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REVISTA

CLARA ROJAS CUENTA SU VERDAD

Ex rehén de las FARC presenta su libro "Cautiva"
Acompañó a su amiga Ingrid Betancourt a un viaje a San Vicente del Caguán sin saber que las FARC la secuestrarían más de cinco años. Hoy, ya en libertad, cuenta el calvario que sufrió en la selva y la difícil pero maravillosa experiencia de tener a su hijo Emmanuel.
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CLARA ROJAS CUENTA SU VERDAD

Ha pasado poco más de un año desde que Clara Rojas y su hijo Emmanuel recobraron su libertad. Una libertad que les fue arrebatada por un grupo como las FARC, que en su búsqueda de un cambio económico y social para Colombia terminaron tiñendo de sangre y dolor al país.

 

Miles han muerto por la barbarie terrorista durante más de 40 años, pero Clara Rojas ha sobrevivido y está lista para contar su desgarradora experiencia. Lo ha hecho a través de su libro "Cautiva" que sale a la venta esta semana con el respaldo de la Editorial Norma.

 

En las últimas semanas se ha especulado mucho sobre su contenido y la prensa internacional ha llegado, incluso, a decir que la ex rehén dice por fin quién es el padre de su pequeño hijo Emmanuel, nacido en la selva en pleno cautiverio.

 

Lo cierto es que el libro deja más preguntas que respuestas y carece de toda intención de querer vender más con simples recursos como el chisme y el sensacionalismo. No se avizora, por lo menos, un best seller.

 

Por el contrario, "Cautiva" es más un acto de expiación de Rojas que ha sentido desde su regreso a la libertad un "pesado lastre" de dolor que no quiere legar a su hijo. Clara siente la necesidad de contar "su" verdad en una historia de la que mucho se ha hablado pero de la que nadie puede imaginar cómo fue en realidad.

 

Lo hace de una forma simple y sin mayores ambiciones en el uso del lenguaje que provoca que el lector devore el libro en un par de días, sino en uno.

 

No hay dudas que la experiencia de un Vargas Llosa o un García Márquez habría hecho de su historia una joya literaria, pero la frialdad de Rojas en su narración, propia de su inexperiencia, ocasiona que el lector no se involucre ciento por ciento en su drama.

 

 

Desde el principio Clara trata de saldar cuentas con todos aquellos responsables que hicieron que ella viviera un infierno en los casi seis años que vivió recluida en las entrañas de la selva.

 

Primero, se culpa así misma por haber acompañado a Ingrid Betancourt en ese viaje fatal a San Vicente del Caguán, y pese a sus corazonadas de que era una locura. Ella lo califica como una "flagrante estupidez" que habría de atormentarla todo el tiempo que duró su cautiverio.

 

EL FIN DE LA AMISTAD

 

También carga contra su ex amiga, no porque la llevó hacia ese infierno sino porque no estuvo a la altura de las circunstancias. Su relato muestra a una mujer decepcionada, en líneas generales, por su compañera de quien creía era valiente, pero que al final demostró no tener agallas.

 

Betancourt es la mujer callada, agria, egoísta, a veces, y poco tolerante, casi todo el tiempo. No es la primera vez que se tiene una imagen decepcionante de Ingrid, quien fue catalogada de "manipuladora" y "mezquina" en un reciente libro escrito por los tres estadounidenses, ex rehenes de las FARC (Out of Captivity).

 

Clara Rojas no llega hasta ese extremo pero si habla de una separación total en la que ninguna de las dos se dirige la palabra más que en contadas ocasiones. El divorcio habría comenzado después de un frustrado intento de escape en el que Betancourt se descontroló frente a un avispero y llegó al extremó de proferir gritos descontrolados.

 

Ingrid también llegó expulsar a Clara de unas clases de francés que había iniciado en plena jungla y que impartía a algunos cautivos hasta  impedirle leer un diccionario para matar el tiempo.

 

En declaraciones a la prensa internacional, Rojas dijo que Betancourt fue la responsable de que la separaran de su hijo, pero nada de ello sale explicado en el libro. A Emmanuel se lo llevaron para tratarle leishmaniasis, esa la versión oficial.

 

Clara también enfilas sus baterías contra las FARC, las grandes responsables de su tragedia, pero lo hace de una manera demasiado diplomática pues nunca utiliza un término como "terroristas", que bien ganado se lo tienen.

