EL FIN DE LA HISTORIA

Dos cosas que llaman la atención sucedieron durante el último conclave aprista que se llevó a cabo el 5, 6 y 7 de marzo. La primera, el hecho de que nadie en esta palestra por antonomasia que constituyó este encuentro dijese nada sobre la línea política a seguir por la organización que fundó Víctor Raúl Haya de la Torre hace más de ocho décadas. La segunda, el hecho de que entre los cargos que se sometieron a consideración de los delegados, los correspondientes a los miembros de la Comisión de Ideología y Doctrina no fueron considerados.

Para quienes conocen algo de los asuntos que atañen al APRA, estos hechos no podían pasar desapercibidos. No resultó para mí por ende una sorpresa que muchos ahí presentes fruncieran el ceño como quien se pregunta el por qué de ello. No pasó ello inadvertido en todo caso para quien escribe estas líneas. Pues, ¿acaso, me pregunté pensando en voz alta ahí presente, en el APRA las cuestiones concernientes a la ideología y doctrina constituyen hoy un tema redundante? ¿Será, pensé, que quienes han diseñado la agenda del congreso consideren que a este nivel todo está dicho...?

Hoy, como sostuve hace poco en un conversatorio, quiero decir que a este nivel hay mucho aún que decir. Y que por lo tanto en lo que respecta a su ideología y doctrina, la historia aprista no ha llegado a su fin. Muy por el contrario, existe un espacio para lanzar en los meses por venir una propuesta alternativa desde el Partido Aprista Peruano para el país. Ya que pienso, inspirándome en Basadre cuando decía que “el Perú es más grande que todos sus problemas”, que el potencial de la propuesta aprista es más grande que todo lo que hasta ahora le ha ofrecido esta en los hechos al país.

Y que por lo tanto a nivel del proyecto país que se discutirá en las elecciones internas que se llevarán a cabo a fin de escoger al candidato del APRA que nos representará en las elecciones presidenciales del 2011, existe el fundamento ideológico doctrinario para proponer una alternativa de democracia social. Es decir, una opción que dejando atrás los ribetes del modelo neoliberal que ha mostrado sus límites en nuestra sociedad y allende nuestras fronteras, nos permita avanzar hacia los ámbitos de justicia social y libertad que es el escenario a donde se dirige el mundo.

Nada sería más pernicioso económica, social y políticamente para sentar las bases de un país con futuro que seguir con el “goteo” macroeconómico a la hora de pensar en viabilizar nuestro país. El Perú espera de un partido como el aprista mayores niveles de responsabilidad social. Una propuesta pues que encuentre en un Estado reformado y moderno la plataforma de implementación de políticas que potencien humana y socialmente a todos los peruanos sin excepción. Una alternativa de justicia social que repose en la contribución directa de los que más tienen en favor de las grandes mayorías.