"Buenas tardes, mi nombre es Rodrigo Rosenberg y si usted está oyendo o viendo este mensaje es porque fui asesinado". Parecía la introducción de un libro del escritor colombiano Gabriel García Márquez, pero esta vez la realidad superó a la ficción.
Los guatemaltecos quedaron atónitos hace dos semanas al escuchar un mensaje grabado del reconocido abogado, quien dejó un comprometedor vídeo a personas de su confianza, con la misión de sacarlo a la luz, en caso de que fuera asesinado, tras recibir constantes amenazas contra su vida.
El presentimiento se consumó. El pasado 10 de mayo, a las 9:15 horas, el letrado de 47 años fue baleado en la Avenida de las Américas, en pleno corazón de la capital guatemalteca, mientras montaba bicicleta.
Según el parte policial, Rosenberg fue interceptado por unos sicarios desde una camioneta, quienes le dispararon a quemarropa tres balas con cirujana precisión. Dos se alojaron en su pecho, y la tercera, lo remató en la cabeza. El abogado falleció de inmediato, en medio de los gritos desesperados de los transeúntes.
"La razón de por qué estoy muerto... es porque hasta el último momento fui abogado del señor Khalil Musa y su hija Marjorie Musa, los cuales fueron cobardemente asesinados por el señor presidente Álvaro Colom, con el consentimiento pleno de su esposa Sandra de Colom y con ayuda de Gregorio Valdez y Gustavo Alejos", afirma Rosenberg en el vídeo.
Valdez es un empresario constructor que durante años ha sido contratista del Estado, y Alejos es el actual secretario general de la Presidencia.
Sentado frente a un escritorio de madera, con una tela azul de fondo, y un micrófono a la altura de la boca, el abogado explica, en apenas 18 minutos, la raíz del triple asesinato –el de los Musa y el suyo propio–.
Según Rosenberg, todo es parte de una trama de corrupción en Banco de Desarrollo Rural (Banrural), una entidad semiestatal que maneja cuantiosos recursos del Estado.
Colom y Alejos le habrían pedido a Musa que se incorpore a la Junta Directiva de la institución, y el empresario había aceptado sin imaginar que estaba siendo utilizado en una pugna entre dos bandos que utilizaban el banco para "sus negocios ilegales", entre ellos, la financiación de "los proyectos fantasma de la Primera Dama y el lavado de dinero del narcotráfico".
Musa descubrió la farsa y fue "silenciado" junto a su hija, mientras Rodrigo Rosenberg salió a la luz pública para denunciar los turbios negocios del entorno presidencial, que habían acabado con la vida de sus patrocinados y amigos personales. A él también le taparon la boca para siempre.
Quienes lo conocían aseguran que Rosenberg era un fatalista que le deseperaba ver a Guatemala secuestrada por el crimen organizado y el narcotráfico. "Hay que adecentar este país, no quiero heredarles esto a mis hijos", decía, una y otra vez, el abogado a sus amigos más cercanos.
Su entorno también ha dicho que Rodrigo estaba enamorado de Marjorie Musa y que su muerte fue el detonante que lo animó a irse contra Colom y su gente, una osadía que pagó con su vida.
CONMOCION NACIONAL
Como es lógico, estas acusaciones han desatado una fuerte conmoción en el país centroamericano, que vive hoy una de las peores crisis políticas, sino la más grave de toda su historia republicana.
"Es la crisis más compleja, la más difícil, la de más alto nivel, no en la democracia moderna, sino en toda su historia. No conozco ningún precedente, si siquiera en el mundo Occidental, en el que alguien haya grabado un vídeo temiendo ser asesinado, acusando al gobernante, a su esposa, y después ocurre", manifestó el analista político guatemalteco Pedro Trujillo.
"Mucha gente le ve una similitud al caso Watergate en EE UU, pero eso era corrupción. Aquí estamos hablando de asesinato, que señala, a la más alta jerarquía de la Nación", agregó.
La situación ha hecho salir a las calles a la sociedad guatemalteca que pide a gritos justicia, en un país en el que el 98% de los crímenes quedan en la impunidad, según un reciente informe de las Naciones Unidas.
Ante la crisis, la cúpula empresarial se ha declarado en "asamblea permanente", mientras organizaciones de derechos humanos y la oposición exigen el establecimiento de una fiscalía especial que investigue las muertes y las denuncias de corrupción en Banrural.
"Estamos hartos de la inseguridad. Es una lacra que carcome el país", ha dicho por su parte Juan Pablo Carrasco, presidente de la Cámara de Comercio Guatemalteco Americana (AmCham).
En efecto, informes del gobierno revelan que desde el retorno de la democracia en 1986 han muerto al menos 62 mil 500 personas a causa de la violencia. De ellos, el 90 por ciento son hombres y 10 por ciento son mujeres, con un promedio de 2 mil 700 por año, llegando a 6 mil homicidios en el 2008.
De continuar esta tendencia, las muertes ocasionadas por el crimen organizado superarían en mediano plazo a las víctimas de la guerra interna que azotó Guatemala entre 1960 y 1996, y que dejó 200 mil muertos, la mayoría de ellos civiles mayas.
