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REVISTA

EN BUSCA DE LA BICAMERALIDAD

¿Retroceso o cambio histórico?
Luego de varias postergaciones el Congreso de la República debatirá a finales del mes de mayo el dictamen que propone el regreso a un sistema legislativo bicameral. Este acuerdo ha generado de inmediato la reacción de las bancadas parlamentarias que, a favor o en contra, ya están levantando el polvo que caracteriza a esas sesiones maratónicas en el Pleno del Congreso. Esperemos que esta vez, la balanza se incline finalmente por lo mejor para todos los peruanos y que las razones en pro y en contra de la bicameralidad se reflejen en un debate alturado.
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EN BUSCA DE LA BICAMERALIDAD
UNA HISTORIA DE INTENTOS
 
Desde la caída del régimen fujimorista, hacia fines del año 2000, han sido varios los intentos que se han llevado a cabo por regresar al Sistema Bicameral, siempre en el contexto de debates no libres de apasionamientos. No obstante, fue solo en el año 2007 cuando finalmente se aprobó el dictamen de la Comisión de Constitución del Parlamento que contempla el cambio de una estructura Unicameral por otra de naturaleza Bicameral.
 
El proceso de diseño de esta propuesta que se someterá a debate en el Pleno del Congreso de la República y suscitará, sin duda, fuegos cruzados en la política nacional, se inició con la creación de la Comisión de Estudio de las Bases de la Reforma Constitucional del Perú. Cuando 28 constitucionalistas y expertos en diversas ramas del derecho se pronunciaron públicamente a través de un manifiesto en favor de la Bicameralidad hace más de un lustro.
 
Como consecuencia de esto, en el marco del periodo parlamentario 2001–2006, se ensayaron varios intentos de reforma constitucional que contemplaban el retorno de la Bicameralidad. Este fue el caso del debate parlamentario que se suscitó sin un final feliz en el año 2003, así como el que se produjo, consecuencia del anterior, en octubre de 2004, cuando se debatieron proyectos de ley sobre Bicameralidad, contando para esto con la opinión de connotados constitucionalistas.
 
Dos meses después, a fines de este mismo año, se aprobó por mayoría simple el dictamen que proponía el regreso a un Parlamento con dos cámaras, tal como indicaba la última constitución que determinaba este aspecto, la de 1979. Desde entonces, tras algunos intentos, este documento fue encarpetado, durmiendo el sueño de los justos, hasta que nuevamente ha sido puesto sobre el tapete, esperando ser debatido el próximo mes de mayo tal como está programado por la Mesa Directiva.
 
SOBRE LA PROPUESTA
 
El dictamen cuenta con más de 70 páginas, recoge muchas de las características del Parlamento de la Constitución de 1979 y otras que son importantes destacar, como el deber de la Cámara de Diputados de acusar ante el Senado a cualquier autoridad pública que cometa una infracción contra alguna norma constitucional. Mientras que por el lado de la Cámara de Senadores, de acuerdo a este dictamen, le correspondería elegir y ratificar los cargos, para de esta forma equilibrar la representatividad del poder en el Parlamento.
 
En su libro “La Opción del Bicameralismo en la Reforma Constitucional”, el constitucionalista Enrique Bernales Ballesteros sostiene que los Parlamentos de aquellos países latinoamericanos que tienen una población de más de 13 millones de habitantes, han optado por un Sistema Bicameral. Pues como en el caso del Perú, que cuenta con una sola cámara parlamentaria de 120 congresistas en un escenario demográfico de más de 27 millones de habitantes, se plantea un problema de representación real. Esto tiene sentido cuando, ejecutando una simple división entre la población total y el número de congresistas, nos preguntamos con el resultado a la vista, cómo un solo parlamentario puede representar a más de 230 mil peruanos.
 
Y aunque esta dinámica si parece resultarle a un país como China –siendo el país más poblado del mundo tiene un Congreso Unicameral- no se debe olvidar que no detenta un régimen político democrático y que por lo tanto no es difícil generar un “acuerdo” para aprobar una ley.
 
Para el constitucionalista Francisco Eguiguren, una Bicameralidad legislativa sería lo correcto en el Perú a fin de combinar la representación regional con la de carácter nacional, creando al mismo tiempo las posibilidades de un trabajo más especializado en el seno de las labores parlamentarias. El aporte de Eguiguren es significativo en cuanto considera que los diputados deben ser líderes locales o regionales, mientras que los senadores deben ser aquellos que tienen una proyección más nacional.
 
Pero al margen de lo que se establece en el dictamen, es necesario ser vigilantes para que ambas cámaras, de ser aprobado el mismo, no realicen las mismas funciones y termine cayéndose en el impase constitucional de la duplicidad. Pues la Cámara de Diputados deberá tener una labor de fiscalización, interpelación y censura, mientras que la de Senadores debe constituirse en el filtro de revisión, modificación y perfeccionamiento de las leyes.
 
NO TODO ES POSITIVO
 
Como es costumbre, también hay voces discrepantes en cuanto al posible retorno de la Bicameralidad. Algunos expertos consideran que uno de los riesgos que se corre de regresar a las dos cámaras radica se encuentra en el hecho de generar una división de poderes entre ambas. Es decir, dar más prerrogativas a una que otra según las circunstancias. A esto se suma el hecho del mayor tiempo requerido para aprobar una ley, haciendo que el control ciudadano se subordine al “control entre las cámaras”.
 
Imposible en este contexto no recordar a Benjamín Franklin, partidario de la Unicameralidad en los momentos iniciales de los EEUU, quien sostuvo que “La Bicameralidad es como una carreta jalada por dos bueyes (…) un buey puede ir a la derecha y el otro a la izquierda. Si ambos van en paralelo, uno sobra”. ¿Sabía por qué lo decía? En todo caso, este es un elemento a tomar en cuenta a fin de no se cometan errores de instaurarse nuevamente el Sistema Bicameral.
 
Las posiciones en las bancadas parlamentarias se definen, y aunque parece que la balanza se inclina por la aprobación del dictamen de fines de 2004, nada estará dicho hasta escuchar el debate en el Pleno del Congreso de la República, que esperamos recoja el sentir del pueblo peruano, que sólo desea un Parlamento verdaderamente productivo y eficiente, libre de la cotidianidad de los escándalos y, sobre todo, con verdadero corazón peruano.
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