Sea cual fuere el resultado que obtenga en las urnas el domingo 3 de octubre Susana Villarán, esta limeña de 63 años de edad, candidata del partido Fuerza Social al sillón municipal de Lima Metropolitana, habrá logrado posicionarse como la lideresa de un movimiento que, desde la izquierda hacia el centro, aglutinará, sino aglutina ya, a un importante sector del electorado que apuesta por un proyecto que, siendo local en esta coyuntura electoral, busca sentar las bases, a decir de los que la apoyan, de una alternativa que identifican con el cambio en la política peruana.
Quién hubiera pensado que esta trajinada política miraflorina, quien en anteriores oportunidades obtuvo como premio a su esfuerzo tan solo modestos porcentajes en el total de los votos emitidos, en esta ocasión, con un Alex Kouri defenestrado, se convertiría, de la noche a la mañana, en la candidata que encarna el dinamismo en esta lid electoral. La Villarán, como muchos la llaman para referirse a su candidatura, a decir de los dos últimos sondeos de opinión, el de Apoyo y el de IMA, sino ha superado ya a Lourdes Flores, le está en todo caso pisando, pero pisando, los talones.
Y ante el hecho de que uno de cada cuatro electores en Lima Metropolitana no ha decidido aun por quién emitir su voto este primer domingo de octubre, se puede decir sin temor a equivocarse que nada está dicho y que, por ende, el escenario insospechado hace tan solo algunas semanas, para desesperanza una vez más en lo que va de la carrera política de la candidata de Unidad Nacional, no puede ser, de plano como intenta hacerlo esta última, descartado. Susana Villarán puede hacerse de la victoria, derrotando así a la hasta hace poco favorita en las encuestas.
Y si por cosas propias al destino en el ámbito de la política, esta educadora y periodista no fuese retribuida en las urnas como desea a inicios del mes morado, para nadie resulta un secreto que se convertirá muy probablemente en una seria aspirante para suceder a Alan García Pérez en el sillón presidencial. Esto último, para preocupación y desesperanza de todos aquellos que no ven hasta ahora otra forma de mantenerse en las riendas del poder que no sea a través de la que consiste en polarizar electoral y, por ende, políticamente a nuestra sociedad.
Susana Villarán pues, quizás sin habérselo propuesto, nos muestra que existen las condiciones iniciales para que desde el centro izquierda del espectro político, una nueva alternativa se someta a consideración de la mayor parte de nuestros compatriotas que están hartos de saber que cada cinco años deben votar contra alguien, en lugar de poder escoger a quien deseen con libertad. No le faltan razones a quienes se preguntan, pensando en abril de 2011, si a la Villarán, tal como están las cosas, le conviene ganar sí o sí esta elección municipal.