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REVISTA

A 70 AÑOS DE LA II GUERRA MUNDIAL

Palabras del embajador de Polonia Przemyslaw Marzec
Diplomático recuerda los 70 años del inicio de la Segunda Guerra Mundial que dejó 50 millones de personas muertas, 12 de ellas en su país, y habla de las lecciones esperanzadoras que dejó el peor conflicto del siglo XX y las deudas históricas que todavía persisten.
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A 70 AÑOS DE LA II GUERRA MUNDIAL

- Sr. embajador el 1 de setiembre de 1939 las tropas alemanas invadieron su país y el mundo se vio envuelto en la guerra. ¿Cuál es el significado de esta fecha para los polacos?

Significa, sobre todo, la pérdida de nuestra independencia, de nuestro Estado. Si usted ve la historia de Polonia notará que en los siglos XVIII y XIX nuestro territorio estuvo repartido entre tres superpotencias: Rusia, Austria-Hungría y Prusia. En 1918, después de la Primera Guerra Mundial, recuperamos nuestra libertad pero solo nos duró 20 años. Lo trágico fue que en 1945, cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, nos fue impuesto un sistema ajeno, el comunista. Por eso es importante ubicar el 1 de setiembre como el inicio de otra tragedia polaca.

 

- He escuchado decir que después de los judíos no ha habido otro pueblo que haya sufrido tanto como los polacos.

Creo que no se puede separar la historia de los polacos católicos de los polacos judíos. Aquí tenemos la tragedia de dos pueblos que se vieron entre dos fuegos cuando la Alemania nazi y la Unión Soviética de Stalin se repartieron nuestro territorio.

 

- Pero fue una matanza generalizada.

No hay que olvidar que en la Segunda Guerra Mundial murieron 12 millones de polacos, dentro de los católicos y judíos. En un país de 35 millones de personas, prácticamente una de cada tres personas fue asesinada. Eso habla de la escala, de la magnitud de la tragedia.

 

- ¿Occidente demoró en reaccionar ante el avance de Hitler?

A principios de la guerra, de alguna manera, luchamos solos contra Hitler. Francia y Alemania entraron al conflicto realmente un mes después. Además, fue una lucha desigual porque el 17 de setiembre nos invadieron los soviéticos.

 

- ¿De qué manera afectó la guerra a la idiosincrasia del pueblo polaco?

Lo hizo más valiente, más duro, más combativo.

 

- ¿Podríamos decir también que más desconfiado con Occidente o con aquellos que alguna vez les dieron la espalda?

No, no, no. El mismo hecho de que hoy estemos en la Unión Europea, sin fronteras, deja atrás esa desconfianza en el pasado. Esa fue la gran lección que sacamos de la guerra.

 

- ¿Cómo manejan el tema de la reconciliación, por ejemplo, con Alemania dentro del contexto de la UE?

Es un caso muy interesante. Quizá el primer gesto de reconciliación fue en 1970 cuando el canciller de la República Federal Alemana de entonces Willy Brandt se arrodilló frente al monumento en el Gueto de Varsovia. Después tuvimos que esperar hasta 1989 cuando los jefes de gobierno polaco y alemán Tadeusz Mazowiecki y Helmut Kohl pudieron hacer esa reconciliación no solamente oficial sino que real.

 

El ex presidente de Polonia y líder del sindicato "Solidaridad" Lech Walesa siempre decía que si su abuelo viera que hoy no hay frontera polaco-alemana, que fue por mil años la fuente de conflictos militares, "se moriría otra vez". Esto era imposible hace 70 años.

 

Creemos que de cualquier situación siempre hay que sacar una lección y esta es la mejor lección que dejó la Segunda Guerra Mundial: Que los países que antes eran enemigos, que se tenían tanto rencor, hoy están juntos, construyendo Europa.

 

- ¿Es necesario alcanzar estos niveles de barbarie para que por fin los pueblos se sienten a trabajar juntos?

No. La humanidad no tiene que llegar a los límites de la guerra para acercar a los pueblos, no es el mejor método, pero lo importante es que se aprovechó la lección.

 

- ¿Cómo han enfrentado en los últimos años las autoridades polacas el resentimiento hacia los alemanes?

Se ha enfrentado de manera natural. Alemania fue el país que más nos apoyó para entrar a la UE. Además, en el bloque tenemos un sistema de integración tan amplio que hay un sentido de solidaridad para ayudar a las regiones menos desarrolladas. Creo que si fuera algo impuesto no tendríamos este tipo de resultados.

 

CUENTAS POR ACLARAR

 

- ¿Y el tema de la reconciliación con Rusia?

Es un poco más complicado. Hay algunas cartas de la historia que todavía no han sido aclaradas por Rusia como es la muerte trágica de 22 mil oficiales polacos en Katyn. Queremos algunos gestos de las autoridades rusas y hasta hoy hay un poco de ambigüedad en el tema.

