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REVISTA

OSMÁN MOROTE

Amenaza con ser liberado
En el año 2005, una investigación periodística me llevó hasta el penal Castro Castro, centro de reclusión de decenas de militantes de Sendero Luminoso (SL) que fueron capturados en la época fujimorista. Osmán Morote es uno de ellos y ahora más que nunca recuerdo nuestro encuentro.
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OSMÁN MOROTE

Quizás Morote ya no recuerde mi rápida visita al penal. Era en ese entonces una chiquilla de aspecto más que inocente y que no aparentaba tener más de 20 años. Mi voz y mi contextura delgada hacían de mí una persona que pasaba fácilmente desapercibida en el mar de hombres que recibían a sus familiares a la hora de almuerzo.

En ese momento mi misión era investigar el tipo de vida que llevaban los procesados y sentenciados por terrorismo: su rutina diaria, comportamiento, actitudes e ideas. Al final de esta visita concluiría que los años no han mellado en la ideología de estas personas.

Mi contacto en el penal era un joven quien pidió que lo llamara simplemente “Carlos”. Son extremadamente reservados con sus verdaderas identidades y apelativos de camaradas. Carlos me acompañó durante las casi cuatro horas que permanecí en el lugar, me invitó el almuerzo y también me presentó a Morote.

La celda de Osmán Morote no medía más de tres metros cuadrados. Él me invitó amablemente a ingresar a su pequeña morada, limpia, ordenada, llena de libros. Lo que más me llamó la atención fue uno de los rincones de su celda, que más parecía un pequeño altar, donde se erigía un busto de yeso de Abimael Guzmán.

Morote es, como la mayoría de líderes senderistas, una persona bien hablada. De manera pausada pero con mucho apasionamiento me explicó lo que en ese entonces –y supuestamente hasta hoy- desea su agrupación: una solución política al conflicto armado. Es decir, que Sendero Luminoso sea considerado como una fuerza política y representativa.

En aquel entonces Morote tenía aún un semblante joven y hasta algo fresco, una gran diferencia con el que hemos visto en televisión: canoso, desgastado y con el peso de los años encima. Para él y para los cientos de senderistas recluidos, la lucha aún no había terminado, y la captura de su líder no había hecho más que reforzar sus ideales marxistas, leninistas y maoístas.

Pero sin duda el mayor espectáculo lo observé al promediar las cuatro de la tarde. Los confesos senderistas se agruparon ordenadamente en uno de los patios y con su característico puño en alto empezaron a arengar en favor de su lucha.

Las frases de solidaridad para con Guzmán brotaban como poesía y el proselitismo senderista abrumó todo el penal. Carlos me explicó que los policías les daban la libertad de hacerlo e inclusive ellos tenían el poder de desalojar del patio a cualquier visita que pudiera intervenir en su diario ritual.

Al escucharlos pensé que definitivamente ellos no habían cambiado, que no había arrepentimiento porque justificaban la muerte por alcanzar el objetivo, que según ellos era dar a conocer la voz y el sentir del pueblo. Durante mi visita ellos me lo hicieron saber. La lucha continuaría de ser liberados, aunque quizá con otros medios.

MOROTE LIBRE

Esta experiencia se ha refrescado en mi memoria ahora cuando se habla de una cercana excarcelación de Osmán Morote, ese hombre con actitud pausada pero con grandes motivaciones de continuar la lucha ideológica del senderismo.

Siguiendo el ejemplo de la emerretista estadounidense Lori Berenson, el número dos de SL ha solicitado su libertad condicional o semilibertad ante la dirección del penal de Piedras Gordas, donde está actualmente recluido. Su solicitud fue realizada el 7 de setiembre del año 2009, justo un mes antes de que se anulara el Decreto Legislativo 927.

Este controvertido decreto, aprobado en el gobierno de Alejandro Toledo, permitía que los condenados por terrorismo accedieran a la redención de pena por trabajo y educación, así como la liberación condicional si habían cumplido las tres cuartas partes de su condena.

El abogado de Morote, Sebastián Chávez, informó que su patrocinado no tiene ningún proceso pendiente y que puede aplicar a este beneficio ya que su condena de cadena perpetua fue anulada por el fuero común y fue sentenciado a 20 años de cárcel.

De lograr su objetivo, Morote Barrionuevo, el ex camarada “Remigio”, iría a radicar en la casa de su familia ubicada en Chaclacayo, donde lo recibirían con los brazos abiertos, según ha declarado más de un pariente suyo.

Quien no está nada entusiasmado con el tema es nuestro presidente Alan García. El mandatario ha advertido el impacto que generaría su liberación, tanto que hasta se atrevió a asegurar que los jueces tendrán muchísimo cuidado antes de tomar esta decisión. Recomendación y advertencia.

Como sea que se desarrollen los hechos, lo importante es que las autoridades judiciales decidan con rectitud, basándose en las normas y leyes respectivas, pero sobre todo con conciencia, memoria y criterio. El tiempo lo dirá.

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COMENTARIOS
1 comentarios      
Saludos; me gustó mucho la forma objetiva e inteligente que tienes de escribir sigue adelante, yo respeto y admiro bastante a Osman Morote porque entrego su vida a la lucha por un mundo mejor , ademas porque es una persona de principios firmes y voluntad inquebrantable, como lo a demostrado siempre. Pienso que personas como el son más que necesarias hoy para el Perú y la política, para que la gente no se siga asqueando con la inmundicia de los corruptos de siempre. Libertad a todos los presos politicos!
03 de febrero 2011
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