Del Castillo es una persona con poder real dentro del Partido Aprista Peruano, tiene en la agrupación de la estrella personas leales y, sobre todo, puede ser un candidato presidencial que ponga en cuestionamiento la hegemonía de García al interior del APRA.
En ese contexto hay que ver las luchas públicas del aprismo: la salida de Aurelio Pastor y la sorpresa en el mandatario que causa el reciente fallo del Tribunal Constitucional (TC) que ordenó la restitución del arancel del 12 por ciento a la importación de cemento.
La salida de Aurelio Pastor del Ministerio de Justicia en términos administrativos es absolutamente inusual. Se pudo ser más cortés en la resolución que, sin exagerar, maltrataba hasta el hecho de querer enfatizar en que se separaba (botaba dicen algunos) a Aurelio del gabinete ministerial.
Si Aurelio no renunció era porque esperaba otro final, amparado en el respaldo público inicial que le había dado Jorge del Castillo desde diversos medios de comunicación, indicando una y otra vez que no debía renunciar. Al final tuvo que retractarse y marcar distancia. La salida de Pastor era, por extensión un mensaje a Jorge del Castillo.
Igual sucedería con el caso de los aranceles y el cemento. Comentan algunos amigos apristas que aquí podría haber más de un entuerto.
El presidente Alan García ha salido a decir que hay mucho dinero de por medio en clara alusión a un sector del TC que tendría cercanía con Jorge del Castillo.
Las leguleyadas que han culminado en el fallo del TC no podrían haber tenido éxito sin los contactos que tendrían algunos abogados con el congresista y secretario general del Partido Aprista. Como dice Caretas, Carlos Mesía ha sido asesor de Jorge del Castillo en el Congreso. Allí está el núcleo del asunto.
Esta es otra etapa de las disputas de estos tiempos al interior del Partido Aprista. Ya no son disputas ideológicas; son pullas repugnantes en donde el dinero es lo que manda.