ESCENARIOS

Alan García confirmó ante el Congreso que la nación y el Estado siguen esperando una profunda reforma, no solo material y legal, sino también espiritual. El Presidente dio a la ciudadanía un mensaje de continuidad con mayor énfasis en lo social pues son los pobres los que deben avanzar más.

No hay omnipotencia en los presidentes contemporáneos. El poder del estado nación está limitado por la globalización y el poder de cada Jefe del Estado es mucho más limitado de lo que era hace dos décadas en materia económica. Hay que entender que el presidente seguramente no ha podido hacer todo lo que hubiera deseado y ofrecido. Pero evidentes logros económicos han sido obtenidos con las fórmulas de mercado y de las inversiones nacionales y extranjeras.

El Perú tiene dos diplomas: el grado de inversión otorgado por Fitch Ratings y Standard & Poor's, que facilitarán el financiamiento y los procesos de inversión. El gobierno de AGP pasó el examen económico mundial, pero en lo social nacional aprobarlo es mucho más difícil y complejo. Demasiadas carencias y un desembalse de expectativas desatendidas forman un círculo vicioso en el que inestabilidad y violencia ponen en peligro democracia y avance económico.

Rumbo económico correcto, resultados buenos pero insuficientes

El crecimiento económico y la reducción de la pobreza indican que Macroeconomía y Microeconomía tienen indicadores positivos, aunque ellos conviven con el descontento y la inconformidad que el Presidente reconoce como legítimos. Sentimientos y sensaciones agudizados por el alza de los alimentos que afecta severamente a los sectores populares, justamente los que pusieron la mayor esperanza en AGP.

Hizo bien el presidente en explicar la dinámica mundial de encarecimiento de precios que plantea un desafío mayor para la acción gubernativa en gestión social y en comunicación. El tema, tan importante como es, escapa sin embargo a la solución inmediata. Incrementar la productividad del agro nacional puede ser lo más eficaz junto al mayor alcance y profundidad de los programas sociales que, a partir de la solidaridad y de la participación, pueden paliar o mejorar la situación de los más afectados por la crisis. Es este el mayor desafío del gobierno junto con el control de la inflación y el impulso a una mejor redistribución. Más fácil es reclamarlo que atenderlo.

El avance del antisistema

La confrontación electoral del 2011 no será entre demócratas y autoritarios, sino entre sistema y antisistema. La democracia y los logros económicos ligados al desarrollo no pueden asegurarse sino hay reducción real del número de pobres y de excluidos.
 
Otro tema crucial para una mayor aprobación presidencial es la lucha anticorrupción. Indispensable el fortalecimiento de los mecanismos de control y de punición, la Contraloría y la Fiscalía de la Nación. La democracia debe ser vigorizada moralmente, nadie está por encima de la ley ni puede existir impunidad bajo ningún concepto. La dimensión ética es fundamental para el gobierno más aún cuando la contaminación fujimorista acecha sin que alcance justificación en los afanes por la gobernabilidad.

El cambio responsable prometido pasa por reforzar el sistema democrático y participativo y no por salir de él o por sabotearlo. Por legitimar la política frente a la economía cuando nuestro país ha superado el autoritarismo, la guerra interna y las dictaduras militares. Lograr la democratización social mediante una mayor disminución de la pobreza y por tanto de la desigualdad. Todo ello impulsado por un Estado renovado, reformado en su rol dirigente y regulador mientras construye la modernidad inclusiva cultural y socialmente hablando. Todo ello se reflejará en una inserción más autónoma en la globalización.

Reforzar la democracia y el sistema implica atacar las diversas formas de exclusión, desigualdad y pobreza que hacen difícil, sino imposible, el ejercicio real de la ciudadanía. El presidente ha afirmado el rumbo económico, la inversión social, la mano firme contra la corrupción en la función pública. Pero falta mucho para que de su mensaje congresal el gobierno obtenga una necesaria inyección de confianza, de apoyo a las líneas matrices que nos ponen en el buen camino faltando todavía mucho por andar.