Pasadas las seis de la tarde, el color rojo comienza a apoderarse del cielo que hasta hace escasos instantes veía con beneplácito el paso de hermosas gaviotas y curiosos pelícanos.
De a pocos la mezcla de vívidos matices naranjas se mimetizan con el estridente amarrillo del astro rey, que a estas alturas del día se apresta a ‘descansar’ y da paso a una de las puestas de sol más hermosas e impresionantes que me ha tocado ver.
Estoy en Máncora, una de las playas más bellas y concurridas del litoral piurano donde, contrario a lo que muchos pueden pensar, disfrutar de unos días de relax y descanso también es posible en este lugar, amén de las noches de diversión y juerga, que por estos días atrae a más de un veraneante.
Concurrida por un sinnúmero de turistas nacionales y extranjeros, Máncora es un pueblo pequeño que se ubica a más de mil kilómetros de nuestra capital y a menos de dos horas de la frontera ecuatoriana, provista de impresionantes palmeras que combinan a la perfección con el brillo solar que reina durante todo el año.
PARA NO PERDERSE
Con un clima realmente acogedor y tropical, ha sido considerada como un pequeño paraíso, un lugar perfecto para disfrutar de los rayos solares, de la brisa marina y de sus extensas playas de arena blanca, a donde se puede llegar por vía terrestre o aérea, desde Tumbes o Piura.
Partiendo de la Capital del Tondero, abriéndose paso por las playas más hermosas del litoral piurano como Yacila, Colán, Punta Balcones o Lobitos, y después de haber recorrido cerca de 187 kilómetros en poco menos de cuatro horas de camino, en el kilómetro 1,165 de la Panamericana Norte para ser exactos, un inmenso arco de cemento le dará la bienvenida a Máncora.
Desde que fuera creada, el 14 de noviembre de 1908, Máncora ha sufrido una serie de transformaciones, cambios que la han llevado a convertirse en el paso obligado de quienes se dan una vuelta por el norte de nuestro país, ya sea para relajarse o para recargar baterías.
CUESTIÓN DE GUSTOS
Ya en el pueblo, usted podrá decidir entre hospedarse en uno de los hostales o casas refugio de los alrededores o, de lo contrario, adentrarse varios kilómetros más adentro, hacia Máncora Chico, para alojarse en cualquiera de los hoteles o bungalows que le prometen –según sus preferencias– días de diversión o relax para todos los gustos y bolsillos.
Máncora Bungalows Beach, Las Olas, Punta Ballenas, Brisas de Máncora, Sausalito Beach, Las Pocitas, Puerto Palos, Balcones de Máncora o Los Corales, son solo algunos de los lugares que le brindan diversas opciones para hacer de su estadía la mejor.
Cómodamente instalado, también puede optar por la práctica de su deporte favorito porque, al igual que el resto de playas que nos brinda el litoral piurano, los amantes de los deportes acuáticos han convertido a Máncora en uno de sus principales puntos de encuentro.
Por eso no es extraño ver a quienes provistos de sus tablas dan rienda suelta a su pasión y aprovechan de sus excelentes olas, que resultan propicias para la práctica del surf o para quienes han hecho de la pesca de altura, del windsurf, de la caza submarina o del buceo, su deporte preferido en este lugar.
NEGOCIO REDONDO
Así como el resto de atractivos turísticos en Perú se han convertido en una interesante oportunidad de negocio para inversionistas, los lugareños tampoco se quedan atrás, por lo que no resulta nada extraño ver cómo se ha incrementado la venta de artículos playeros.
Pareos, polos, souvenirs, gorros, llaveros, conchitas y hasta los tradicionales ‘chifles’ se han convertido de a pocos en parte del paisaje que ofrece Máncora. Pero también puede disfrutar de paseos en caballo o de servicios más sofisticados como los masajes, en sesiones de 30 ó 60 minutos.
Un sinnúmero de oportunidades para corroborar que Máncora es de un tiempo a esta parte el ‘point’ de moda, un lugar donde las noches de juerga o los días de relax dejarán con el bolsillo lleno a más de uno, solo es cuestión de apostar por el negocio que más le convenga.
DELICIAS GASTRONÓMICAS
Al igual que en el resto de ciudades, pueblos, puertos, playas o caletas piuranas, en estos parajes no le resultará para nada difícil engreír a su paladar. Y es que en Máncora, además de nuestro emblemático cebiche, podrá encontrar una variada carta marina que se encargará de saciar su hambre.
En el caso Máncora Bungalows Beach, un hospedaje a dos kilómetros del pueblo, innumerables delicias marinas se encargarán de recordarle a cualquier hora del día que su cercanía al mar no es casualidad ni cuestión del destino. Meros, pulpos y langostinos en diversas preparaciones amenazarán con romper su dieta y todo gracias al trabajo de los pescadores que desde tempranas horas se insertan mar adentro para deleitarnos con sus capturas.
Y si de bebidas se trata, nada mejor que un ‘sunset para dos’ o una exquisita copa de vino para disfrutar de la brisa marina que por la noche nos recuerda que –como dice una canción– en el mar la vida es más sabrosa.
No en vano las noches de juerga en Máncora han quedado registradas en una película y hasta han trascendido fronteras, por lo que no resulta para nada raro ver a cientos de turistas extranjeros que llegan provistos de sus mochilas a disfrutar de lo que este rinconcito norteño les ofrece.
Diversión, adrenalina, magia, tranquilidad, olas, arena, atardeceres mágicos y una impresionante puesta sol, resumen el encanto de Máncora, un lugar donde el aburrimiento no encuentra acogida, un lugar donde el cielo se pinta de otro color y nos acerca al paraíso. ¿Alguien lo duda? Estamos seguros que no…
MAS DATOS:
Máncora se ubica a 120 kilómetros de la frontera norte con Ecuador, abriéndose camino por el paso fronterizo Huaquillas – Aguas Verdes.
Por el sur la ciudad más cercana a Máncora es Talara, a 82 kilómetros, mientras que por el norte, a 102 kilómetros, la ciudad más cercana es Tumbes.