Desde nuestro punto de vista, el problema obliga a una acción concertada de las naciones integrantes del Convenio de la Vicuña (Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador y Perú). Se requiere trabajar coherentemente en los niveles jurídicos e institucionales para afrontar un tema que involucra, necesariamente, la respuesta conjunta de los países víctimas de la matanza de la especie con la lana más fina y valiosa del mundo.
Estamos convencidos que debe –en el ámbito nacional- consolidarse la participación de los comités comunales y brindárseles capacitación, recursos económicos y elementos logísticos adecuados para enfrentar las bandas organizadas de cazadores.
Además, debieran establecerse mecanismos más eficientes de coordinación con la Policía Ecológica, elaborarse un ordenamiento legal más estricto y desarrollar programas de capacitación para las instancias encargadas de la administración de justicia, con la intención de brindar información actualizada sobre la legislación en esta materia.
Es preciso fortalecer la capacidad de gestión de las comunidades andinas que han sido víctimas de un manejo gubernamental asistencialista y embrutecedor que ha bloqueado su autonomía. No olvidemos que, durante la década pasada, se utilizó las expectativas y reivindicaciones de las agrupaciones campesinas como instrumento de presión política por parte de las entidades estatales involucradas con la vicuña.
Consideramos que se deben realizar esfuerzos para rehabilitar la institucionalidad de las colectividades andinas, afectadas por la influencia y orientación política de las autoridades del sector agricultura. Dentro de este contexto, es importante iniciar una gestión transparente y democrática en la Sociedad Nacional de la Vicuña, que permita a sus integrantes (las comunidades campesinas) canalizar sus demandas en relación al usufructo que deben recibir por el aprovechamiento de la fibra de vicuña.
También, este dilema compromete la asistencia de la comunidad conservacionista mundial. Es conveniente que se presenten proyectos en los organismos internacionales que luchan contra el tráfico ilegal de especies silvestres. La comercialización internacional de las confecciones y telas de vicuña provenientes de la fibra esquilada en vivo, constituye un aporte importante para las estrategias que deben diseñarse para afrontar el contrabando de lanas en el mercado europeo.
Este conflicto es una seria amenaza para el futuro de las asociaciones rurales dedicadas a la conservación, manejo y usufructo de la vicuña. Es indispensable concertar estrategias a nivel nacional y regional a fin de detener el peligro que está mermando las posibilidades de incorporar este recurso en su desarrollo económico y social.
Por Wilfredo Pérez Ruiz
Docente, conservacionista, consultor en temas ambientales, integrante del Instituto Vida y ex presidente del Patronato del Parque de Las Leyendas – Felipe Benavides Barreda.
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