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REVISTA

Ética y política en democracia

A propósito de la campaña electoral municipal
La relación entre ética y política en democracia suele ser tensa y peligrosa para quienes buscan imponer valores morales colectivos y preservarlos en la medida de lo posible. Peligrosa para autoridades que desde el lado de la justicia y la honestidad se embarcan en acciones que atacan fuertes intereses.
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Ética y política en democracia

En este sentido, destaca la fiscal de la Nación, Gladys Echaíz, quien con temple y calidad cumple con imponer justicia y valores éticos en democracia. No dudamos de las presiones que estará resistiendo ni del apoyo que desde la decencia está surgiendo en torno a su ya emblemática figura.

Y es que nadie que se pretenda correcto puede aceptar el fuerte relativismo moral que se refleja en frases cotidianas que afirman que no importa que robe pero que haga obra.

Desde otro extremo, las acusaciones de inmoralidad y corrupción se convierten en cortina de humo que no deja espacio a las propuestas, que abre puertas al circo mediático de ataques y respuestas, descalificaciones y escándalo. Muchas veces acusaciones infundadas buscan eliminar adversarios y lo hemos vivido.

La dimensión ética existe más allá de un aprovechamiento burdo. La ética no es un mero adorno del ejercicio del poder o un recurso efectista de ataque para luego navegar en las zonas grises de la corrupción que permite mirar a otro lado cuando se descubren gruesos intereses detrás de la política.

Cuando la corrupción ha crecido enormemente, incluso en sociedades que se caracterizan por su transparencia, solo la ética puede poner límites al desenfreno egoísta con el que parecen moverse los políticos.

Podemos preguntarnos hoy, al igual que lo hiciera Weber en 1919, ¿cuál es la verdadera relación entre ética y política? Y la respuesta sigue siendo difícil y compleja. No se trata de la noticia del día en que un gesto loable de transparencia como el de Lourdes Flores sacude a quienes han hecho de la opacidad una forma de vida. Se trata de activar mecanismos legales, sociales y políticos que pongan coto al aprovechamiento del poder una vez llegado a él. 

Desde Maquiavelo se hizo evidente que el objeto de la política es el poder que se disfraza de servicio público, de generosidad y de desprendimiento, aunque cuando se llega a él comienzan a pagarse las hipotecas contraídas para el financiamiento de las campañas.

MODELO A COPIAR

El antídoto debe ser copiar modelos electorales europeos con campañas muy cortas, con subvenciones estatales de acuerdo a la representatividad de los partidos que presentan candidatos sin alimentar financieramente el protagonismo de los medios de comunicación masivos que en países como el nuestro se convierten en los grandes electores levantando o eliminando figuras.

Y es legítima la búsqueda del poder siempre que se subordine a la ética y a la vigilancia ciudadana, a la rendición periódica de cuentas, a la fiscalización permanente, pues la asimetría que le es propia lleva a excesos y aprovechamientos que son moneda corriente ahora y en el pasado cercano de la funesta década fujimontesinista.

Un buen gobierno está regido por la búsqueda de la eficacia, pero no a cualquier precio. El imperativo categórico de cumplimiento del deber de Kant es un buque insignia de toda actividad humana y la política no es la excepción; debería ser el primer espacio de aplicación en la medida que compromete el destino de millones de seres humanos.

Por ello hay que aplaudir los esfuerzos del presidente del Jurado Nacional de Elecciones (JNE), Hugo Sivina, quien no solo promovió oportunamente el Pacto Ético Electoral para evitar que la presente campaña electoral de cara a los comicios del 3 de octubre se convierta en un circo de agravios y defensas, sino que permanentemente llama la atención sobre lo deseable y lo prudente.

Como bien ha dicho “será el pueblo el que juzgará” en momentos en que se formulan diversas críticas y cuestionamientos entre algunos candidatos a la alcaldía de Lima. Partidos políticos, movimientos, alianzas y personas que hacen política deben enfocarse en las propuestas de desarrollo dentro de las cuales las esenciales deben enfocar la inseguridad ciudadana y por supuesto la lucha contra la corrupción.

Estamos a tiempo, a casi 60 días de las elecciones, de revertir la tendencia al sensacionalismo. Una campaña madura permitirá conocer programas y proyectos. En palabras del presidente del JNE: “Discutir ideas, sus programas de trabajo, sus proyectos, que deben significar el desarrollo del país, el apoyo a los que más necesitan”. Más claro y oportuno no puede ser.

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