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URIBE, EL TODOPODEROSO

El día después de la liberación de 15 rehenes de manos de las FARC
El operativo de rescate ejecutado por el Ejército colombiano recientemente no sólo ha logrado la liberación de 15 rehenes de las FARC, incluida la franco-colombiana Ingrid Betancourt, sino también marca el comienzo del fin de una guerra interna que ha desangrado a Colombia por más de cuatro décadas.
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URIBE, EL TODOPODEROSO

Hasta hace seis años, el pesimismo reinaba en el país andino debido al poder de grupos subversivos como el ELN, las FARC y los paramilitares de extrema derecha  que controlaban, según informes oficiales de la época, más de un tercio del territorio que era destinado para el secuestro, la extorsión, los atentados terroristas, y el narcotráfico.

 

Sin embargo, en el 2002 la llegada al poder del conservador Álvaro Uribe cambió el equilibrio de fuerzas y, por primera vez, el Estado colombiano, a través de sus Fuerzas Armadas, tomó la iniciativa en la lucha contra los grupos narco-terroristas.

 

Uribe, cuyo padre fue asesinado por las FARC, aplicó su política de "Seguridad Democrática" que proponía luchar con todo el poder militar disponible y sin tregua  a los insurgentes,  a la vez que ofrecía beneficios judiciales para aquellos que se desmovilizaban.

 

Así,  los paramilitares aceptaron entregarse  en un proceso que fue cuestionado por varias  organizaciones de derechos humanos que acusaron al gobierno de dar impunidad a una banda de criminales que cometió masacres en cientos de poblados colombianos. Uribe no movió un milímetro su postura y continuó adelante ordenando también la intensificación de los bombardeos en el centro y sur del país, bastiones de los subversivos.

 

Desde el principio, los colombianos notaron un cambio en el país y eso se ha reflejado en los altos niveles de aprobación del mandatario. "Con Uribe supimos lo que era el orden y la tranquilidad de saber que los locos de las FARC no iba a explotar una bomba en el centro de Bogotá", explicó Richard Vásquez, periodista de la cadena RCN en declaraciones a Generacción.  

 

"Saber que en cualquier momento podría morir o ser secuestrado era una sensación terrible. Aunque no comparto todas las ideas de Uribe, sí reconozco su liderazgo", agregó.

 

Crisis con la Suprema

 

De esta forma el operativo "Jaque", que liberó de 15 rehenes de las FARC no ha hecho más fortalecer la gestión del mandatario en el plano nacional a niveles nunca antes vistos, y mejoró su imagen en el exterior, donde algunos países latinoamericanos lo veían como muy "belicista".

 

En Colombia, el rescate de los secuestrados  dejó en un segundo plano la grave crisis institucional por la que atravesaba el país luego de que la Corte Suprema  cuestionara la reforma constitucional que permitió la reelección del mandatario en el 2006.  La CS señaló que hubo una "desviación del poder",  en unos casos involucraban compra de votos –al mismo estilo de la época Montesinos-Fujimori-, y la asociación de una treintena de congresistas  oficialistas a grupos paramilitares.

 

Fuentes del Palacio de Nariño aseguraron que el presidente estaba furioso con el máximo tribunal al que acusó de ser permisivo con las FARC. "Me quieren boicotear y no lo voy a permitir", declaró Uribe en una reunión de ministros de Estados.

 

"El golpe contra las FARC pone a más del 90% del pueblo colombiano al lado presidente en lo que es una presión fortísima hacia los jueces", declaró a GENER@CCIÓN León Valencia, director de la Fundación Nuevo Arco Iris, corporación que conoce de cerca el conflicto armado y que brinda apoyo a la población.

 

 "Es un respaldo popular nunca antes visto en nuestro país,  y a menos que la Corte Suprema no tenga pruebas contundentes de la participación de Uribe en la compra de votos a congresistas, se van a ganar la furia de millones de colombianos que quieren ver el fin de las FARC", puntualizó.

 

Respecto a una segunda reelección, la mesa está servida para Uribe. El gobernante no ha  dicho una palabra sobre el tema, pero los analistas lo interpretan como "el que calla, otorga". Incluso, congresistas oficialistas  aseguraron al diario colombiano El Tiempo, que aprovecharán el masivo apoyo del pueblo hacia el presidente para presentar otra reforma de la Constitución que haga posible que Uribe sea candidato en los comicios del 2010.

 

Mientras tanto, la oposición denuncia las "tendencias dictatoriales" de Uribe, que comparan con el ex presidente peruano Alberto  Fujimori, pero su voz es muy baja  o casi nula tras el operativo a las FARC.

 

Control de la situación

 

Otro de los resultados que ha dejado el rescate de los rehenes es que el mandatario recobró su liderazgo respecto a la lucha contra la guerrilla que se vio disminuida por la participación de actores externos –sea Venezuela o Francia- que apostaban por un acuerdo humanitario para lograr la liberación de los secuestrados.

 

"El gobierno colombiano tiene ya un mejor control de la situación, de cuál va a ser el futuro de este conflicto, porque de una forma u otra ha mostrado una mejor capacidad militar para enfrentar a las FARC", declaró Ana María Salazar, ex asesora de la Casa Blanca para asuntos latinoamericanos  durante el gobierno de Bill Clinton.

 

"El Ejecutivo  sabe para donde va, pese a las críticas que le lanzaron por su firme decisión de no negociar ni ceder ante los terroristas", señaló por su parte, Álvaro Pava, embajador de Colombia en Perú.

 

En Bogotá hay el firme convencimiento de que Uribe tiene "la sartén por el mango" y que impondrá sus condiciones en caso de una negociación con la guerrilla.

 

Hasta enero pasado, las FARC exigían para sentarse a tratar un acuerdo humanitario el despeje de los municipios de Pradera y Florida, pero el presidente se negó porque consideraba que los terroristas aprovecharían esos territorios para  rearmarse. La negativa hizo que los familiares de los secuestrados lo acusaran de "insensible"  y de querer la muerte de los rehenes.

 

Chávez, simple observador

 

Entre las nuevas condiciones también estarán sin dudas, dejar fuera de juego a

países como Suiza y Francia –que ya no tiene nada que hacer tras la liberación de Betancourt–.  Tampoco habría que esperar que vuelva a considerar a Hugo Chávez como interlocutor con las guerrillas luego que el ataque al campamento de  "Raúl Reyes" en marzo dejara  al descubierto la alianza entre los terroristas y el régimen chavista.

 

"Uribe en el fondo detesta a Chávez y si antes pidió su ayuda fue por la presión de los familiares que sostenían que era inhumano mantener a los secuestrados durante años en la selva. Ahora no cometerá ese error porque él ya halló la fórmula perfecta para liberarlos: Operativos militares y mucha inteligencia ", declaró  Vásquez.

 

Chávez, quien por un momento se creyó el único capaz de resolver el conflicto colombiano, ha retrocedido temeroso de las consecuencias de su relación con las FARC. Uribe lo sabe y disfruta del momento.

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