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EL LEGADO DE HAYA DE LA TORRE

A 30 años de su muerte
El 2 de agosto se cumplen 30 años de la muerte del fundador del APRA (Alianza Popular Revolucionaria Americana), Víctor Raúl Haya de la Torre, cuyas virtudes intelectuales e integridad moral no parecen ser discutidas por nadie. Generacción dialogó con los integrantes del Buró Nacional de Conjunciones del APRA, los abogados Alberto Valdivia y Fernando Dávila. Aquí sus impresiones.
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EL LEGADO DE HAYA DE LA TORRE

-A 30 años de su muerte, ¿cuál es el legado de Haya de la Torre?

 

Fernando Dávila:

Primero es un legado cultural. Haya de la Torre creyó siempre que la revolución en el Perú tenía que ser cultural y por eso fundó la Universidad Popular González Prada para que los universitarios que habían tenido el privilegio de seguir una carrera volcaran sus conocimientos en los jóvenes de las clases menos favorecidas. Además es un legado filosófico, histórico y político porque aplica su tesis del espacio tiempo histórico a la realidad peruana.

 

Haya fue una gran persona, de un magnetismo inmenso y una bondad tremenda. En más de una oportunidad tuvo gestos de desprendimiento con compañeros que tenían alguna dolencia o enfermedad. Creyó hasta sus últimos días que había que formar juventudes con capacidades intelectuales. Por eso se quedaba hasta las tres de la mañana en la escuela de dirigentes del local de Alfonso Ugarte. En resumen, su legado es múltiple.

 

-¿El actual gobierno aprista sigue la doctrina de Haya de la Torre?

 

Alberto Valdivia:

éste es un gobierno de concertación en el que participan personalidades de distintas ideologías. No es un gobierno aprista propiamente dicho. Pienso que el presidente Alan García viene cumpliendo una buena gestión. Desde luego, hay una serie de dificultades en algunos casos creadas por una oposición que no siempre actúa con la aquiescencia de toda la población. Creo que la mayoría respalda este régimen democrático. Es la misma mayoría que en su momento respaldó al gobierno de transición de Valentín Paniagua y al del presidente Toledo.

 

-¿Cómo se explica entonces la avalancha de protestas en casi todo el país?

 

Alberto Valdivia:

Hay que tener en cuenta una cosa: esta mayoría de ciudadanos que le menciono no sale a las calles, no toma carreteras, no quema llantas; pero trabaja, paga impuestos y todos los días contribuye con el desarrollo del país. Esta mayoría eligió al gobierno democrático que preside el doctor García, que es aprista pero no está copando de partidarios apristas los puestos del Estado. Otra sería la situación si el presidente García estuviera imponiendo apristas en todos los cargos públicos.

  

-¿Cómo calificaría el desempeño de García?

 

Alberto Valdivia:

Creo que hay un gran esfuerzo por parte del doctor García de cumplir con las necesidades de las grandes mayorías. No se puede ser mezquino. Yo acabo de regresar del exterior y le puedo asegurar que en el Perú no se están sintiendo los efectos de la crisis económica como en otros lugares del mundo. Nuestro país está atravesando una situación de privilegio en comparación con otros países.

 

-¿Por qué no llegó a haber partidos apristas en el resto del continente?

 

Fernando Dávila:

Sí ha habido partidos apristas en Latinoamérica. En Cuba hubo un partido que incluso se llamó Partido Aprista, en 1928, cuatro años después de la fundación del APRA en México. El Partido Nacionalista Revolucionario de Bolivia fue otro partido hermano. También el Partido Acción Democrática en Venezuela, que incluso llegó al poder. Costa Rica llegó a ser gobernado por un partido muy cercano al APRA: el Partido Liberación Nacional liderado por José María Figueres. En Colombia también ha habido partidos hermanos del APRA.

 

-¿En qué medida ha envejecido la obra de Haya de la Torre? ¿Qué tanta actualidad pueden tener libros como "El Antiimperialismo y el APRA" o "Treinta años de Aprismo"?

