Carismática, franca y transparente. Dicen que la primera impresión es la que cuenta y esta vez nuestro primer encuentro con ella no fue una excepción a la regla. Es que así es Frida Yaros Arévalo, una joven que a sus escasos 25 años, trabaja al ciento por ciento para lograr que la empresa de sus padres y la que formó junto a unos compañeros de carpeta traspase fronteras. Varios meses después todo parece indicar que al ritmo de uno de sus mejores huaynos la meta parece lograrse.
Y es que a pesar de su característico y particular acento, fue recién al final de la conversación que Frida, de innegables raíces ayacuchanas, nos reveló que seis años atrás vestía multicolores polleras y hasta cantaba en presentaciones públicas. Se hacía llamar "Flor de Retama" y su nombre artístico logró plasmarlo en un álbum, con contagiosos huaynitos en quechua y castellano.
Pero, como su destino no era hacerle sombra y mucho menos competir con la renombrada Dina Paucar ni con la no menos famosa Sonia Morales, la pasta empresarial de su padre, Lucio Yaros, quien 19 años atrás echó a andar su empresa de fabricación de sandalias junto a don Pastor López, su compadre, afloró para recordarle que "lo que se hereda no se hurta".
"Desde pequeña siempre estuve metida en el negocio de mi papá, veía como él diseñaba uno a uno los modelos que después vendía en muchas tiendas. Si no estaba mirando con detenimiento el proceso de fabricación, estaba al lado de mi mamá, René, ayudándola en la venta de las sandalias. Poco a poco y sin querer fui siendo parte del negocio. Recuerdo que cuando era más chiquita, mis papás me ponían tacos para aparentar ser más grande y poderle cobrar a los clientes", nos cuenta.
¿METIDA DE PATA?
Dicen que un bebe viene con un pan bajo el brazo, y el de Frida, con apenas 19 años, llegó con una canasta llena de sorpresas. La llegada de Germain no solo le cambio la vida, sino que tras aplazar sus estudios, fue la causante de su primer viaje fuera del país. Entre sonrisas nos revela que como "castigo y por la vergüenza" su madre decidió enviarla a estudiar a Rusia, y un año después, en el 2003, la mandó junto a una tía a la Expocomer, una feria en Panamá, a ofrecer sus sandalias.
Ahí, rodeada de inmensas montañas y de las cristalinas aguas que caracterizan a la provincia de Chiriqui, Frida cumplió el objetivo encomendado por sus padres: Sus productos fueron la sensación en esta feria, los mil 500 pares de sandalias que llevó consigo bajo el rótulo de Sandalias peruanas se agotaron al segundo día y esa gratificante experiencia fue la causante de una nueva meta para ella. Retornó al país decidida a convertir a su empresa familiar en la líder de América Central y de Sudamérica.
De vuelta en Lima, retomó sus estudios en el Instituto de Comercio Exterior de ADEX, donde los había iniciado, y desde el año pasado, gracias a la empresa que formó con algunos compañeros de clase logró que las sandalias que fabrica la firma de su padre caminen por tierras vecinas.
A LA CONQUISTA DEL MUNDO
Esta especie de sinergia –entre su empresa y la de su familia– le ha permitido que sus marcas Pentha, Kiel y Husa sean demandadas en países como Panamá, Bolivia, Costa Rica y Colombia, a los que se suman Ecuador y Canadá, a donde el año pasado envió entre 15 y 20 mil unidades de sandalias, respectivamente. Aunque ya ha logrado cautivar algunos países de Europa y también ha vendido sus productos, mediante intermediarios, en Miami.
"Desde pequeña he sido bien soñadora, pero cuando a los cinco años mis padres y yo llegamos a Lima huyendo de la violencia terrorista que por esos años se apoderó de Huamanga, no imaginé que este sueño se iba a ser realidad. Nuestra empresa recién va cumplir dos años y los resultados han sido espectaculares, la aceptación del público aquí y fuera del país es muy positiva", sostiene.
Y es esa aceptación la que ha permitido que los sueños de Frida no se detengan. Sabe que el futuro de Germain, el de su familia y el suyo propio están en juego, por eso no duda ni por un segundo en consolidar su presencia en el exterior y –si todo sale como espera– este año concretará la instalación de una tienda en la zona franca de Panamá, con el fin de posicionarse en dicho mercado, país donde concretó su primera experiencia como exportadora.