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"LA UE HABLA DE DEPORTAR A 12 MILLONES"

Nicolás Sarkozy ha fijado la lucha contra la inmigración ilegal como el principal objetivo de la próxima presidencia francesa de la Unión Europea (UE) que asumirá a partir del 1 de julio. Por su parte, Silvio Berlusconi anunció que debían cerrarse las fronteras. Mientras, el español José Luis Rodríguez Zapatero sostiene que este problema se solucionará con políticas de cooperación entre los países involucrados. GENER@CCIÓN dialogó sobre este tema con el analista internacional Farid Kahhatt.
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'LA UE HABLA DE DEPORTAR A 12 MILLONES'

Una vez asumida la presiden­cia de la UE, Nicolás Sarkozy pretende introducir un Pacto sobre Inmigración que incluye la im­plantación de medidas como visados biométricos y lecciones obligatorias del idioma del país al que se llega, así como el aprendizaje de "los valores nacionales y europeos", además de restringir la inmigración a extranjeros calificados profesionalmente. ¿Esto no es discriminación y xenofobia?

Efectivamente, es una manera clara de discriminación y xenofobia. Pero hay otras propuestas más lesivas contra los inmigran­tes que están en juego en la UE. Porque el tema de los visados biométricos hasta podría entenderse como una manera de brindarse seguridad contra el terrorismo de alcance mundial, como el de Al Qaeda o el crimen organizado transnacional. El hecho de exigir que se aprenda el idioma es discutible, pero no es claro que sea discriminato­rio necesariamente. Otra cosa es el planteamiento de educar en valores, por­que eso presume que hay un legado de valores homo­géneo en toda Europa que no ha cambiado a lo largo del tiempo, y eso no es cierto.

 

Uno de los argumentos de Sarkozy para defender el endure­cimiento de las políticas sobre inmi­gración es el hecho de que una gran cantidad de los inmigrantes ilegales es responsable de los delitos cometi­dos en los países de la UE. ¿Es válido dicho argumento?

Este punto es ambiguo. Por­que, si bien es cierto que los deli­tos mayormente son cometidos por nacionales europeos, la proporción de delitos come­tidos por inmigrantes com­parada con la proporción de delitos que comete la población total es más alta. Entonces parecería que, efec­tivamente, los inmigrantes estarían cometiendo más delitos, cuando no es así. De cualquier modo, eso tendría más que ver con el status de los inmigrantes, el bajo nivel educativo y de ingresos, y no con la cultura de origen ni con el simple hecho de que sean inmigrantes. Además, hay ciertos delitos que se perciben más que otros. Los delitos de saco y corbata no son cometidos por inmigrantes. Por ejemplo, los grandes fraudes a entidades financieras o de estas contra sus clientes. Cuando se habla de los delitos que se atribuyen a los inmigrantes se habla de otro tipo de delitos, carterismo, de­lincuencia común, vagancia, entre otros, que si bien no son los más visibles, no son los más terribles que se cometen en Europa.

 

¿Es paradójico que Nicolás Sarkozy, nieto de inmi­grantes húnga­ros que llegaron a Francia sin hablar el idioma, ahora exija que los inmi­grantes tomen clases de la lengua del país al que piensan dirigirse?

Ciertamente, es por lo menos curioso. Es difícil que la primera generación cambie el idioma materno por la nueva lengua. Usual­mente recién en la segunda generación se habla la lengua del país en el que se vive, y se entiende la lengua de los padres, pero no se la habla. En la tercera generación es cuando la lengua de origen se pierde por completo, además de la cultura. Este es un proceso común entre poblaciones de inmi­grantes. Entonces, lo que pretende Sarkozy es forzar un proceso que de todas maneras va a ocurrir. Ahora, el hecho de que apren­dan el idioma eventualmente los va a ayudar a insertarse en la sociedad a la que están llegando. Pero no solo es eso, prácticamen­te se quiere empujar a los inmigrantes a que abandonen la cultura de sus países de origen, para asumir valores culturales euro­peos. Ese es el problema.

 

Incluso Sarkozy quiere implantar también una "tarjeta azul" que funcio­naría de manera parecida a la "tarjeta verde" que hay en Estados Unidos…

 

Claro. Esta tarjeta azul de Sarkozy parece ser una tarjeta para determinado tipo de in­migrantes que estarían calificados profesio­nalmente para trabajar en Europa y que sí serían bienvenidos, porque podrían aportar a la economía local. Hasta el color elegido es sintomático. Recuerda la pretensión de la realeza francesa de tener sangre azul. Sin embargo, acá el punto no es que unos sirvan y otros no. Los demás, aquellos que no es­tarían calificados profesionalmente, también aportan a la economía del país al que van. Ellos forman la mano de obra dócil, porque al no tener los papeles en regla tampoco les es posible sindicalizarse y obtener derechos. Y, cuando viene la época de las vacas fla­cas, como ahora, se les puede expulsar del país sin miramientos, después de que se les ha recibido en épocas de bonanza muchas veces haciéndose de la vista gorda.