 

Alberto Valdivia:

El pensamiento de Haya es como el buen vino: mientras más viejo, mejor. Sin embargo, tenemos que entender algo. La realidad no es estática. La realidad cambia. Cuando se escribió "El Antiimperialismo y el APRA" el mundo vivía circunstancias que no son las actuales. En una época se vivió el colonialismo, luego el imperialismo y ahora estamos viviendo el fenómeno de la globalización. Por ejemplo, cuando Marx escribió "El Capital", no pensó en las computadoras. Marx habló de la sociedad comunista. Haya, con un sentido más pragmático, no dogmatizó. Nunca habló de una sociedad aprista. He allí una de las grandes virtudes de Víctor Raúl. Por eso su obra puede adaptarse a diversas realidades y tiempos.

 

Fernando Dávila:

"Treinta años de aprismo" de alguna manera complementa los conceptos vertidos en "El Antiimperialismo y el APRA". Cuando Haya escribió "El Antiimperialismo…", el mundo no había concebido la guerra mundial, el fascismo, el nazismo. En "Treinta años...", que Haya escribe durante el asilo en la embajada de Colombia, incluye todos estos acontecimientos. Es una obra escrita en la madurez intelectual de Haya de la Torre.

 

-¿Si no se hubiese producido el distanciamiento entre Armando Villanueva y Andrés Townsend tras la muerte de Haya, el Partido Aprista habría ganado las elecciones de 1980? ¿Por qué se produjo este distanciamiento?

 

Fernando Dávila:

Es difícil decir si el partido habría ganado. Fue una circunstancia que se dio. Posiblemente, el distanciamiento no se produjo entre ellos sino entre personas cercanas a ellos. Acá me permito una pequeña crítica fraterna al compañero Townsend: quizás debió dar la lucha dentro del partido y no fuera de él. En esa época, Luis Alberto Sánchez también tenía divergencias con la dirigencia de ese entonces, pero no se retiró del partido. No obstante, hay que comprender las circunstancias. A veces entre los hermanos peleamos. Entre los hermanos no nos comprendemos.

 

Alberto Valdivia:

Hay algo que rescatar en lo que respecta a este distanciamiento. La facción de Townsend se llamaba Movimiento de Bases Hayistas. Es decir, jamás se rompió con el patrón ideológico de Haya de la Torre. Esa era la fuerza de Víctor Raúl dentro del partido.

 

-¿Por qué la vieja dirigencia aprista encabezada por León de Vivero e Idiáquez no permitió que Luis Alberto Sánchez viese a Haya de la Torre en Villa Mercedes en sus últimos días?

 

Fernando Dávila:

No tenía referencias acerca de la situación que usted menciona, pero quizás se debió a cuestiones de salud de Haya de la Torre.

 

Alberto Valdivia:

Yo sinceramente no creo que se haya producido la situación que usted menciona. Yo lo que recuerdo es el respeto que se le tenía a Luis Alberto Sánchez dentro del partido. Poseía grandes cualidades académicas y oratorias y era considerado un maestro. Quizás su salud no permitía que Víctor Raúl fuera visitado con la frecuencia de siempre. No olvidemos que Víctor Raúl recibía por igual al más humilde de los apristas y al más alto de los líderes. Si hubo alguna vez una restricción en cuanto a visitas fue para todos.

 

-¿Qué tanta influencia tuvo Carlos Lanberg en el Partido Aprista a fines de los 70 y la primera mitad de los 80? Se dice que incluso pagó el viaje a Houston de Haya de la Torre y una operación cuando se puso mal en 1978.

 

Alberto Valdivia:

Lanberg jamás tuvo ninguna influencia dentro del partido, eso es una infamia. Agradezco sinceramente la pregunta porque me da la oportunidad de salir al frente. No olvidemos además que Lanberg fue a la cárcel por una denuncia hecha por Townsend precisamente a raíz de una difamación que le hizo Lanberg en una revista que tenía. ¿Entonces dónde está la relación entre el APRA y Lanberg?

 

-Pero Townsend en ese entonces ya no era parte del APRA.