 

En cambio, los guerrilleros parecen ser unos actores secundarios con los que hay poca comunicación y que son tratados de ignorantes y sin ningún sentido de pertenencia al país o a la sociedad en su conjunto. Nada más.

 

 

Resulta curioso, entonces, que en una entrevista al diario español El País, Rojas revelara que en varias ocasiones los rebeldes la amenazaron de muerte –con los fusiles literalmente en su rostro– si intentaba escapar. ¿Por qué no mostró esa realidad en "Cautiva"?, es la pregunta que muchos se hacen.

 

Ella asegura que los ha "perdonado" y que despotricar contra las FARC pondría en peligro a aquellos que todavía siguen en la selva, pero su justificación se cae a pedazos cuando vemos los valerosos testimonios de otros ex cautivos que narran lo horrores y las torturas a los que fueron sometidos. Rojas parece olvidar que el silencio o una verdad a medias pueden ser confundidas con consentimiento."El que calla, otorga", dirían algunos.

 

Donde sí hay una fuerte crítica es al momento de hablar de sus otros compañeros de cautiverio. Ellos, según la visión de Rojas, le hicieron la vida imposible, siempre atosigándola con tonterías propias de niños, y que la obligaron a refugiarse en su soledad.

 

Para una mujer embarazada y después con un bebé en plena selva debió haber sido muy difícil aquellos días, donde la paciencia, la comprensión y el buen ánimo fueron dejados de lado por el hacinamiento de las grandes jaulas y las terribles condiciones de vida de los secuestrados.

 

SU MAYOR SECRETO

 

Respecto a Emmanuel, su hijo, la ex rehén de las FARC no aclara las dudas sobre su paternidad pues dice que pertenece a su esfera privada y que más adelante le contará la verdad cuando él mismo pregunte por ello. Para Rojas no ha llegado el momento... es su mayor secreto y se le respeta por eso.

 

Ahora solo es momento de concentrarse en el presente y dejar atrás lo vivido en el "reino del barro", como ella le llama a la selva. No más lágrimas, no más soledad, no más humillación. Clara quiere recuperar el tiempo perdido junto a su familia y el libro cumple con efectividad cerrar ese capítulo doloroso de su vida en una suerte de catarsis del dolor.

 

Por último, pero no menos importante, hay que destacar el mensaje que deja entre líneas "Cautiva": el de nunca dejarse vencer por el miedo y el desaliento.

 

Incluso allá en lo más profundo de la selva colombiana y en medio de bestias salvajes y terroristas armados hasta los dientes, Dios no abandona.

 

Clara Rojas se aferró a su fe y es ella misma el ejemplo vivo de que los milagros existen, aunque muchos, todavía en este mundo tan materialista, lo duden.

 

ROJAS DECLARA PARA GENERACCIÓN

"Cautiva acerca al lector a la cruda realidad del secuestro"

 

¿Cómo ayudará su libro a comprender la tragedia del secuestro en Colombia?

El libro narra mi historia personal y acerca de manera importante al lector a la cruda realidad del secuestro en Colombia. Lo novedoso aquí es el enfoque, pues finalmente esta historia termina bien: yo me encuentro libre, me reencontré con mi hijo Emmnauel y, al recobrar mi libertad encontré a mi madre viva y me he reunido con familia y amigos.

 

 ¿Uno puede exorcizar sus temores a través de la escritura?

Uno exorciza los temores cuando los afronta. La escritura, en mi caso me permitió poner en orden algunas ideas, sentimientos y pensamientos que creo le permitirán a mi hijo en particular entender lo que viví cuando tenga la capacidad de leer y entender.

 

Pasado el tiempo y ya cuando Emmanuel pregunte por su padre, ¿qué respuesta encontrará? ¿Algún día lo conocerá?

Cada día trae su afán. Cuando Emmanuel crezca, ya veremos, si pregunta, ya pensaré que decirle en su momento.

 

Después de la experiencia del secuestro, ¿Clara Rojas aun piensa en el amor? O es una posibilidad a la que le ha cerrado las puertas.

Claro que pienso en el amor. Pienso reorganizar mi vida en esa área. Lo que pasa es que eso es con un poco de calma. Digamos que la puerta o la ventana están entreabiertas. Ya veremos que deparará el futuro.
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