A diferencia de otros candidatos presidenciales demócratas, Barack Obama ha alzado la voz para pedir una "nueva alianza con Latinoamérica". Sus palabras han dejado sorprendidos a políticos y analistas de esta parte del planeta que recuerdan que los gobiernos demócratas nunca han supuesto un avance real en las relaciones hemisféricas con EE UU, debido a su proteccionismo comercial que los ha caracterizado.
El gobierno del presidente William Jefferson Clinton (1992-2000) hizo poco o casi nada por mejorar las relaciones con Latinoamérica, y no fue hasta principios del gobierno del republicano George W. Bush que se comenzó a hablar de la importancia política y económica de la región. Sin embargo, los atentados terroristas del 11 de setiembre del 2001 en Nueva York involucraron a EE UU en la guerra contra el terror y, de esa manera, Latinoamérica dejó de estar entre las prioridades de
"Si bien es cierto que Bush ha viajado a América Latina más que cualquier otro presidente estadounidense en la historia y se han firmado acuerdos comerciales con Centroamérica, Chile y Perú, los ojos y la atención de Washington han estado puestos en zonas como el Medio Oriente y el sudeste asiático", señaló a GENER@CCION, Derek Shearer, diplomático estadounidense de paso en Lima hace tan solo unos días.
Eso, supuso una "oportunidad histórica perdida", que el senador por Illinois, virtual candidato a la presidencia por el Partido Demócrata, espera remediar, dejando constancia que la agenda latina, compuesta por el problema de los inmigrantes en EE UU y la política de
Pero, ¿será posible una nueva política de Washington hacia Latinoamérica?, y de serlo, ¿cuáles serían las ofertas del primer candidato negro a la presidencia estadounidense hacia nuestra región?
"DIPLOMACIA FUERTE"
En un evento organizado a fines de mayo por
Respecto a Cuba, Barack Obama señaló que mantendría el embargo, pero levantaría las restricciones de viaje para quienes tienen familiares en la isla y no pondría límites a los envíos de remesas. "Es hora de una nueva estrategia que vaya más allá de una retórica dura que no trae resultados", declaró el senador afroamericano, quien agregó que "no hay mejores embajadores de la libertad que los cubanoamericanos". Veamos por qué…porque respecto a otros de sus temas latinoamericanos, disponemos aquí de algunos de sus planes.
En Colombia, continuaría con el apoyo de EE UU al llamado "Plan Colombia", en el que desembolsa US$ 600 millones al año para combatir al narcotráfico y la guerrilla. Pero al mismo tiempo, se opondría a aprobar el TLC que se firmó con el país andino hasta que el gobierno del presidente Álvaro Uribe mejore la protección a trabajadores sindicalizados y evite la impunidad.
En Brasil, desearía una alianza estratégica con el gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva a fin expandir la oferta de biocombustibles renovables en toda Latinoamérica y reducir así la dependencia con respecto al petróleo. Se negaría, en cambio, a reducir el arancel de 54 centavos de dólar por galón impuesto al etanol brasileño, a pesar de que es una antigua demanda de Brasilia.
En México y Centroamérica, formularía una iniciativa de seguridad con los vecinos latinoamericanos, que se extienda más allá de Centroamérica, estimulando la cooperación contra el narcotráfico y las actividades criminales y delictivas. Ofrecería ayuda para el fortalecimiento del sistema judicial y en el combate a la corrupción. Ha dicho que su prioridad sería México y en ese sentido, buscaría una
reforma migratoria integral en el plazo de un año y mejoraría la seguridad en la vasta frontera que ambos países comparten.
En Venezuela, quisiera contrarrestar la retórica del presidente Hugo Chávez, un feroz crítico de las políticas de Washington, mediante el restablecimiento del liderazgo de EE UU en la región. "Chávez es una amenaza, pero manejable", ha dicho.
En asistencia internacional y deuda, pretendería duplicar la asistencia internacional a la región hasta alcanzar un monto de US$ 50,000 mil millones al año hasta el 2012, enfocándola hacia las microfinanzas, entrenamiento vocacional y programas comunitarios. También ofrecería condonar la totalidad de las deudas a países pobres tales como Bolivia, Guyana, Haití, Honduras, Paraguay y Santa Lucía.
En resumen, el candidato demócrata desea un acercamiento con América Latina que se base en una agenda que promueva la democracia, la seguridad, el crecimiento económico, la asistencia financiera e iniciativas regionales energéticas. "Aunque EE UU ha sido incapaz de resolver las realidades cambiantes de este continente, otros países de Europa y Asia, en especial China, han establecido sus propias relaciones", afirmó en
EL "NEW DEAL"
Para Barack Obama, el nuevo trato o New Deal, en la senda de Franklyn D. Roosevelt –a quien él admira- debe ser contraria a la estrategia Bush, quien en los últimos años condicionaba los favores de la liberalización comercial –como el TLC con Chile- a su apoyo en la guerra de Iraq. Es esa política la que ha producido el rechazo de numerosos sectores y el repunte del populismo en Latinoamérica, según el candidato presidencial.
En ese sentido, cree que las propuestas de su virtual contrincante, el republicano John McCain es algo más de lo mismo. McCain ha asegurado que priorizará el libre comercio en su gobierno porque ello llevará a desarrollar la democracia, negándose a hablar con presidentes latinoamericanos del talante de Raúl Castro y Hugo Chávez, hasta cuando estos acepten las condiciones planteadas por los EE UU.
Los analistas, parecen coincidir con Barack Obama hasta ahora. "La visión de McCain sobre Latinoamérica es tradicional. El continúa viendo la región desde la óptica de que el comercio es más importante que la ayuda, donde la promoción de la democracia está más alineada con los principios conservadores", señaló Larry Byrns, presidente del Consejo de Asuntos Hemisféricos, con sede en Washington.
"Ese es el perfil de alguien que piensa en los términos de
Peter Hakim, presidente de Diálogo Interamericano, coincide con esta opinión sobre McCain, pero critica la insistencia de Barack Obama al querer "restaurar" el liderazgo de EE UU en la región, porque es algo "absurdo". "Él tiene que entender que esta no es
El mayor reto de Obama sería entonces, conocer con mayor profundad la realidad latinoamericana. Resulta por demás curioso que a sus 46 años, el elegido demócrata no haya viajado nunca a América Latina y que confíe más en lo que le dicen sus asesores de política exterior. Si cambian las cosas, no sería sorprendente que Obama realice una gira por Latinoamérica, quizás a México, Brasil y Colombia lo que daría una señal de que no somos el patio trasero de EE UU. Que los necesitamos, pero que ellos también nos necesitan.