 

Alberto Valdivia:

Townsend jamás dejó ser hayista. Además, hay que tener en cuenta una cosa. Nosotros dentro del partido hacíamos colectas para las medicinas de Haya, para su ropa incluso. Haya no tenía grandes ingresos, no tenía grandes pertenencias. Lo que él tenía a montones, en cambio, era el cariño de su pueblo aprista. Esa era su riqueza. Incluso lo poco que tenía lo donaba. Un hombre como él no tenía necesidad de recibir dinero de un narcotraficante, esa es una infamia. El viaje a Houston y la operación fueron pagados igualmente con colectas que se hicieron en el partido. Mi ex suegro, el padre de mi primera esposa, el doctor José Zegarra, durante muchos años fue médico de cabecera de Víctor Raúl. Jamás le cobró un centavo. En el APRA no había mucha gente rica, pero había todo un pueblo que respaldaba a Víctor Raúl.

 

-Otra pregunta difícil. ¿Cómo tomaba Haya de la Torre las bromas de pésimo gusto que se hacían en los años de la dictadura de Velasco sobre su supuesta homosexualidad?

 

Alberto Valdivia:

Yo viví durante muchos años cerca de Haya de la Torre y jamás tuvo una muestra de debilidad en torno al tema que usted menciona. Y había algunos compañeros muy bien plantados. Sin embargo, el trato de Haya era igual para con todos. Le voy a contar una anécdota: Jorge Idiáquez, un gran compañero cuya trayectoria y cercanía a Haya no se discuten, una vez me dijo: "El viejo está muy triste hoy". Yo le pregunté por qué. él me contestó: "Es que es el aniversario de la muerte de un hijo que él tuvo con una mujer rusa. Ambos murieron durante la Segunda Guerra Mundial". Además de eso, Haya tuvo otras relaciones con una cierta cantidad de mujeres. Anita Billinghurst, por ejemplo.

 

Si Haya no tuvo una familia convencional fue porque estuvo todo el tiempo dedicado a la política y al partido. Además, Haya pertenecía a una organización de hombres libres y de buenas costumbres. Era maestro masón iniciado en México. Y para ser masón primero hay que creer en un ser superior, creer que hay algo después de la muerte y ser un varón libre y de buenas costumbres. Es decir, las personas que tienen las características que usted menciona no existen en la masonería.

 

-Tampoco habría sido negativo que Haya hubiese sido homosexual. No le restaría un ápice a sus capacidades intelectuales y morales.

 

Alberto Valdivia:

No es que sea malo, bueno o peor. Pero categóricamente le puedo decir que no.

 

Fernando Dávila:

En ningún momento. No.

 

Alberto Valdivia:

Lo que pasa es que en nuestro país, al que no lo pueden acusar de ladrón lo acusan de bruto, y si no lo pueden acusar de bruto lo acusan de homosexual. Esos son argumentos que no se pueden tener en cuenta. Habría que estar debajo de las camas para poder decir esas cosas. Son ataques arteros, puñaladas traperas a las que no se les pueden prestar atención.

 

Fernando Dávila:

Nosotros hemos tenido el privilegio de estar con Haya de la Torre luego de la última vez que regresó de Europa e íbamos a Villa Mercedes con un grupo de muchachos los domingos. Almorzábamos, cantábamos, conversábamos hasta las once de la noche. Los sábados estábamos en la escuela de dirigentes hasta las dos o tres de la mañana. A mí me tocó incluso amanecerme con él yendo de un lugar a otro. Por ejemplo, fallecía una persona y él iba al velorio a las dos de la mañana y yo lo acompañaba en algunas ocasiones. Le puedo asegurar que en ningún momento hubo la menor insinuación. Era cariñoso con todos como un padre con sus hijos. De lo otro, nada.

 

Alberto Valdivia:

Haya podría haber vivido en cualquier país de Europa. él renunció a eso y prefirió estar acá. Renunció a la seguridad de una familia. Su hogar era el partido y sus hijos éramos nosotros. Con nosotros, Haya tenía una actitud realmente paternal. Cuando yo lo conocí le hice una pregunta un poco impertinente: "Víctor Raúl, ¿qué se siente ser viejo?" él me miró un poco desconcertado por mi osadía y me contestó: "Soledad. Porque tus amigos se fueron a vivir a otra parte, murieron o nunca más supiste de ellos. Y ellos eran parte de tu mundo y tu mundo va desapareciendo cada día. Vendrán otras personas, pero son otro mundo, no el tuyo". Ahora que yo también soy viejo entiendo recién esas palabras. El mundo de uno poco a poco se va yendo y no vuelve más.
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