Jueves 25 de abril 2024 | Contáctenos
A poco más de cinco semanas del 3 del octubre, día en el que los peruanos elegiremos a quienes conducirán nuestro destino a nivel local y regional, el escenario de miras al primer domingo del llamado mes morado se encuentra en un franco proceso de clarificación. Los protagonistas de la contienda, es decir los candidatos y los electores, van ocupando lenta pero sostenidamente el lugar que les corresponde. Esto, más allá de las 36 tachas que han sido resueltas y el desproporcionado número de 130 que queda aún por resolver en el cortísimo plazo legal de siete días.
Y aunque oficialmente la campaña arranca una vez que las dudas legales hayan sido despejadas gracias, esperemos, a lo que debe ser un manejo docto y minucioso del proceso de observación en el que se encuentran sumidas las candidaturas sometidas a tacha, al menos en la capital, el laboratorio electoral por antonomasia a nivel nacional, la correlación de fuerzas a nivel electoral delimita a priori sus alcances. Ya sin la presencia definitiva del candidato de Cambio Radical, Alex Kouri, y de la abrupta renuncia de su candidata a teniente alcalde, Yvonne Frayssinet.
La lucha voto a voto por el sillón de Nicolás de Ribera, mas allá de la presencia dinamizante del pastor Humberto Lay de Restauración Nacional, Luis Iberico de Alianza Para el Progreso y de Fernando Andrade del municipalista Somos Perú, se anuncia, al menos por el momento, fundamentalmente femenina y encarnizada. Susana Villarán de Fuerza Social y Lourdes Flores de Unidad Nacional se han convertido hoy por hoy en las dos principales contendientes de una campaña electoral que, valgan verdades, carece de creatividad y, hasta podemos decir, de energía.
Quién hubiera imaginado esto hace unas semanas. Cuando las candidaturas de Alex Kouri y Lourdes Flores facilitaban hasta cierto punto la tarea del elector al tener que escoger básicamente entre ellos dos, reduciendo así la preferencia electoral de los demás candidatos a ínfimos porcentajes. Nadie... Todos aquellos que en su momento hicieron vaticinios y, sobre estos elaboraron prematuras proyecciones, ajenas o propias, basándose en ese escenario, tendrán que poner irremediablemente las barbas en remojo. La política con sus propias reglas los ha sorprendido a contrapie.
Así las cosas, es importante decir que si algo sale fortalecido hasta este momento en estas primeras lides, que duda cabe, esto es la política. Pues para nadie es un secreto que el ambiente electoral, al menos el capitalino, se había hasta cierto punto enrarecido debido a una contienda que para muchos se presentaba digitada y carente de todo aquello que le da gusto a la vida: el factor sorpresa. Más aún cuando este viene de la mano con actores que, luchando por un sitial de preeminencia en las preferencias de los electores, permiten renovar los rostros y también los discursos.
