No es democrático obligar a los ciudadanos a votar si en realidad no desean hacerlo. Octavio Paz decía: "Cuando la libertad y el derecho son impuestos por la fuerza, se convierten en tiranía".
Las Constituciones de 1979 y 1993 establecen que el voto del ciudadano es obligatorio hasta los 70 años y facultativo a partir de esa edad. El voto voluntario en el Perú ya existe, la Constitución lo reconoce, pero viene a ser una suerte de privilegio que se concede a los mayores de 70 años. ¿Y por qué a esa edad?
Se ha presentado un proyecto para establecer plenamente el voto facultativo o voluntario. Esto ha generado un debate entre quienes defienden el voto obligatorio y los que señalamos que es parte de la libertad democrática.
La obligatoriedad de votar es contraria al espíritu democrático porque el ciudadano se ve obligado a sufragar bajo la amenaza de pagar multas y la imposibilidad de ejercer plenamente sus derechos como: suscribir contratos, obtener pasaporte, contraer matrimonio, entre otros.
DEBER Y DERECHO
Es un grave error de concepto o entendimiento, el haber considerado el voto como derecho y deber. Los constituyentes de 1979 y 1993, llegaron a definir el voto como un concepto híbrido definiéndolo como derecho y deber al mismo tiempo. Primero habría que definir si es un derecho o un es deber o tiene características de uno y otro.
El derecho en sus orígenes se ha considerado como la facultad o poder derivado de la voluntad de Dios, dominio natural del hombre sobre su libertad. Las concepciones positivistas y vanguardistas definen el derecho como un privilegio o libertad del hombre para hacer algo, que implica la ausencia de obligación de realizar cierta conducta.
El derecho es definido como valoraciones o principios contenidos en sistemas normativos morales o jurídicos. El deber es aquello a que está obligado el hombre por los preceptos religiosos o por las leyes naturales o positivas. El deber es un mandato u obligación mediante el cual se modifica nuestra conducta.
Siendo el voto un derecho universalmente reconocido como tal, debe ser también opcional, voluntario, libre, como ocurre en sociedades de democracias más avanzadas. Mantenerlo como obligatorio desnaturaliza la esencia misma del derecho.
En Colombia, el voto no es obligatorio; en Ecuador, los analfabetos y los mayores de 65 años tiene derecho al voto facultativo. En el Perú, la Constitución obliga al ciudadano a concurrir a las urnas a depositar la cédula, pero el ciudadano no esta obligado a votar por alguien: puede votar en blanco o viciar su voto; esta opción no tiene sanción, entonces la pregunta es: ¿para qué se obliga al ciudadano a concurrir a las urnas si su obligatoriedad no tiene sentido?
Los defensores del voto obligatorio sostienen que manteniéndolo se logra la máxima participación ciudadana en las elecciones y referendos, argumento que no es del todo cierto porque en las últimas elecciones regionales y municipales el ausentismo electoral nacional fue del 12.59% sumado al 13.19% de votos nulos y blancos.
Asimismo, dicen que el voto facultativo generaría una crisis de representatividad. ¿Acaso en Colombia, por citar un ejemplo, se ha producido crisis por la falta de representatividad o en Estados Unidos han salido los ciudadanos a señalar que Barack Obama no tiene representatividad?
ARGUMENTOS A FAVOR
Quisiera esgrimir tres razones a favor del voto voluntario. Primero, otorga mayor transparencia al sistema político. Segundo, ayuda a estrechar los vínculos entre representantes y representados. Tercero, es más respetuoso de la libertad individual.
El voto voluntario permitirá al ciudadano estar objetivamente informado de lo que está ocurriendo en el escenario político, conocer las propuestas ideológicas de aquellos que están en carrera por un cargo de elección popular. Una alta abstención electoral sería una señal preocupante ante la cual se tendría que reaccionar.
El ciudadano que acude voluntariamente a las urnas y vota en blanco o anula deliberadamente su voto está trasmitiendo un mensaje diferente: la política le interesa, se siente involucrado, pero no está satisfecho con ninguna de las propuestas electorales. El problema del voto obligatorio es que no permite realizar esta distinción. Dos señales muy diferentes terminan confundiéndose.
Si, efectivamente, los más inclinados a votar son los que tienen opiniones políticas más definidas, la manera más factible de crecer electoralmente en un régimen de voto voluntario es apelar a quienes no están firmemente decididos a votar.
La probabilidad de éxito de un candidato aumenta a medida que crece su capacidad de sacar a la gente de sus casas el día de las elecciones. Esto obliga a los candidatos a esforzarse por llegar al electorado, por escuchar sus reclamos y buscar soluciones. Si este argumento es correcto, el voto voluntario estimularía a los políticos a estrechar sus relaciones con el conjunto de la ciudadanía.
Queda finalmente el argumento más importante de todos, que es el argumento de la libertad. Las sociedades que optan por la democracia representativa normalmente lo hacen porque valoran la capacidad de elegir libremente de cada uno de sus miembros.
Si un individuo está en condiciones de votar por un candidato entre muchos posibles o por una propuesta programática entre varias, entonces también está en condiciones de decidir si vale la pena votar en una ocasión específica.
EL VOTO EN AMÉRICA LATINA
VOTO VOLUNTARIO:
- Colombia
- Nicaragua
- Venezuela
VOTO OBLIGATORIO CON SANCIONES:
- Chile
- Ecuador
- Perú
- Uruguay
VOTO OBLIGATORIO CON SANCIONES, PERO NO SE APLICAN:
- Argentina
- Bolivia
- Brasil
- Honduras
- México
- Paraguay
VOTO OBLIGATORIO SIN SANCIONES:
- Costa Rica
- El Salvador
- Guatemala
- República Dominicana
- Panamá
Por José Macedo Sánchez
Congresista de la República
josemacedosanchez@hotmail.com
http://www.congreso.gob.pe/organizacion/FichaCongresista.asp?C_Persona=0412