Como se sabe, el genio argentino escribió cuentos, relatos y poemas, pero se abstuvo de intentar con la novela porque decía que él mismo no leía novelas ya que le parecía un género narrativo que adolecía de una característica fatal: la abundancia de ripio.
Debido a esto, Borges escribió, hasta su muerte, en 1986, un puñado de cuentos y poemas magistrales, demasiado perfectos, con las palabras exactas y precisas, sin ripio, pero también, algunos, sin alma.
Vargas Llosa, por su parte, ha escrito cuentos, novelas, teatro, ensayos literarios, periodísticos y políticos. Además, sus teorías en torno a la técnica de la narrativa y al oficio mismo de escribir se encuentran tan frescas como la lechuga del Chapulín Colorado.
Aunque para los fanáticos de Borges suene a blasfemia, el conjunto de cuentos, relatos y poemas del argentino resulta empequeñecido ante la monumental obra de Vargas Llosa, que abarca todos los géneros literarios.
El Nobel a Vargas Llosa, también, deja en claro que su contribución a la literatura, al universo de las ideas y a la causa de la libertad del ser humano es de mayor estatura y más imperecedera que la contribución que pudo haber hecho en su momento Gabriel García Márquez, otro grande de la literatura latinoamericana.
Al colombiano le fue concedido el Nobel en 1982, en esa época remota cuando la Cuba de sus amores todavía era gobernada con mano férrea por Fidel Castro, que hoy se encuentra con las maletas hechas para trasladarse irremisiblemente al otro barrio.
Si hace treinta años Remedios la Bella era la mujer más hermosa del mundo, hoy, en el 2010, da tristeza ver cómo ha envejecido, del mismo modo que resulta doloroso constatar que el genio de Aracataca ha sido incapaz de escribir aunque sea un cuento que iguale la contundencia de sus primeros libros.
Vargas Llosa no necesitaba el Nobel para ser considerado uno de los grandes escritores contemporáneos. Pero quizás el galardón haya servido para confirmar lo que algunos no tienen aún totalmente claro: que Vargas Llosa está, hoy por hoy, unos peldaños por encima de Borges y García Márquez en el podio de la literatura latinoamericana y que, con el paso de los años, no hará más que ascender unos peldaños más.
Foto: Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa