El mundo es pequeño para la inmensidad del ser humano. Solo era cuestión de tiempo, para que los seis fragmentos conocidos como continentes, y que por evolución de la Tierra se dividieron, volvieran a unirse en el imaginario de la humanidad.
En el siglo XV, Europa creyó ser el centro del mundo, y solo conocía la existencia de Asia como continente. Pero los europeos no viajaban a Asia por placer, por afán aventurero o motivados por la caridad cristiana. Se iba a Asia por asuntos comerciales, principalmente para conseguir especias, entre ella la pimienta y la canela.
La pimienta y la canela fueron responsables del encuentro de dos mundos. En una época donde la nevera era un aparato impensable, se utilizaban estas especias como preservantes para las carnes. Sin embargo, las especias eran tan escasas y sobrevaloradas que solo podían ser adquiridas por la aristocracia Europea.
Este fue el motivo que impulso a un presunto genovés llamado Cristóbal Colón a intentar una nueva ruta marítima, la cual -según manifestaba- le permitiría llegar a la India en tiempo record y de esta manera poder hacerse del preciado ingrediente y demás riquezas que pudiera encontrar.
Sin embargo, la misión no fue fácil. Primero se debía convencer a los Reyes Católicos, quienes financiarían el viaje, que la misión sería exitosa. La destreza marítima de Cristóbal fue cuestionada, pero el proyecto que planteaba era original, pues señalaba que debido a que la Tierra es redonda, navegando en dirección al Sol, llegaría a la India.
Los Reyes Católicos asumieron el proyecto sin muchas esperanzas, firmando el 17 de abril de 1492 con Cristóbal Colón las llamadas Capitulaciones de Santa Fe, documentos donde se autoriza y financia la expedición de Cristóbal Colón a las Indias.
Asimismo, se le otorga a Colón una serie de títulos, entre ellos: Almirante, Gobernante, Virrey y se le cede el 10% de las riquezas que encuentre. También se firman documentos, donde los reyes solicitaban que apoyaran a Colón, aquellas villas y puertos de mar a las que se dirija.
LA AVENTURA
El 23 de mayo de 1492, a las puertas de la Iglesia de San Jorge de Palos, en presencia de Cristóbal Colón, fray Juan Pérez y las autoridades locales, dan lectura a la Real Provisión firmada por los Reyes Católicos, en la que se ordenaba a ciertos vecinos de la villa Palerma poner a disposición de Colón dos carabelas totalmente armadas y aparejadas.
Los vecinos a los que es referida dicha ordenanza contestarían: que estaban dispuestos a cumplir lo que ordenase los reyes. Pero, los marineros de la zona, no estaban dispuestos a aventurarse con un cuestionado navegante, como lo era Cristóbal Colón.
Independientemente de la mayor o menor credibilidad de las ideas de Colón, los hombres de Villa de Palos nunca se someterían a sus órdenes a no ser que le acompañara algún navegante respetado en la villa.
Con la oposición de los vecinos y de los marineros, Colón recurre a una de las provisiones expedidas por los monarcas en la que se le concede permiso para reclutar marineros en las prisiones españolas.
La idea era atractiva, riquezas para quienes acompañaran a Colón, pero nadie quería alistarse con él. No conseguía enrolar a la tripulación necesaria para la empresa.
LAS ALIANZAS
En estas circunstancias, y gracias a la ayuda de los franciscanos y a Vázquez de la Frontera, viejo y respetado marino de la zona, Colón conoce a Martín Alonso Pinzón, rico armador y líder natural de la zona gracias a sus muchas navegaciones tanto por el Atlántico como por el Mediterráneo, y por los que había amasado fortuna y fama.
Martín Alonso, apoyó incondicionalmente a Colón iniciando una enérgica campaña en favor de la empresa. Alonso descartó las naves que los reyes le habían ofrecido a Colón, contratando otras nuevas, [la Pinta y la Niña, ya que sabía que eran muy veleras y “aptas para el oficio de navegar”.
Asimismo, Martin Alonso Convence a sus hermanos Francisco y Vicente, además de a los hermanos Niño, destacada familia marinera, consiguiendo animar y enrolar a toda la marinería necesaria para la empresa.
Los marineros de la zona ahora sí se arriesgaba a aquella navegación, ya que el hecho de que Martín Alonso Pinzón, con sus hermanos y con los Niño, estuvieran a la cabeza de dicha armada era una garantía para los hombres, que la expedición sería un éxito.
EL PRIMER VIAJE
La expedición parte del puerto de Palos de la Frontera, el 3 de agosto de 1492. La escuadra de Colón, estaba formada por las carabelas la Niña, la Pinta, y la Santa María. La tripulación estaba conformada por unos 90 hombres aproximadamente.
El viaje no resultó fácil para nadie. De hecho hubo varios amotinamiento durante el largo trayecto. En la última y más intensa sublevación, Colón prometió que si no veían tierra en tres días, regresarían a España.
Cuando todo cálculo previsto por Colón arrojaba como resultado que la aventura había fracasado, se oyó a las dos de la madrugada desde el mástil de la Pinta el famoso grito de Rodrigo de Triana: Tierra a la vista”.
El calendario señalaba el 12 de octubre como la fecha en que dos civilizaciones que se habían desarrollado de forma paralela e ignorando la existencia la una de la otra se amalgarían en un abrazo poco fraternal.
Colón jamás se entero que había descubierto un nuevo continente, siempre pensó que su audacia como marino lo había llevado a la India por una nueva ruta, que duró 72 días. Sin embargo, lo único que atestigua la llegada a América es su falta de pericia como navegante.
Lo primero que hizo al descender fue pronunciar las siguientes palabras: En nombre de Dios y en nombre de sus católicas majestades, la reina Isabel y el Rey Fernando, tomo posesión de esta tierra que he descubierto y de todas las tierras que en lo sucesivo descubriré.
TRASCENDENCIA DEL DESCUBRIMIENTO
De esta manera se iniciaría uno de los hechos más trascendentales de la historia de la humanidad, debido a las consecuencias que implicaría en un futuro inmediato, relacionado con el primer viaje alrededor del mundo realizado por la tripulación de Fernando de Magallanes abriendo paso a la conquista del mundo por parte de Europa.
La llegada de Cristóbal Colón supuso el comienzo de la conquista de América, cuya primera campaña fue la de Cuba por Velázquez, a la que siguió la del Imperio de México por Cortés, la del imperio Inca por Francisco Pizarro, hasta su finalización definitiva tras los decretos de Felipe II los cuales abolían la conquista.
El termino para definir a lo sucedido es un eterno debate; por un lado están quienes lo consideran un descubrimiento, otros, lo llaman conquista, algunos lo catalogan de usurpación, y finalmente están quienes diplomáticamente lo catalogan como un encuentro de dos culturas.
Esta aventura nos trajo, el contagio de las enfermedades comunes para los europeos: viruela, tifus, fiebre amarilla, entre otras. Esto produjo un alto número de mortalidad de la población americana. Asimismo, se impusieron como idiomas oficiales el español y el portugués; se generó una población con altos niveles de mestizaje genético y cultural entre pueblos originarios y los europeos.
Asimismo, el beneficio para los europeos, fue la principal riqueza generada por las colonias españolas y portuguesas en América, gracias a la extracción del oro y la plata. “En los primeros 150 años de conquista, 17 mil toneladas de plata y unas 200 toneladas de oro arribaron a España”, señala el escritor Eduardo Galeano.
Sin embargo, el aporte más importante, la realizaríamos los americanos al mundo, difundiendo los alimentos que habían sido desarrollados por las culturas americanas y que hoy se estima constituyen el 75% de los alimentos consumidos por la Humanidad, entre ellos el maíz, la papa , tomate, el chocolate, la vainilla, los ajíes, la palta, y el tabaco.
Sin embargo, no todo fue tragedia para los americanos, como señala Octavio Paz: “No todo fue horror: sobre las ruinas del mundo precolombino los españoles y los portugueses levantaron una construcción histórica grandiosa... Unieron a muchos pueblos que hablaban lenguas diferentes, adoraban dioses distintos, guerreaban entre ellos o se desconocían. Los unieron a través de leyes e instituciones jurídicas y políticas pero, sobre todo, por la lengua, la cultura y la religión. Sí las pérdidas fueron enormes, las ganancias han sido inmensas”.