Juan Luis Cebrián, ex director de El País de España, considera que la sociedad digital ha revolucionado nuestros comportamientos individuales y sociales y significa el comienzo de una nueva civilización.
Un invento ha invadido y cambiado nuestras vidas con una rapidez solo perceptible cuando miramos hacia atrás y vemos el poco tiempo que ha transcurrido y cuan diferente era nuestra comunicación antes del correo electrónico y de la búsqueda digital.
El inglés Tim Berners-Lee hizo público su invento en marzo de 1990. Antes de ello, Internet era solo una herramienta, creada tres décadas atrás por universidades de los Estados Unidos e impulsada por el Departamento de Defensa de ese país, al calor de la Guerra Fría, a la que solo tenía acceso una comunidad reducida de expertos que manejaban complicados códigos de computación.
Cuando Berners-Lee creó el soporte para enlazar la información que había en Internet y simplificó su acceso, independientemente del sistema que se usara, abrió la puerta a la masificación.
Las computadoras eran instrumentos de cálculo y de almacenamiento de datos con complicados sistemas de interconexión. Berners-Lee diseñó un "pequeño programa" que permitió que los documentos de diferentes sistemas fueran accesibles para todos los usuarios en una nueva red en la que se los pudiera vincular.
Lo que creó fue el sistema de hipertexto global (http) que permitió que Internet dejara de ser un mundo de cables y procesadores para convertirse en un espacio virtual donde cualquier usuario, sin ningún conocimiento informático, puede disponer de documentos, música o videos.
Esa sociedad digital creada por Berners-Lee influye sobre todos los aspectos de nuestra vida diaria. En especial influye sobre el periodismo y sus manifestaciones desde que casi toda la información disponible está en Internet y al alcance de cualquier ciudadano conectado al sistema.
El viejo sueño de la biblioteca universal parece cumplido y al alcance de la mano. Un saber seleccionado, archivado, ordenado, dinámico, interactivo, dialéctico, en expansión permanente, muchas veces por intervención de los mismos usuarios.
Los libros, que antes leíamos rápidamente y con avidez, se acumulan en nuestra mesa de noche. Ahora usamos gran parte de nuestro tiempo para buscar información por temas, leer las noticias, revisar el correo, ver videos, escuchar música, consultar enciclopedias, mapas, conversar por Skype o Messenger y escribir o leer blogs.
La red es el verdadero filtro de nuestro acceso a la realidad. El cambio es vertiginoso y sustancial aunque poco reflexionamos sobre cómo se ha producido y sus consecuencias. Nunca habíamos visto un cambio a esta escala y rapidez y todavía no sabemos bien cómo adaptarnos.
EL CIBERACTIVISMO POLÍTICO
La videopolítica que Giovanni Sartori entronizó como categoría para referirse al poder de los medios audiovisuales de formar opinión y elegir a los gobernantes se enriquece con la noción de Ciberpolítica.
Internet revoluciona la política y la academia. El aluvión informativo cambia usos y costumbres. Desde el alumno más pequeño al más grande, desde el ciudadano capitalino al del interior, todos navegan buscando contenidos, palabras e imágenes, lo que nos coloca ante una verdadera revolución de la información y de la política.
La revolución aplicada a la política mundial vino de Barack Obama. No es posible imaginar su ascenso, su nominación como candidato demócrata y su elección a la presidencia de los Estados Unidos sin su campaña en Internet. Con e-mails diarios enviados a sus donantes y adherentes, con informes de cada una de sus actividades y declaraciones. Sus videos en YouTube permitieron al ciberactivista ver desde el más antiguo al más reciente de sus discursos. En el espacio electrónico hizo un permanente balance de su campaña o pidió las donaciones o el apoyo.
Obama cambió la forma de hacer política. Supo proyectar sus calidades de líder carismático y orador excepcional y con ello rompió las barreras sociales y políticas derivadas de su color. No representa a los ciudadanos de origen africano pero su presencia en el más alto nivel de la política mundial contrarresta una discriminación racial que todavía existe en su país con más o menos matices. El que un negro sea presidente de los Estados Unidos significa un inmenso avance contra el racismo que no ocultan muchos blancos.
Con la red, Obama rompió también la gran barrera del voto facultativo o voluntario haciendo crecer la participación ciudadana. Generó su propio electorado, movilizando en especial a los jóvenes, caudal que se adicionó al histórico del Partido Demócrata. Su capital electoral propio, inédito por su dimensión y peso electoral, se debió en mucho al contacto por Internet y fue decisivo para su victoria.
MÁS CERCA DE NOSOTROS
Más cerca de nosotros, las redes sociales se han convertido en la novedad de la campaña presidencial en Colombia y en una especie de nueva plaza pública para los aspirantes que competirán en las urnas este 30 de mayo.
El gobierno ha revelado que la mitad de los 45 millones de colombianos usa Internet lo que facilita este notorio cambio en un país con una larga historia electoral. No han desaparecido los actos políticos de forma tradicional pero los electores están diariamente en Facebook o en Twitter o consultan los portales de Internet para enterarse de lo último.
El oficialista Juan Manuel Santos y el independiente Antanas Mockus están apostando por acumular seguidores e internautas. Aunque nadie sabe si ello se traducirá en votos, es probable que influya muchísimo en los resultados.
"El proceso de formación de la cascada no es ningún misterio: los primeros conectados vinculan a sus contactos que, a su vez, encuentran nuevos contactos hasta convertirse en una red de gran tamaño, sin ningún centro evidente y con muchos núcleos generando iniciativas propias", señala el profesor Boris Salazar, de la Universidad del Valle, en un artículo de la revista Razón Pública que cita BBC mundo.
Hoy sabemos que Hugo Chávez está en Twitter y que moviliza un pequeño ejército de operadores digitales para conectar con los internautas, especialmente con los jóvenes. Nuestro Palacio de Gobierno no se queda atrás y también usa las redes sociales. Estamos ante un modelo que pronto se globalizará y que de hecho renueva la política con un inmenso potencial de cambio.
La experta peruana Maite Vizcarra se refiere en su concurrido blog @techtulia, a las turbas virtuales inteligentes y recuerda como las calles y plazas de Miraflores fueron escenario, en febrero último, de una singular manifestación ciudadana en contra de algunas decisiones del alcalde quien felizmente se mostró abierto a estas expresiones. Un año antes, cruzando el charco, cientos de estudiantes españoles de pregrado se quejaron ante las autoridades universitarias contra el novísimo sistema de acreditación educativa que se aplicaría en toda la Unión Europea, conocido como el Plan Bolonia.
Se trata de acciones, manifiestos, marchas organizadas en pocos minutos, con una efectividad que solo es posible conseguir a través de las redes sociales tipo Twitter, Facebook, además de SMS (short message service). El País los llamó “turbas inteligentes” (smart mobs).
La conclusión es que las nuevas tecnologías permiten repensar el modelo organizativo de los partidos y las fórmulas para el debate programático así como la relación de los líderes con la ciudadanía. Estamos ya ante la política del futuro y hoy es el momento de pensarla. La democracia electrónica y la ciudadanía digital están haciendo su camino.
Toca a las sociedades acometer en profundidad un cambio de estilo y de cultura evolucionando hacia estructuras más abiertas, flexibles e innovadoras que hagan del derecho a la información un valor y un principio de primer orden.