 

- ¿No ha habido un reconocimiento oficial de Rusia por la masacre en Katyn?

No, y creo que para que haya una completa reconciliación polaco-rusa debería haber ese elemento importante.

 

- He leído que estos días ha habido una controversia porque se quiere hacer ver a los polacos como los responsables del estallido de la guerra.

Estamos en contra de esas voces que escuchamos estos días en Rusia, sobre que en Polonia no se inició la guerra o que, incluso, los polacos pactaron con Hitler.

 

- Hace poco la televisión rusa emitió un documental donde suavizan el pacto Ribbentrop-Molotov.

Es cierto, pero pensar que los polacos eran aliados de Hitler contra Ucrania Oriental para ocupar esta parte de la Unión Soviética es maquiavélico, una locura. Para nosotros Hitler fue un monstruo, un demonio. Por eso celebramos las recientes declaraciones del primer ministro ruso, Vladimir Putin quien criticó el Pacto Ribbentrop-Molotov.

 

- ¿A qué atribuye este revisionismo o tergiversación de la historia por parte de algunos intelectuales rusos?

Yo no creo que sean solo los intelectuales. Mi opinión personal es que hay algo de provocación por parte de algún sector de la sociedad rusa. Nosotros no queremos entrar en una discusión suponiendo esto o lo otro. Tenemos nuestros argumentos históricos, pero si hay documentos que señalan que teníamos un pacto con Hitler, por favor, que los pongan en la mesa. Hasta ahora no ha parecido ninguno.

 

- ¿Cree que todavía persiste el pensamiento de la Guerra Fría en algunas autoridades rusas?

No sé, no es mi rol evaluar eso. Lo que sí sentimos es que hay señales que vienen de Rusia, de algunas personas que se han quedado atrapadas en el pasado, pensando, quién sabe, que todavía seguimos en el bloque socialista.

 

- Algo que fastidia mucho a Rusia es la instalación en Polonia del polémico escudo antimisiles estadounidense.

Sí, pero con la llegada al poder del presidente Barack Obama hay alternativas a este sistema.

 

- ¿No es una provocación para Rusia?

No se trata de que estos misiles estén orientados hacia Rusia porque no es así. Se trata de darles una mejor ubicación. Estados Unidos va a tomar la mejor decisión, puede ser Polonia y la República Checa u otros países.

 

- ¿Pero ofrecieron garantías de seguridad a los rusos?

Propusimos a las autoridades de la Federación Rusa que estas instalaciones puedan ser inspeccionadas permanentemente por rusos para que vean que no tenemos ningún secreto.

 

- ¿Estados Unidos es un factor de estabilidad en Europa del Este?

Sí. En realidad la presencia de Estados unidos en Europa es una garantía para nuestro país.

 

RECORDANDO A SOLIDARIDAD

 

- Pocos saben que setiembre también es importante para Polonia porque fue en este mes que se creó el sindicato Solidaridad. ¿Cuán importante ha sido para la lucha por la democracia en Europa?

El mundo recuerda muy bien la caída del Muro de Berlín hace 20 años, pero hay que ver que Lech Walesa saltó su propio muro en 1980 en los astilleros de Gdansk. Es más, cuando cayó el muro, Polonia tenía ya desde hacía tres meses un gobierno semi democrático. Yo diría que Polonia estuvo siempre un paso a la vanguardia.

 

- Pero también ayudó la aparición del que es considerado por muchos el polaco más importante de la historia: Juan Pablo II.

Así es. Por eso nosotros siempre hablamos de la década de Solidaridad desde 1979 cuando Juan Pablo II hizo su primera peregrinación a Polonia y dijo ante un millón de personas en la Plaza de la Victoria en Varsovia: "No teman". Esas dos palabras fueron suficientes para que los polacos dejemos de tener miedo a una potencia como la Unión Soviética.

 

- Sin embargo, ya habían otros precedentes, otras revoluciones en contra de la tiranía soviética.

Sí. Hubo otras revoluciones como la de Hungría en 1956, o la de Checoslovaquia - la Primavera de Praga- en 1968, también varios levantamientos y protestas en Polonia como en 1958 en Poznan, en 1968 en Varsovia, en 1970 en Gdansk y en 1976 en Radom.

 

- ¿Esta revoluciones nutrieron al movimiento Solidaridad?

Sin duda alguna pero la revolución de Solidaridad fue la primera que terminó con éxito. Además, dio el ímpetu a otros movimientos por la democracia. Fue la señal de que el mundo se podía cambiar sin derramar sangre, con la fuerza de la conciencia.

 

- Usted hablaba de la frase de Juan Pablo II "no teman".  ¿A qué temen hoy los polacos?

No creo que haya temores. En realidad, Polonia se desarrolla bastante bien y la crisis económica no afectó tanto como a otros países. Lo que sí podríamos hablar es de una preocupación global por el terrorismo en el mundo entero, pero es algo compartido por tantas otras naciones.
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