"La coyuntura es lo suficientemente grave para paralizar el país", enfatizó Carrasco, quien ve al actual gobierno como el mayor obstáculo para resolver la crisis.
Por lo pronto, miembros de la oposición ya han presentado más de 35 mil firmas para que el Parlamento le retire la inmunidad al presidente Colom y se le juzgue por el asesinato de Rosenberg. Un meta que se ve lejos de alcanzar.
TEORÍA DE LA CONSPIRACIÓN
El gobernante ha dicho que "solo muerto" lo sacarán de Palacio de Gobierno e insiste que hay un plan para desestabilizar su gobierno orquestado por el narcotráfico y políticos y militares de derecha opositores con pasado golpista -entre ellos el Partido Patriota-, que desde hace más de dos semanas reclama su dimisión.
El mandatario enarbola una "teoría de la conspiración" que ve como una prueba irrefutable de su puesta en marcha la presencia en el vídeo de Rosenberg de Mario David García, un polémico periodista de derecha.
"El señor García protagonizó un llamamiento al golpe de Estado en los años 80 contra Vinicio Cerezo, el primer presidente de la nueva democracia guatemalteca. Él salía con su pañuelo incitando al golpe", dijo Colom a la cadena británica BBC.
Lo mismo pasa con la participación de Luis Mendizábal, un turbio personaje que durante la guerra civil en El Salvador vendió armas tanto al Ejército como a la guerrilla y al que, recientemente, el gobierno de Colom había cancelado sus muy bien pagados servicios de inteligencia.
El gobernante también resalta diferencias entre el vídeo grabado y el testamento escrito que dejó Rosenberg, antes de morir baleado. En el primero acusa directamente al presidente y a su esposa de su muerte, mientras en el segundo, echa la culpa solo al secretario privado y su socio Gregorio Valdez.
"Sinceramente pienso que el licenciado Rosenberg, al que no conocí en persona, fue una víctima anticipada de sus victimarios. Lo que puede pasar es que él estuvo en un proceso muy doloroso por la muerte de los Musa, que eran sus amigos. Frente a todo esto cualquier ser humano tiene un sentimiento muy fuerte", recalcó Colom.
Respecto a las acusaciones contra su esposa Sandra, el gobernante ha dicho que intentan liquidarla políticamente para sacarla de la dirección de Cohesión Social, que abarca seis programas sociales que están "revolucionando" el interior del país.
Aunque no lo han dicho públicamente, sectores oficialistas revelaron que Sandra de Colom era la favorita para suceder a su esposo en las elecciones del 2012, gracias al apoyo que cuenta en los sectores más marginados e indígenas del país, que suponen la mayoría.
"Los sectores oligárquicos quieren frenar el cambio de Guatemala y no dudan en manchar mi honra y la de mi esposa", señala Colom, el primer socialdemócrata –centro izquierda- en llegar a la presidencia del país centroamericano en el 2007 y cuyo símbolo fue, paradójicamente, una paloma de la paz.
CONFRONTACIÓN IDEOLÓGICA
Diversos analistas han advertido de los peligros que subyacen en la estrategia de defensa del gobierno de resucitar un discurso de confrontación ideológico y temen que el caso Rosenberg estimule la prédica de lucha de clases en la que los pobres se alían con Colom y los ricos o la clase media están con la oposición.
"Esto va más allá de la lucha entre la izquierda y la derecha. Se trata de exigir justicia sin caer en el maniqueo de estar en contra o a favor de Colom", pidió Mario Roberto Morales, un académico de la Real Academia de la Lengua, desde las páginas de El Periódico.
Sobre la conveniencia de que el presidente renuncie al cargo, o se separe temporalmente para que esclarezca las acusaciones de asesinato y corrupción, los medios de comunicación, los políticos y la población no terminan de ponerse de acuerdo.
Entre quienes están a favor de la dimisión se alza la voz del ex candidato presidencial Otto Pérez Molina, quien cree que Ejecutivo no garantiza transparencia en las investigaciones y que, al contrario, ha propiciado la corrupción. "Colom debe anteponer la lucha por la verdad a sus intereses personales", señala.
Por su parte, el vicepresidente Rafael Espada ha hecho un llamado a la calma y resaltó la importancia de mantener el orden constitucional para la buena salud del régimen democrático guatemalteco. Según su punto de vista, Colom es inocente hasta que se demuestre lo contrario y rechazó presiones de Palacio de Gobierno en las investigaciones.
En ese sentido, Espada valoró que el Ejecutivo haya pedido ayuda a la Agencia Federal de Investigaciones de EE UU (FBI) y a la Comisión Internacional Contra la Impunidad de Guatemala (CICIG, dependiente de la ONU) para que esclarezcan, junto a la Fiscalía General, el triple asesinato.
"Mírenme a los ojos. Yo no se mentir. Estoy tranquilo y tengo la conciencia tranquila. Este gobierno no es matón ni asesino", ha dicho Colom en sendos discursos a la población, desde que comenzó la crisis.