URUGUAY: EJEMPLO DE ENTREGA Y ACTITUD

Más allá de los resultados, por lo demás sumamente reveladores en torno a la calidad del juego desplegado por el combinado uruguayo en los campos de Sudáfrica, hay algo digno, dignísimo, que es importante resaltar. Algo que para quien, incluso un escéptico en lo que a las cosas que suceden en el fútbol atañe, no podía pasar inadvertido y dejarlo, por ende, indiferente. Un hecho ante el cual nadie que tenga en alto, independientemente de su interés por el fútbol, lo que es la entrega y la pasión a la hora de ejecutar lo que se hace puede sustraerse. He ahí la esencia.

Ya que lo que el histórico martes 6 de julio por la noche mostró la selección charrúa fue la entrega llevada a niveles insospechados. Once jóvenes, durante los más de 90 electrizantes minutos que duró la contienda contra la nueva versión de la Naranja Mecánica, dieron todo lo que humanamente podían dar en aras de acceder al estadío más alto en un mundial: la gran final. Y aunque la fortuna en esta oportunidad les fue adversa; su derrota, sin desmerecer a su adversario, tuvo un increíble sabor a victoria para Uruguay sin duda, pero también para todo un continente.

Estos bravos muchachos, bajo la señera dirección de Oscar Tabárez, emocionándonos hasta más no poder, nos ilustraron sobre lo que ponerse la camiseta de la patria que a uno lo vio nacer significa. Sobre la necesaria actitud que cualquier jugador debe mostrar cuando tiene la responsabilidad de hacer realidad las expectativas que millones detrás de ellos depositan plenos de ilusión en lo que puedan hacer. Uruguay, país pequeño en superficie, nos ha mostrado con esta pléyade deportiva, una forma de hacerse grande ante los ojos del mundo.

Una pregunta se impone. Ya no para planteársela a los uruguayos, pues ellos han adelantado con los hechos una respuesta, sino mas bien para nosotros los peruanos. A saber si existe esa capacidad de entrega y de organización deportiva para sacar adelante una iniciativa a nivel colectivo en el Perú. Si podremos en un futuro aceptemos no inmediato plantear algo diferente a todo lo que hemos lamentablemente experimentado en las últimas décadas en el país: un proyecto realista que le permita a nuestra patria aspirar justificadamente a un sitial en el escenario deportivo.

Claro que sí. El Perú ha demostrado que si de individualidades se trata, existe la materia prima, vale decir el potencial y el talento individual para echar a andar un proyecto de tal envergadura y ambición. Alguna vez ya lo ha hecho. Solo es cuestión de ponerse a trabajar en una estructura sólida que nos permita propulsarnos hacia el futuro. Ah, sin olvidar que nunca debemos dejar de emular la incondicional entrega, la garra charrúa, que nos hizo soñar en este insólito mundial sudafricano. Pues sin una nueva actitud nada se consigue.