 

La Liga Norte italiana propone in­crementar en un tercio las condenas para personas implicadas en delitos, en caso de que sean inmigrantes ile­gales. Berlusconi ha dicho que para él la inmigración irregular no es un delito, pero sí un agravante en caso de que se cometiera una falta. ¿Hasta qué punto tiene libertad de acción el primer ministro italiano respecto de la Liga Norte?

Efectivamente. Incluso Umberto Bossi, el líder de la Liga Norte, tuvo declaraciones francamente delirantes luego de que un gru­po de ciudadanos enardecidos presunta­mente por el secuestro y asesinato de una bebé, tomara por asalto un campamento gitano e incendiara sus casas. En lugar de condenar los actos vandálicos de los ciu­dadanos italianos contra estos inmigrantes, que, dicho sea de paso, no son ilegales, porque eran de Rumania, país pertenecien­te a la UE, dijo que si las fuerzas del orden no cumplen con su labor, la población civil va a tener que tomar la justicia por sus ma­nos.

 

Estas declaraciones son, por lo menos, temerarias, en un contexto en que los ata­ques xenófobos contra inmigrantes legales o ilegales están creciendo en Italia. Porque los racistas se fijan en el color de la piel, en el acento, y no en si un inmigrante tiene sus papeles en regla o no. Esto es potencialmen­te irresponsable, por no decir delictivo pro­viniendo de un miembro del gabinete de un país democrático al menos en el papel.

 

José Rodríguez Zapatero ha critica­do estas nuevas políticas de inmigra­ción, afirmando que la solución a este problema no se logrará con leyes más duras sino con la cooperación hacia los países de origen de los inmigrantes. ¿Hasta qué punto es sincera esta "co­operación"? En todo caso, ¿quién es más sensato Zapatero o Berlusconi?

Sin duda alguna Zapatero es más sensato. Ahora, él está yendo en contra de la tenden­cia europea. Hay que recordar que la social­democracia que fue la principal fuera política en buena parte de la Unión Europea, ahora es una fuera minoritaria. De 27 países, los social demócratas solo son gobierno en tres: Espa­ña, Gran Bretaña y Portugal. Uno de ellos es Rodríguez Zapatero. Pero además Rodríguez Zapatero ha ganado en España por una dife­rencia pequeña de votos, en una elección en la que el opositor hacía una cuenta regresiva que tenía su punto final el día de la elección anunciando que si él salía elegido echaría a los inmigrantes ilegales. Faltan 10 días para que los inmigrantes se vayan de España. Fal­tan nueve. Faltan ocho, y había muchísima gente en España que estaba a favor de eso. Entonces, Rodríguez Zapatero está a la de­fensiva ante una tendencia generalizada en Europa y que ahora cobra mayor fuerza en España.

Sin embargo, a esa gran cantidad de inmigrantes se le dejó entrar en épo­cas de bonanza. Y ahora se les quiere echar.

 

Fueron recibidos bien porque cumplen funciones necesarias: cuidado de niños o de adultos mayores, trabajaos de baja califica­ción y bajo sueldo que los locales no quieren realizar, como la construcción en la época en que en España hubo un boom de la construc­ción. La opinión pública en ese entonces no tenía una visión desfavorable de los inmigran­tes. Ahora que la economía española está en­trando en recesión, el tema migratorio recién se vuelve un problema. Lo mismo sucede en toda Europa. La UE habla de deportar a 12 millones de personas, nada menos.

 

La opinión pública española se está volviendo contra los inmigrantes ante el aumento del desempleo y el bajo crecimiento económico. ¿Rodríguez Zapatero cederá?

No le va a quedar otra alternativa a la larga. Las normas garantistas que existen en España van a entrar en conflicto con las normas más restrictivas de la Directiva del Retorno de la UE, que establece condicio­nes que llaman sobre manera la atención, como de detener a un indocumentado por hasta 18 meses sin mandato judicial. Eso ya es norma en la UE. España podría decir sim­plemente nos estamos adaptando a la nor­mativa comunitaria, no es que el gobierno esté cediendo en sus compromisos. Pero muy probablemente sí, el gobierno de Espa­ña tienda a ceder ante la UE.

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