LORI BERENSON, UNA CONTROVERTIDA LIBERTAD

Una noticia consterna a gran parte de la opinión pública en nuestro país. La estadounidense Lori Berenson, condenada a 20 años de prisión por haber participado en la planeación de diversos atentados terroristas junto con otros miembros del extinto Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA), ha sido liberada luego de haber cumplido dos tercios de su condena. Hoy pues la Berenson, tal como dice el titular principal de un diario de circulación nacional, abandonando la celda del penal de Santa Mónica, podría andar “suelta en plaza” por las calles del Perú.

Atrás, por decisión judicial, podrían quedar al parecer los quince años, seis meses y siete días de prisión que esta ciudadana norteamericana ha purgado en cárceles peruanas, por el simple hecho de haber optado por el terror y la violencia a la hora de hacer prevalecer hasta el extremo sus ideas en un país ajeno al suyo. Por delante queda su controvertida libertad y, sobre todo, para el ciudadano de a pie que somos todos nosotros, la acuciante pregunta en torno a la pertinencia de este fallo.

El Perú una vez más, gracias a esta polémica decisión, se confronta ante un doloroso arbitraje que, recordándonos un periodo de nuestra historia que quisiéramos olvidar, debemos de todos modos realizar. Pues a pesar de que los peruanos tenemos el derecho a rechazar con toda justicia el veredicto que se ha hecho hoy de conocimiento público, la realidad judicial se impone y nos recuerda que las sentencias de muchos terroristas se acercan, aunque no como en el caso de la norteamericana, a su fin. De manera que tarde o temprano tendremos que convivir nuevamente con muchos de ellos.

Quienes creían pues, en el contexto de otro escenario político, que la situación de encarcelación constituía la solución a todos los problemas ligados al terrorismo, tendrán que revisar a la baja sus pronósticos. Estos señores, tarde o temprano, como ya algunos de ellos lo han mostrado desde que fueron liberados hace algunos años, buscarán donde mejor saben la manera de canalizar sus ideas y energías... Tenemos ante nosotros la tarea de encontrar la forma de evitar que, en esta nueva oportunidad que la vida les ofrece en libertad, la violencia no sea su opción.

Y si bien es cierto de que no se trata de condenarlos eternamente por crímenes por los que ellos han pagado con la privación de su libertad, no debemos olvidar que la violencia cainita que escogieron como solución acentuó los problemas que ellos mismos rabiosamente denunciaban. De lo que se trata es, aunque no sea el caso de Lori Berenson que en cinco años podrá regresar a Estados Unidos, que estos señores, si de participar en la solución de los problemas del Perú se trata, no escojan nunca más las armas que abonaron más los campos de la pobreza y el hambre en nuestro país.