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REVISTA

FENÓMENO SOCIAL SIN FRONTERAS

La Cumbia Peruana
Movilizan a multitudes deseosas de diversión, ávidas de ser envueltas en ese frenesí que la ahora mundialmente cumbia peruana transmite, tocando las fibras íntimas de cada ser que se mueve al compás de su contagiante ritmo y letra sentimental, que hoy, como antaño, cruza una vez más las fronteras.
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FENÓMENO SOCIAL SIN FRONTERAS
Para muchos, la cumbia constituye un fenómeno social que arrasa con todo lo que encuentra por delante, llegando a superar a grandes géneros bailables. Auténtico género musical peruano, congrega a sus numerosos fanáticos en locales de diferentes conos de la capital. En los hoy llamados Lima norte, sur, este y, hasta en el mismísimo oeste.
Es más, esta cimbreante, briosa y pegajosa melodía musical, por donde penetra a lo largo y ancho de nuestro territorio, conquista y hace suyos -desde que nació hacia finales de los 60s-, uno tras otro los lugares que visita sin distingo alguno de clase socioeconómica.
Este 2008 se cumple el 40 aniversario de su nacimiento, pues de acuerdo a los entendidos, esta mixtura de la música tropical con la andina e, incluso, la criolla, que es la cumbia en su versión peruana, nació en 1968. Se atribuye al músico bajopontino Enrique Delgado Montes, líder del grupo Los Destellos, la paternidad del entonces nuevo género musical, pues gracias a composiciones suyas como Muchachita Celosa, Caminito Serrano, El Avispón, Jardín de Amor, Elsa e Isabel, por citar solo algunas, haría, como dijo un poeta, camino al andar.
LOS PRIMEROS TIEMPOS
Mucha agua ha pasado debajo del puente desde que Delgado Montes con sus Destellos dio, alegrando a rabiar a quienes hacían suya esta melodía, satisfacción a la necesidad artística de un grupo social que irrumpía dinámicamente, para siempre, en la sociedad peruana de entonces, en una Lima emergente, donde se dio un encuentro étnico, social y cultural del migrante que huía de la pobreza que lo agobiaba en el interior del país.
No pasaría mucho tiempo, para que otras agrupaciones, siguiendo el ejemplo de Delgado, hiciesen sonar esta música en todos los ambientes, sin distingo de razas ni clases, elevando a la cumbia peruana al pedestal de fenómeno social. A tal punto que hoy, cuatro décadas después de su creación, no haya prácticamente matrimonio, cumpleaños, fiesta social, pollada, aniversarios institucionales, en los que esta variedad de música tropical, se escuche e imponga su baile.
De haber sufrido esta corriente musical la dura discriminación en la ciudad capital, al considerársele despectivamente como “la música melancólica de los migrantes”, siendo relegada junto a la música folklórica al rango de “otra categoría”, hoy la cumbia peruana invade y hace suya discotecas, donde nunca, hace algunos años, uno hubiese imaginado que se podría haber danzado al compás de esta. Hoy no resulta extraño escucharla en las exclusivas discotecas del balneario de Asia, al sur de Lima, así como en Miraflores y San Isidro.
Atrás quedan, cual anécdotas, la negación de las radios que no tomaban en cuenta a la cumbia peruana en su programación, pretendiendo en esa forma negar lo que resultaba evidente a todas luces como consecuencia de las grandes concentraciones en los distritos de Villa El Salvador, Villa María del Triunfo, Comas, Independencia, Ate Vitarte, El Agustino y otras zonas periféricas de Lima. Hoy, a diferencia de antaño, no solo la radio sino también la televisión se disputan la presencia de una agrupación cultivadora de este género musical.
Es así que grupos musicales que hasta hace algunos años eran conocidos solo al interior del país o por sectores sociales eminentemente focalizados en Lima, tales como el Grupo Cinco, Agua Marina, Kaliente, América, Los Caribeños, Los Dados, Armonía 10, por citar algunos; ahora, dada su presencia en los medios de comunicación masiva como son la radio, la televisión y hasta Internet con la magia de su ciberespacio, son conocidos por el gran público no solo a nivel nacional sino también a nivel internacional.
No queremos imaginarnos que hubiese sido del impacto de este género musical de haber contado los primeros grupos cumbiamberos como Juaneco y su Combo, Los Ecos, Los Beta 5, Los Girasoles, Manzanita y su Conjunto, Los Ilusionistas, Los Mirlos, así como Los Diablos Rojos, el célebre Chacalón, Los Shapis, el Grupo Guinda, El Cuarteto Continental, Los Walkers, Pintura Roja, Pascualillo, los trágicamente desaparecidos Néctar, con todos los avances que el desarrollo de la tecnología de la información ha puesto al servicio de la comunicación.
Este género musical que recogió las vivencias de los miles de migrantes provincianos que se trasladaban a la capital en busca de un mejor porvenir, y que cubría con su manto musical el espacio geográfico de los barrios populares y de los entonces pueblos jóvenes de la capital de nuestro país, constituyó –y lo hace aún- una suerte de radiografía social que deja entrever, a través de sus letras y música, las dificultades que se padecen en una metrópoli como Lima.
Así, cada fin de semana, en innumerables locales, se encuentra ahora un motivo muy especial para ‘dejar salir ese otro yo’, arraigado en lo más profundo de nuestro interior, gracias a la acción que ejercen en nuestra psicología las composiciones de los grupos tropicales que le cantan al campesino, al trabajador informal, a la mujer y tanto al joven como al adulto, describiendo, haciendo uso de la imaginación y la alegoría, la vida cotidiana, el amor, el odio, la decepción y, también, la felicidad del pro- vinciano que está presente no solo en la provincia, sino también en o detrás de cada limeño en la ciudad capital.
No fueron pues en vano los innumerables esfuerzos de Los Destellos, “La Universidad de la Cumbia peruana”, y de sus hijos adoptivos Los Girasoles, que desde los populares jirones Virú y Ayabaca del distrito del Rímac impulsaron esta nueva corriente musical, cuya calidad rítmica y melódica se enriqueció con el pasar de los años gracias a la incorporación de las trompetas y órganos electrónicos en su instrumental, tal como señala “Santiago”, un fanático del Grupo Cinco, quien añadió que con una ‘chela’ en mano –nombre con el que se conoce a la cerveza en el ambiente popular- uno no puede dejar de tararear esta música.
Aunque el crédito inicial lo tiene Enrique Delgado Montes al iniciar verdaderamente esta corriente musical en el Perú que es el resultado de la fusión del mestizaje del costeño, serrano y selvático en nuestra patria, el gran mérito lo tienen las sucesivas promociones de cumbiamberos que han erigido a este ritmo integrador de nuestra nacionalidad al estatus de corriente musical por derecho propio, ganado a fuerza de coraje y de una perseverancia que hace mover montañas o, mejor dicho, como se dice refiriéndose a la cumbia del desaparecido Chacalón: “Cuando canta Chacalón los cerros bajan”.
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