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Martes 23 de abril 2024   |   Contáctenos
REVISTA

"GRACIAS POR DEJARNOS TRABAJAR"

Desorden en Lima
El autor de esta nota, hace un profundo análisis sobre la situación que atraviesa nuestra querida e histórica Lima. El desorden, el caos reinante nos llenan de frustración. Lea esta opinión y saque sus conclusiones.
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'GRACIAS POR DEJARNOS TRABAJAR'
Empecemos por plantearnos la siguiente pregunta ¿Ustedes creen que lo que sucede en Lima y padecemos todos los limeños sería aceptable en cualquier otra ciudad de América Latina? Tengan la seguridad que no. El rechazo, no violento, sino en términos de opinión ciudadana hace rato que se habría manifestado. En Lima no.  No pasa nada. La ciudad es un caos, padece de una serie de enfermedades sociales, tiene cuestionamientos sobre su manejo, y el alcalde, Luis Castañeda Lossio, goza de aceptables niveles de popularidad. Esto de por sí constituye un problema, pues el alcalde se convence que va por buen camino e insiste en un estilo muy peculiar que está destruyendo la calidad de vida de la ciudad.
 
En Lima no hay planificación y mucho menos respeto por los ciudadanos. De la noche a la mañana se rompe la vereda o pista que tiene al frente de su casa y se deja al abandono hasta que usted proteste. No interesa si usted tiene un pequeño negocio a mitad de cuadra y éste quiebra por falta de acceso, el señor alcalde, metropolitano o distrital, tiene que hacer “obra”. Igualmente no interesa si usted, pensando en su futuro y bienestar, se mudó a un barrio silencioso y residencial rodeado por cuatro o cinco casitas, que brindan un ambiente de tranquilidad y sosiego. De un momento a otro derriban la casa del costado y hacen un edificio, luego la del frente y construyen otro, y el otrora barrio silencioso se convierte en un espantoso lugar donde pululan autos que se unen en aullidos nocturnos cuando suenan sus “alarmas” jamás desconectadas. El barrio silencioso, gracias al señor alcalde, se transformó en Unidad Vecinal o Conjunto Habitacional.
 
Y si de pistas y tránsito se trata Lima está plagada de obras que según los voceros del señor Castañeda van a mejorar la ciudad. “Gracias por dejarnos trabajar” es el mensaje que cual psicosocial nos invita subliminalmente a tolerar. Hay que esperar, nos dicen, es el costo de la modernidad. No es así. El sacrificio es en vano señores. Los embotellamientos seguirán y el caos también ¿saben por qué? Porque se están modernizando antiguas vías y no se diseñan nuevas rutas. ¿Resultado? Caos y embotellamiento garantizado. Y si no me creen pues vayan a darse una vuelta por el by-pass de Habich el cual se ha transformado, por su altura, en una suerte de Mirador desde donde los vehículos pasan el rato mirando el gigantesco embotellamiento que llega a Fiori. Y si desean mas ejemplos pues allí tienen las vías expresas de Javier Prado o Grau, o los corredores de Caquetá, Alfonso Ugarte o Tomás Marsano donde los vehículos transitan en fila y –cómo no- en cámara lenta.
 
El alcalde por cuidar sus niveles de popularidad ha apostado a no meterse con nadie. No les dice nada a los taxistas, que cada vez son más y no tienen ningún control. Como no están empadronados, por culpa de ellos, por su alta siniestralidad las empresas de seguros tienen el pretexto perfecto para elevar el SOAT para todos. No hay forma de diferenciar los vehículos de taxi de los particulares. Igual sucede con las combis. Circulan a su libre albedrío. En contra de todas las tendencias modernas se privilegia el uso del auto particular en lugar de buscar una forma de transporte masivo, colectivo, de calidad. La Avenida Arequipa se ancha en 30 centímetros para que entre un pedazo de combi más. Se pierde así la oportunidad de crear en esta Avenida un Paseo Peatonal de 5 kilómetros donde la gente camine o monte bicicleta para divertirse, estudiar o ir a trabajar. Para elegir el camino de la civilidad hay que tomar decisiones con coraje y pensando en el futuro y esa actitud pareciera que no está en los planes electorales del señor alcalde.
 
“Gracias por dejarnos trabajar” nos dicen los carteles que la Municipalidad de Lima ha colocado por diversos lugares de la ciudad. Tendenciosa frase inspirada de repente en la frase brasileña que justifica a los gobernantes en todo con tal que hagan obra.
 
Es necesario abrir los ojos ante tanto deterioro. Si se permite que continúe este proceso destructivo de lo urbano y la falta de planificación, en pocos meses Lima será una de las ciudades con menor calidad de vida en el mundo. Y lo de Ciudad Jardín habrá que cambiarlo por Ciudad de las Piletas y los embotellamientos.
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