estando embarazada, decide invertir en un negocio y es así como hace 18 años abre su propia factoría en Los Olivos, donde brinda servicios de mecánica, planchado y pintura, venta de repuestos y hasta servicio de grúa las 24 horas. Bautizó a su taller con el nombre de Pierr's en honor a su único hijo que se convirtió en su motor de vida.

"Mi maestro me decía que si yo había aprendido bien, sería exitosa aunque fuera en un desierto y así fue. Cuando puse mi taller esto era pura tierra, pero aquí me inicié hace 18 años. Cuando ya tenía mi taller, el padre de mi hijo regresó y yo le di una oportunidad, pero fue peor; se ponía a tomar licor en la factoría. Me fui a vender repuestos un tiempo y cuando regresé casi mi factoría se va al diablo, así que decidí que mejor era cada uno por su lado".

SUEÑO HECHO REALIDAD

Pero no contenta con ello, esta mujer emprendedora decidió hacer su máximo sueño realidad y fue así que, hace más de año y medio, decidió incursionar en el canto. No tuvo mejor idea que bautizar a su grupo como La mecánica del folklore y los planchadores del escenario.

"Siempre me gustó cantar y componer. El padre de mi hijo rompió mi arpa a patadas que todavía tengo de recuerdo. Y me dije ¿por qué no cantar? Y le pedí opinión a mi hijo, porque tal vez le daría vergüenza que yo me pusiera a cantar. Pero él me dijo: madre, si son tus sueños, hazlos. Yo no soy quien para decirte. Así como me has enseñado que todos debemos trazar nuestro propio destino, hazlo, que yo te voy a apoyar". María no necesitó más ánimo que ese para lanzarse al ruedo.

Fue así que presentó su proyecto a Canto Andino. "Hemos grabado para Amor Amor, relatando en mis canciones mi propia vida y la vivencia de mis trabajadores. Ya tengo contratos y me llaman, los fines de semana estoy en los escenarios", afirma sin esconder su entusiasmo.

Pero esta nueva faceta no significa que vaya adejar atrás sus comienzos. "No puedo dejar la factoría y dedicarme al canto solamente. No podría abandonar a toda esta gente que está bajo mi cargo", dice al explicar que cuenta con seis trabajadores estables, pero "en época de más trabajo pueden llegar a trabajar hasta 16 personas en el taller".